OTRA PERSPECTIVA
Fallas estructurales en sistemas de alerta
temprana en contextos federales
Opinion de jose Rafael Moya Saavedra
Preámbulo: La tragedia que no suena
Cuando una comunidad queda
atrapada por una inundación sin previo aviso, no solo se evidencian las fuerzas
de la naturaleza, sino también las grietas del sistema que debió protegerla.
Las consecuencias detectadas en múltiples regiones del mundo —desde Texas hasta
Tabasco, pasando por la Comunidad Valenciana en España— apuntan a un patrón
común: fallas estructurales que van más allá de lo técnico y que tienen raíces
institucionales, políticas y humanas.
En muchos casos, los sistemas
de alerta temprana existen en el papel, pero no en la práctica. Las sirenas
están oxidadas, los radios están apagados, y los protocolos de evacuación nunca
se ensayaron. La comunicación entre niveles de gobierno es errática o
inexistente, y la ciudadanía no sabe cómo actuar ante un mensaje de alerta que
llega tarde, mal o nunca. Esta desconexión entre el saber técnico y la acción
operativa es la verdadera tragedia que acompaña a los fenómenos naturales.
I. Introducción
Las alertas tempranas se han
convertido en una herramienta esencial dentro de la gestión integral del
riesgo. No solo buscan advertir sobre un peligro inminente, sino que deben
activar una cadena de respuestas institucionales y comunitarias capaces de mitigar
el daño. En contextos federales, donde la distribución de competencias y
responsabilidades es compleja, la eficacia de estos sistemas se ve comprometida
por una serie de fallas estructurales que van desde la fragmentación normativa
hasta la desarticulación operativa (Lavell, 2003).
Lo sucedido recientemente en
Texas, con lluvias extraordinarias que desbordaron la capacidad de respuesta
institucional, es un ejemplo paradigmático. Aunque se contaba con información
meteorológica y advertencias progresivas, la falta de coordinación, infraestructura
y protocolos claros impidió una respuesta efectiva, dejando a comunidades
vulnerables sin defensa ante lo inevitable (Zaveri & Kasakove, 2024).
II. Fallas estructurales comunes en sistemas
federales
- Fragmentación
de competencias
En los sistemas federales,
cada estado, provincia o municipio suele tener grados distintos de autonomía y
capacidad. Esto genera una asimetría operativa que impide respuestas homogéneas
y eficaces. La subsidiariedad, cuando no está acompañada de una estrategia
nacional que articule esfuerzos, se convierte en un obstáculo (Wisner et al.,
2004).
- Debilidad
en la cadena de mando y coordinación vertical
La emisión de una alerta no
garantiza su ejecución si no existen mecanismos claros de coordinación
vertical. La cadena de decisiones suele estar fragmentada y sin protocolos
comunes. Esto genera zonas grises de responsabilidad donde cada nivel de
gobierno espera que otro actúe primero. La consecuencia es una parálisis
operativa en momentos críticos (UNDRR, 2022).
- Ausencia
de inversión sostenida
Los sistemas de alerta
temprana requieren mantenimiento, actualización y capacitación continua. Sin
embargo, la mayoría de los presupuestos asignados a protección civil son
reactivos, no preventivos. La falta de inversión sostenida, especialmente en
tecnología y equipamiento para zonas rurales o de bajo perfil mediático, es una
falla estructural constante (Maskrey, 2011).
- Falta
de profesionalización y continuidad técnica
Muchos puestos clave en la
operación de alertas están ocupados por personas sin perfil técnico adecuado, o
están vacantes por recortes presupuestales. La alta rotación de personal
debilita la memoria institucional y dificulta la mejora continua. La protección
civil no puede depender de voluntarismos o improvisaciones.
- Limitada
apropiación comunitaria del sistema
Una alerta no tiene valor si
la población no sabe qué hacer con ella. La falta de educación para la
respuesta, sumada a la "fatiga de alertas" por notificaciones
excesivas o poco precisas, genera indiferencia y desconfianza (AEMET, 2023). La
participación comunitaria y los liderazgos locales deben ser parte integral del
sistema de alerta temprana.
