domingo, 6 de julio de 2025

 


OTRA PERSPECTIVA

Fallas estructurales en sistemas de alerta temprana en contextos federales

Opinion de jose Rafael Moya Saavedra

Preámbulo: La tragedia que no suena

Cuando una comunidad queda atrapada por una inundación sin previo aviso, no solo se evidencian las fuerzas de la naturaleza, sino también las grietas del sistema que debió protegerla. Las consecuencias detectadas en múltiples regiones del mundo —desde Texas hasta Tabasco, pasando por la Comunidad Valenciana en España— apuntan a un patrón común: fallas estructurales que van más allá de lo técnico y que tienen raíces institucionales, políticas y humanas.

En muchos casos, los sistemas de alerta temprana existen en el papel, pero no en la práctica. Las sirenas están oxidadas, los radios están apagados, y los protocolos de evacuación nunca se ensayaron. La comunicación entre niveles de gobierno es errática o inexistente, y la ciudadanía no sabe cómo actuar ante un mensaje de alerta que llega tarde, mal o nunca. Esta desconexión entre el saber técnico y la acción operativa es la verdadera tragedia que acompaña a los fenómenos naturales.

I. Introducción

Las alertas tempranas se han convertido en una herramienta esencial dentro de la gestión integral del riesgo. No solo buscan advertir sobre un peligro inminente, sino que deben activar una cadena de respuestas institucionales y comunitarias capaces de mitigar el daño. En contextos federales, donde la distribución de competencias y responsabilidades es compleja, la eficacia de estos sistemas se ve comprometida por una serie de fallas estructurales que van desde la fragmentación normativa hasta la desarticulación operativa (Lavell, 2003).

Lo sucedido recientemente en Texas, con lluvias extraordinarias que desbordaron la capacidad de respuesta institucional, es un ejemplo paradigmático. Aunque se contaba con información meteorológica y advertencias progresivas, la falta de coordinación, infraestructura y protocolos claros impidió una respuesta efectiva, dejando a comunidades vulnerables sin defensa ante lo inevitable (Zaveri & Kasakove, 2024).

II. Fallas estructurales comunes en sistemas federales

  1. Fragmentación de competencias

En los sistemas federales, cada estado, provincia o municipio suele tener grados distintos de autonomía y capacidad. Esto genera una asimetría operativa que impide respuestas homogéneas y eficaces. La subsidiariedad, cuando no está acompañada de una estrategia nacional que articule esfuerzos, se convierte en un obstáculo (Wisner et al., 2004).

  1. Debilidad en la cadena de mando y coordinación vertical

La emisión de una alerta no garantiza su ejecución si no existen mecanismos claros de coordinación vertical. La cadena de decisiones suele estar fragmentada y sin protocolos comunes. Esto genera zonas grises de responsabilidad donde cada nivel de gobierno espera que otro actúe primero. La consecuencia es una parálisis operativa en momentos críticos (UNDRR, 2022).

  1. Ausencia de inversión sostenida

Los sistemas de alerta temprana requieren mantenimiento, actualización y capacitación continua. Sin embargo, la mayoría de los presupuestos asignados a protección civil son reactivos, no preventivos. La falta de inversión sostenida, especialmente en tecnología y equipamiento para zonas rurales o de bajo perfil mediático, es una falla estructural constante (Maskrey, 2011).

  1. Falta de profesionalización y continuidad técnica

Muchos puestos clave en la operación de alertas están ocupados por personas sin perfil técnico adecuado, o están vacantes por recortes presupuestales. La alta rotación de personal debilita la memoria institucional y dificulta la mejora continua. La protección civil no puede depender de voluntarismos o improvisaciones.

  1. Limitada apropiación comunitaria del sistema

Una alerta no tiene valor si la población no sabe qué hacer con ella. La falta de educación para la respuesta, sumada a la "fatiga de alertas" por notificaciones excesivas o poco precisas, genera indiferencia y desconfianza (AEMET, 2023). La participación comunitaria y los liderazgos locales deben ser parte integral del sistema de alerta temprana.

III. El caso Texas y el espejo mexicano

La reciente emergencia en Texas pone en evidencia estas fallas. A pesar de contar con tecnología de punta en predicción meteorológica, no se anticipó con precisión la ubicación ni la magnitud del desastre. Condados sin sirenas, falta de personal especializado, cobertura limitada de redes celulares, y ausencia de evacuaciones obligatorias reflejan una cadena de omisiones estructurales (NWS, 2024).

Este caso tiene ecos en México: municipios sin radios de alerta, sistemas de megafonía descompuestos, comités de protección civil sin capacitación y una falta crónica de presupuesto. La desarticulación institucional y la baja prioridad del riesgo en la agenda política replican el mismo patrón de vulnerabilidad (Arce & Román, 2022).

IV. Casos comparativos: Texas, las DANAs en España y Tabasco como espejo

Los sistemas de alerta temprana en contextos federales o descentralizados se enfrentan a desafíos similares, independientemente del continente o del nivel de desarrollo económico. El análisis comparativo de tres casos —Texas (EE.UU.), DANAs en España y Tabasco (México)— permite evidenciar patrones estructurales comunes y diferenciar matices en la gestión del riesgo.

🌀 Texas (EE.UU.): Tecnología sin articulación En mayo de 2024, Texas sufrió lluvias extremas que superaron ampliamente los pronósticos: se esperaban entre 12 y 18 cm, pero en algunas zonas cayeron hasta 38 cm. Aunque el Servicio Meteorológico Nacional contaba con datos, modelos y alertas, muchos condados como Kerr carecían de sirenas, protocolos de evacuación o personal especializado. La falta de coordinadores y la fragmentación de responsabilidades impidieron traducir los datos en decisiones efectivas. El resultado: comunidades atrapadas sin aviso, con víctimas y daños evitables (Zaveri & Kasakove, 2024).

