sábado, 12 de julio de 2025


 

OTRA PERSPECTIVA
América Latina: sin red propia, con sensores prestados

Parte II de la nueva serie "Radar Prestado: Riesgo Compartido"
Por José Rafael Moya Saavedra

Introducción

En la primera parte de esta serie vimos cómo la NOAA —una de las agencias científicas más importantes del hemisferio— enfrenta un proceso de desmantelamiento silencioso que amenaza su capacidad de anticipar desastres, emitir alertas y sostener el andamiaje de la protección climática global. Pero esta crisis no se queda en las costas de Florida ni en las oficinas de Washington.

En esta segunda parte, miramos hacia el sur. Porque cuando el radar del norte se apaga, el eco se siente en todo el continente. América Latina y el Caribe no solo han confiado en los datos de la NOAA: han edificado sobre ellos buena parte de su escudo ante el riesgo. ¿Qué ocurre cuando ese escudo pierde consistencia? ¿Estamos preparados para mirar el cielo con nuestros propios ojos?

América Latina y el Caribe dependen, en buena parte, del monitoreo satelital, radar y análisis de la NOAA. ¿Qué tenemos si esa vigilancia se apaga?

Muchos países solo ven el cielo... cuando otros lo reportan.

I. Mapa de la vigilancia: redes nacionales con ojos ajenos

Desde el altiplano andino hasta las islas del Caribe, cada país cuenta con una agencia nacional encargada de observar el cielo y alertar a la población. Pero no todas tienen los mismos instrumentos, ni la misma autonomía. Algunas operan como faros de vigilancia nacional; otras, apenas como linternas en la niebla. A continuación, un panorama completo:

América Latina

País

Sistema Meteorológico Federal

Siglas

Argentina

Servicio Meteorológico Nacional

SMN

Bolivia

Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología

SENAMHI

Brasil

Instituto Nacional de Meteorología

INMET

Chile

Dirección Meteorológica de Chile

DMC

Colombia

Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales

IDEAM

Costa Rica

Instituto Meteorológico Nacional

IMN

Cuba

Instituto de Meteorología

INSMET

Ecuador

Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología

INAMHI

El Salvador

Ministerio de Medio Ambiente (Observatorio)

MARN

Guatemala

Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología

INSIVUMEH

Honduras

Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos

CENAOS-UNAH

México

Servicio Meteorológico Nacional

SMN (CONAGUA)

Nicaragua

Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales

INETER

Panamá

Instituto de Meteorología e Hidrología de Panamá

IMHPA

Paraguay

Dirección de Meteorología e Hidrología

DMH

Perú

Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología

SENAMHI

Uruguay

Instituto Uruguayo de Meteorología

INUMET

Venezuela

Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología

INAMEH

Caribe

País/Territorio

Sistema Meteorológico Federal

Siglas

Antigua y Barbuda

Servicios Meteorológicos

ABMS

Bahamas

Departamento de Meteorología

BDM

Barbados

Servicios Meteorológicos

BMS

Belice

Servicio Meteorológico Nacional

NMS

Dominica

Servicio Meteorológico

DMS

Granada

Servicio Meteorológico

GMS

Guyana

Servicio Meteorológico

GMS

Haití

Unité Hydrométéorologique

UHM

Jamaica

Servicio Meteorológico

MSJ

Puerto Rico

Servicio Nacional de Meteorología (NOAA)

NWS San Juan

Rep. Dominicana

Oficina Nacional de Meteorología

ONAMET

San Cristóbal y Nieves

Servicios Meteorológicos

SKMS

Santa Lucía

Servicios Meteorológicos

SLMS

San Vicente y Granadinas

Servicio Meteorológico

SVGMS

Surinam

Servicio Meteorológico

MDS

Trinidad y Tobago

Servicio Meteorológico

TTMS

II. Dependencia estructural y desigualdad tecnológica

La realidad es clara: en América Latina y el Caribe no todos tienen acceso al cielo de la misma manera. Unos lo observan con radares Doppler y supercomputadoras; otros con radios viejas, globos meteorológicos discontinuados y estaciones automáticas que fallan con la lluvia.

La gran mayoría de estos servicios meteorológicos dependen de:

  • Satélites GOES (de NOAA) para imágenes en tiempo real.
  • Modelos GFS (Global Forecast System), cuya resolución marca la calidad del pronóstico.
  • Capacitación técnica y transferencia tecnológica, liderada históricamente por la NOAA y sus alianzas con USAID, FEMA y otras agencias.

Y cuando la NOAA deja de alimentar el radar hemisférico… los ojos de la región parpadean.

III. Consecuencias prácticas: la tormenta sin anuncio

1.    Huracán Beryl (2024): Barbados y Jamaica vieron llegar la tormenta con menos anticipación que en años anteriores. La falta de datos satelitales actualizados, tras recortes en el monitoreo de NOAA, afectó los modelos regionales.

2.    Inundaciones en el Valle de Sula (Honduras, 2025): Juan José Reyes, del sistema de alerta temprana, fue claro: “La ausencia de cooperación estadounidense ha dejado un hueco que no se puede llenar con buena voluntad.”

3.    Suspensión de globos meteorológicos: En países como Nicaragua y Guatemala, los lanzamientos se han reducido. Esto afecta los datos verticales de la atmósfera, fundamentales para predecir tormentas severas.

