OTRA PERSPECTIVA
Distopías Mexicanas III: CURP Biométrica y la
Distopía Codificada
Opinion de Jose Rafael moya Saavedra
En el
mundo de Chimal, ya estamos dentro
“No
había cámaras visibles, pero todos sabían que estaban siendo observados.
No había barrotes, pero nadie cruzaba las puertas sin permiso.
No había dictador, pero el sistema decidía a quién silenciar…”
"La noche en la zona M", Alberto
Chimal”
En los relatos de Alberto
Chimal, la amenaza no lleva uniforme. Se esconde tras pantallas, servidores,
bases de datos y términos de servicio. No grita. Susurra desde algoritmos que
predicen, controlan y condicionan. Sus protagonistas no siempre son héroes,
sino personas comunes que caminan entre dispositivos, redes y sistemas que los
definen, clasifican… y los pueden borrar.
Hoy, la literatura de
Chimal parece menos ficción que prólogo.
El 16 de julio de 2025, México
dio un paso sin retorno hacia una versión oficial de ese universo: nació la
CURP biométrica. No fue una novela, fue un decreto. Desde entonces, todo
ciudadano debe entregar su rostro, sus huellas, su iris, su firma digital… para
existir legalmente.
Ya no basta con ser mexicano. Hay que ser codificado.
I. CURP Biométrica en México: Realidad y
Polémica
Desde el 16 de julio de 2025,
el gobierno federal exige que la Clave Única de Registro de Población (CURP)
integre datos biométricos obligatorios: fotografía, huellas dactilares, escaneo
del iris y firma digital. Esta medida, promovida por la administración de la
presidenta Claudia Sheinbaum, es ya el documento nacional de identidad de
aceptación universal para trámites públicos y privados.
La ley establece que esta CURP
será obligatoria para trámites escolares, médicos, bancarios, laborales y
de todo tipo (Artículo 91 Bis de la Ley General de Población). Aunque la
narrativa oficial habla de modernización y seguridad, la medida ha encendido el
debate sobre vigilancia estatal, derechos humanos y privacidad.
¿Marca de la bestia? ¿O distopía codificada?
No hay referencias religiosas
ni chips implantados. Pero hay una centralización total de la identidad
ciudadana desde la infancia, en una plataforma nacional única. La medida
plantea un modelo de vigilancia más ambicioso que el de cualquier otro país latinoamericano.
Organizaciones de derechos
humanos han advertido sobre los riesgos de abuso, hackeo, falta de controles
independientes y posible discriminación algorítmica. Lo que para algunos es
avance digital, para otros es el umbral de una nueva forma de sometimiento.
II. La literatura mexicana ya lo había
advertido
Los autores mexicanos de
literatura distópica no imaginaron este escenario en vano. A través de
personajes, tramas y universos controlados por la tecnología, anticiparon
muchas de las preocupaciones que hoy se materializan con la CURP biométrica:
Carlos Fuentes
- "La
silla del águila" (2003) y "Cristóbal
Nonato" (1987): futuros controlados por
Estados hipervigilantes, manipulación tecnológica, identidades rastreadas.
La política y la tecnología como dupla autoritaria.
Homero Aridjis
- "La
leyenda de los soles": ciudades en ruinas,
vigilancia opresiva, resignación colectiva. La CURP biométrica encajaría
naturalmente en estos escenarios.
Alberto Chimal
- "Los
atacantes", "La noche en la zona M":
vigilancia digital, miedo difuso, algoritmos que deciden sin rostro.
Relatos donde la CURP no sería una herramienta neutra, sino una
amenaza silenciosa.
Guadalupe Nettel
- “El
Sopor” Obra centrada en la pérdida de privacidad
emocional y el aislamiento generado por la tecnificación de la vida
cotidiana.
Elisa de Gortari
- "Todo
lo que amamos y dejamos atrás" imagina un México
del futuro después de un apagón global donde no existe la electricidad, la
Tierra está rodeada de anillos planetarios y las sociedades deben
reinventarse tras catástrofes climáticas y tecnológicas
Eve Gil
- "Virtus"
(2008): manipulación mediática y tecnológica del
poder presidencial, hologramas como símbolo del control simbólico. La CURP
como construcción del sujeto digital.
Gerardo Porcayo
- "La
primera calle de la soledad" (1993):
primer cyberpunk mexicano. Vigilancia constante, redes opresivas,
despersonalización digital.
Guillermo Lavín
- "Él
piensa que algo no encaja" (2014): realidad aumentada,
percepción filtrada, alienación tecnológica.
Pepe Rojo
- "Punto
cero", "Ruido gris": algoritmos,
manipulación digital de identidades, erosión total de privacidad.
Bef (Bernardo Fernández)
- "Ojos
de lagarto": cyborgs, redes de vigilancia,
cuerpos administrados por tecnologías invasivas.
III. Elementos recurrentes en la distopía
mexicana
- Sujetos
identificados y rastreados desde la infancia.
- Ciudadanos
resignados a la vigilancia.
- Rebeldes
marginales que resisten desde los márgenes.
- Funcionarios
que perpetúan el sistema.
- Estados
que justifican el control total con el argumento de la seguridad.
La CURP biométrica no
es ficción. Es la institucionalización de todos estos elementos. Es el paso
legal que convierte al ciudadano en dato, al cuerpo en expediente, a la
identidad en propiedad estatal.
IV. Qué hacemos cuando el código se convierte
en patria?
La literatura mexicana nos
advirtió. La prensa lo confirmó. Y hoy, el aparato legal lo codifica. La CURP
biométrica no es una exageración futurista ni un símbolo religioso. Es un
paso concreto hacia la centralización de la identidad y el control del
ciudadano desde lo más íntimo: su cuerpo.
En un país donde los
desaparecidos aún no tienen nombre registrado en ningún sistema, resulta
paradójico que ahora todos debamos tener firma digital, escaneo de iris y
huella para existir ante el Estado.
Quizás el verdadero acto de
resistencia, como en los cuentos de Chimal, no esté en destruir el sistema…
sino en seguir imaginando, nombrando y escribiendo otros futuros. Porque si
todo puede ser escaneado, lo único que puede escapar es lo que aún no ha sido
dicho.
Y ahí entra la literatura.
Y ahí entramos nosotros.