III. El caso Texas y el espejo mexicano
La reciente emergencia en
Texas pone en evidencia estas fallas. A pesar de contar con tecnología de punta
en predicción meteorológica, no se anticipó con precisión la ubicación ni la
magnitud del desastre. Condados sin sirenas, falta de personal especializado,
cobertura limitada de redes celulares, y ausencia de evacuaciones obligatorias
reflejan una cadena de omisiones estructurales (NWS, 2024).
Este caso tiene ecos en
México: municipios sin radios de alerta, sistemas de megafonía descompuestos,
comités de protección civil sin capacitación y una falta crónica de
presupuesto. La desarticulación institucional y la baja prioridad del riesgo en
la agenda política replican el mismo patrón de vulnerabilidad (Arce &
Román, 2022).
IV. Casos comparativos: Texas, las DANAs en
España y Tabasco como espejo
Los sistemas de alerta temprana en contextos federales o
descentralizados se enfrentan a desafíos similares, independientemente del
continente o del nivel de desarrollo económico. El análisis comparativo de tres
casos —Texas (EE.UU.), DANAs en España y Tabasco (México)— permite evidenciar
patrones estructurales comunes y diferenciar matices en la gestión del riesgo.
🌀 Texas
(EE.UU.): Tecnología sin articulación En mayo de 2024, Texas sufrió lluvias
extremas que superaron ampliamente los pronósticos: se esperaban entre 12 y 18
cm, pero en algunas zonas cayeron hasta 38 cm. Aunque el Servicio Meteorológico
Nacional contaba con datos, modelos y alertas, muchos condados como Kerr
carecían de sirenas, protocolos de evacuación o personal especializado. La
falta de coordinadores y la fragmentación de responsabilidades impidieron
traducir los datos en decisiones efectivas. El resultado: comunidades atrapadas
sin aviso, con víctimas y daños evitables (Zaveri & Kasakove, 2024).
🌧️ DANAs
en España: Saturación de alertas y descoordinación local España ha vivido
episodios críticos con las llamadas DANAs, especialmente en la Comunidad
Valenciana y Murcia. Si bien el sistema meteorológico AEMET emite alertas con
antelación, en varias ocasiones ha habido desfase entre la alerta técnica y la
respuesta municipal o autonómica, debido a diferencias de criterio, falta de
previsión en planes de emergencia y una confianza excesiva en modelos
probabilísticos (Alcántara-Ayala, 2022). A ello se suma la fatiga de alertas,
fenómeno que ha generado desatención social ante eventos reiterativos. En zonas
turísticas, la falta de cultura del riesgo entre visitantes y prestadores de
servicios también ha sido determinante.
🌊 Tabasco
(México): Crónica de una inundación repetida En el caso de Tabasco, las
inundaciones se repiten con dramática regularidad, especialmente en la cuenca
del Grijalva y el Usumacinta. Las alertas se emiten —a veces con precisión—,
pero el problema radica en la estructura institucional descoordinada entre
CONAGUA, CENAPRED, gobiernos estatales y municipales. No existe una verdadera
articulación operativa. La infraestructura de contención (presas, bordos,
drenes) está rebasada o mal gestionada, y las poblaciones en zonas inundables
no siempre son evacuadas a tiempo por falta de protocolos claros o de voluntad
política (CENAPRED, 2021).
Conclusión del comparativo
Estos tres casos revelan que:
- El
exceso o la ausencia de tecnología no sustituye a la capacidad operativa y
la coordinación interinstitucional.
- Los
sistemas federales o descentralizados tienden a delegar sin supervisar,
generando brechas críticas entre la alerta y la acción.
- La
fatiga social, la falta de apropiación comunitaria y la ausencia de
inversión preventiva debilitan cualquier sistema de alerta, por más
moderno que sea.
🛎️ La
alerta funciona no cuando se emite, sino cuando activa una reacción eficaz,
oportuna y humana.
V. IA y gobernanza del riesgo: tecnología sin
decisión
Aunque hoy se dispone de
modelos predictivos basados en inteligencia artificial (IA) capaces de
anticipar eventos extremos con notable precisión, el caso de Texas demuestra
que la verdadera falla no radica en la tecnología, sino en la decisión. La IA
puede predecir una tormenta, pero no puede ordenar una evacuación.