4.    Elizabeth Riley (CDEMA): “Los frentes desprotegidos se multiplican cuando los datos se vuelven intermitentes.”

IV. Adaptación regional: faros propios ante el apagón

Pese a las sombras, hay luces que comienzan a brillar con autonomía:

  • Brasil: El INPE ha lanzado satélites y participa en consorcios como ALL4Space, junto con México, Argentina y Chile.
  • México: El SCiESMEX y LANCE fortalecen su monitoreo espacial y atmosférico.
  • Argentina y Chile: Avances en supercómputo y modelado climático adaptado al Cono Sur.

Pero no basta con que algunos vean más claro si los demás siguen a oscuras.

Obstáculos comunes:

  • Fragmentación institucional.
  • Falta de armonización normativa.
  • Costos prohibitivos en tecnología.
  • Escasez de personal técnico capacitado.

V. Costos invisibles, pérdidas tangibles

Agricultura: Menos predicción, más pérdidas. Se estima que cultivos como maíz, trigo y arroz podrían ver reducida su productividad hasta en un 80% hacia finales del siglo si la región no mejora su vigilancia climática.

Pesca: Condiciones oceánicas mal monitoreadas afectan decisiones de pesca, seguridad alimentaria y biodiversidad.

Desastres: En el Caribe, los daños por eventos meteorológicos extremos equivalen al 2.5% del PIB anual. En Centroamérica, al 0.8%.

Salud: Olas de calor, mosquitos y brotes vinculados al clima encuentran a muchos sistemas sanitarios sin alerta ni preparación.

VI. Comparación global: no estamos solos, pero sí más expuestos

·       África: Alta dependencia de datos de NOAA y EUMETSAT, con consecuencias similares en zonas rurales.

·       Asia: India y China han invertido en capacidades propias. Su dependencia disminuye, pero el reto regional persiste.

·       América Latina y el Caribe: Alta fragmentación, gran desigualdad de capacidades y limitada autonomía tecnológica.

VII. Hoja de ruta para no depender del radar ajeno

  1. Fortalecer consorcios regionales: ALL4Space es un inicio. Urgen más redes científicas.
  2. Estandarizar protocolos: Lo que no se mide igual, no se comparte ni se actúa igual.
  3. Invertir en formación: Modeladores, analistas, técnicos: el talento regional existe, necesita impulso.
  4. Actualizar marcos normativos: Información climática como bien público obligatorio.
  5. Diversificar cooperación: Con ESA, EUMETSAT, JMA, OMM. No todo depende de Washington.
  6. Inversión público-privada: Crear incentivos fiscales y plataformas de innovación.

VIII. Conclusión: el continente sin paraguas

NOAA ha sido el paraguas técnico del continente. Pero si el paraguas se quiebra, la región necesita dejar de rezar por sol.

Muchos países solo ven el cielo... cuando otros lo reportan. Ha llegado la hora de construir una mirada propia, regional, soberana.

Porque sin radar, lo que viene no es solo tormenta. Es incertidumbre.

Fuentes:

 Lista oficial de servicios meteorológicos nacionales
Publicada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en 2024, esta lista certifica los organismos nacionales de monitoreo climático en América Latina y el Caribe, incluyendo su vinculación a redes globales de observación y alerta temprana.

 PreventionWeb – “Impacto global de los recortes a NOAA” (junio 2025)
Informe que documenta cómo los recortes de la NOAA afectan indirectamente a los sistemas de alerta regionales, incluyendo testimonios de funcionarios de Centroamérica y el Caribe. (No requiere cita adicional)

ECMWF‑OMM Reporte 2023
El Global Data Monitoring Report de octubre de 2023 analiza la calidad y disponibilidad de datos observacionales globales —incluidos los satelitales GOES y los globos—, subrayando que en regiones tropicais como ALyC la cobertura es especialmente frágil

NOAA‑IAI, Centro de Predicción del Pacífico
La colaboración NOAA‑IAI data de 1996 y ha promovido modelos y advertencias climáticas regionales en ALyC. Aunque no siempre documentada en prensa, forma parte del marco histórico de cooperación científico‑técnica.

UNDRR, CDEMA y UPR

  • Mario Salgado (UNDRR): “Menos datos… más incertidumbre” — recoge la preocupación expresada en foros regionales.
  • Elizabeth Riley (CDEMA) refuerza la idea de debilidad en la cobertura de alerta tras recortes.
  • Rafael Méndez Tejeda (UPR) advierte sobre los riesgos inminentes de la temporada 2025 — comentarios recogidos en PreventionWeb 2025.

BID, FAO, CEPAL (2023‑2024)
Publicaciones que estiman el impacto económico de desastres meteorológicos:

  • Agricultura (México): hasta el 80 % de pérdida de producción proyectada a 2100.
  • Daños por desastres: 2.5 % del PIB en el Caribe y 0.8 % en Centroamérica.

WMO – “State of the Climate in Latin America and the Caribbean 2022”
Documento de la OMM de 2023 que describe la aceleración del calentamiento (~ +0.2 °C/década) y alerta sobre las brechas importantes en redes de observación en islas y países menos desarrollados

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