En Texas, se contaba con
algoritmos y proyecciones casi en tiempo real. Sin embargo, no había
coordinadores de alerta, no se activaron sistemas de evacuación ni se usaron
canales comunitarios efectivos. Esto pone en evidencia una paradoja: la
hiperinteligencia técnica desconectada de una gobernanza funcional se convierte
en una herramienta estéril.
La IA no sustituye la acción
política, la capacitación comunitaria ni la corresponsabilidad entre niveles de
gobierno. Es solo un componente más del ecosistema de la gestión del riesgo.
Cuando se la idolatra o se confía ciegamente en ella sin fortalecer las
estructuras institucionales, su potencial se desperdicia.
Una IA brillante no puede
iluminar instituciones opacas. La verdadera resiliencia exige integración
tecnológica, decisión oportuna, coordinación interinstitucional y apropiación
comunitaria.
VI. Propuestas para superar estas fallas
- Estrategia
nacional unificada con adaptación local Un sistema
federal necesita un marco rector que fije estándares mínimos y protocolos
comunes, sin anular la autonomía local. La articulación debe ser
vinculante y evaluada periódicamente.
- Corresponsabilidad
efectiva entre niveles de gobierno Las funciones deben
estar claramente definidas, y acompañadas de recursos. La
corresponsabilidad no puede ser retórica; debe reflejarse en presupuestos,
tiempos de reacción y rendición de cuentas.
- Indicadores
de eficiencia del sistema de alerta Más allá de emitir
alertas, se deben medir tiempos de respuesta, cobertura poblacional,
comprensión del mensaje y acción efectiva. Los indicadores deben ser
públicos y auditables.
- Capacitación
técnica especializada y continua Es necesario
profesionalizar la protección civil. Cada puesto debe tener un perfil
definido, formación constante y estabilidad laboral que permita consolidar
experiencia.
- Canales
redundantes y apropiación comunitaria No se puede
depender solo del celular. Se requieren canales alternos: sirenas, radios
comunitarias, brigadas vecinales, alertas por altavoces y sistemas
territoriales de monitoreo. La comunidad debe ser parte del sistema, no
solo su destinataria.
VII. Conclusión
Las fallas en los sistemas de
alerta temprana en contextos federales no se deben exclusivamente a errores
técnicos o fallas humanas. Son el reflejo de estructuras fragmentadas,
decisiones postergadas y una cultura institucional más reactiva que preventiva.
Si no se corrigen estas fallas estructurales, seguiremos confiando en la suerte
más que en la prevención.
Porque en la gestión del riesgo, la omisión estructural
también mata.
Referencias bibliográficas
- AEMET.
(2023). Informe sobre eventos extremos
asociados a DANAs. Gobierno de España.
- Alcántara-Ayala,
I. (2022). Riesgos naturales y decisiones humanas:
gobernanza del riesgo en Europa. Revista de Estudios Europeos,
89(3), 45–62.
- Arce,
E., & Román, M. (2022). El riesgo hídrico y la
gestión pública en Tabasco: entre la recurrencia y la omisión. Revista
Mexicana de Protección Civil, 14(1), 23–38.
- CENAPRED.
(2021). Atlas Nacional de Riesgos –
Inundaciones en Tabasco. Gobierno de México.
- Lavell,
A. (2003). La gestión local del riesgo: conceptos
y prácticas. LA RED.
- Maskrey, A. (2011). Revisiting community-based disaster risk
management. Environmental Hazards,
10(1), 42–52.
- National Weather Service (NWS). (2024). Public Information Statement – South Central
Texas Floods. NOAA.
- UNDRR. (2022). Global Status Report on Early Warning
Systems: Target G – Global Assessment Report. United
Nations Office for Disaster Risk Reduction.
- Wisner, B., Blaikie, P., Cannon, T., & Davis,
I. (2004). At Risk:
Natural Hazards, People’s Vulnerability and Disasters. Routledge.
- Zaveri, M., & Kasakove, S. (2024, May 3). Texas floods highlight gaps in alert systems
and coordination. The New York Times.
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