🌧️ DANAs en España: Saturación de alertas y descoordinación local España ha vivido episodios críticos con las llamadas DANAs, especialmente en la Comunidad Valenciana y Murcia. Si bien el sistema meteorológico AEMET emite alertas con antelación, en varias ocasiones ha habido desfase entre la alerta técnica y la respuesta municipal o autonómica, debido a diferencias de criterio, falta de previsión en planes de emergencia y una confianza excesiva en modelos probabilísticos (Alcántara-Ayala, 2022). A ello se suma la fatiga de alertas, fenómeno que ha generado desatención social ante eventos reiterativos. En zonas turísticas, la falta de cultura del riesgo entre visitantes y prestadores de servicios también ha sido determinante.

🌊 Tabasco (México): Crónica de una inundación repetida En el caso de Tabasco, las inundaciones se repiten con dramática regularidad, especialmente en la cuenca del Grijalva y el Usumacinta. Las alertas se emiten —a veces con precisión—, pero el problema radica en la estructura institucional descoordinada entre CONAGUA, CENAPRED, gobiernos estatales y municipales. No existe una verdadera articulación operativa. La infraestructura de contención (presas, bordos, drenes) está rebasada o mal gestionada, y las poblaciones en zonas inundables no siempre son evacuadas a tiempo por falta de protocolos claros o de voluntad política (CENAPRED, 2021).

Conclusión del comparativo

Estos tres casos revelan que:

  • El exceso o la ausencia de tecnología no sustituye a la capacidad operativa y la coordinación interinstitucional.
  • Los sistemas federales o descentralizados tienden a delegar sin supervisar, generando brechas críticas entre la alerta y la acción.
  • La fatiga social, la falta de apropiación comunitaria y la ausencia de inversión preventiva debilitan cualquier sistema de alerta, por más moderno que sea.

🛎️ La alerta funciona no cuando se emite, sino cuando activa una reacción eficaz, oportuna y humana.

V. IA y gobernanza del riesgo: tecnología sin decisión

Aunque hoy se dispone de modelos predictivos basados en inteligencia artificial (IA) capaces de anticipar eventos extremos con notable precisión, el caso de Texas demuestra que la verdadera falla no radica en la tecnología, sino en la decisión. La IA puede predecir una tormenta, pero no puede ordenar una evacuación.

En Texas, se contaba con algoritmos y proyecciones casi en tiempo real. Sin embargo, no había coordinadores de alerta, no se activaron sistemas de evacuación ni se usaron canales comunitarios efectivos. Esto pone en evidencia una paradoja: la hiperinteligencia técnica desconectada de una gobernanza funcional se convierte en una herramienta estéril.

La IA no sustituye la acción política, la capacitación comunitaria ni la corresponsabilidad entre niveles de gobierno. Es solo un componente más del ecosistema de la gestión del riesgo. Cuando se la idolatra o se confía ciegamente en ella sin fortalecer las estructuras institucionales, su potencial se desperdicia.

Una IA brillante no puede iluminar instituciones opacas. La verdadera resiliencia exige integración tecnológica, decisión oportuna, coordinación interinstitucional y apropiación comunitaria.

 

 

VI. Propuestas para superar estas fallas

  1. Estrategia nacional unificada con adaptación local Un sistema federal necesita un marco rector que fije estándares mínimos y protocolos comunes, sin anular la autonomía local. La articulación debe ser vinculante y evaluada periódicamente.
  2. Corresponsabilidad efectiva entre niveles de gobierno Las funciones deben estar claramente definidas, y acompañadas de recursos. La corresponsabilidad no puede ser retórica; debe reflejarse en presupuestos, tiempos de reacción y rendición de cuentas.
  3. Indicadores de eficiencia del sistema de alerta Más allá de emitir alertas, se deben medir tiempos de respuesta, cobertura poblacional, comprensión del mensaje y acción efectiva. Los indicadores deben ser públicos y auditables.
  4. Capacitación técnica especializada y continua Es necesario profesionalizar la protección civil. Cada puesto debe tener un perfil definido, formación constante y estabilidad laboral que permita consolidar experiencia.
  5. Canales redundantes y apropiación comunitaria No se puede depender solo del celular. Se requieren canales alternos: sirenas, radios comunitarias, brigadas vecinales, alertas por altavoces y sistemas territoriales de monitoreo. La comunidad debe ser parte del sistema, no solo su destinataria.

 

VII. Conclusión

Las fallas en los sistemas de alerta temprana en contextos federales no se deben exclusivamente a errores técnicos o fallas humanas. Son el reflejo de estructuras fragmentadas, decisiones postergadas y una cultura institucional más reactiva que preventiva. Si no se corrigen estas fallas estructurales, seguiremos confiando en la suerte más que en la prevención.

Porque en la gestión del riesgo, la omisión estructural también mata.

Referencias bibliográficas

  • AEMET. (2023). Informe sobre eventos extremos asociados a DANAs. Gobierno de España.
  • Alcántara-Ayala, I. (2022). Riesgos naturales y decisiones humanas: gobernanza del riesgo en Europa. Revista de Estudios Europeos, 89(3), 45–62.
  • Arce, E., & Román, M. (2022). El riesgo hídrico y la gestión pública en Tabasco: entre la recurrencia y la omisión. Revista Mexicana de Protección Civil, 14(1), 23–38.
  • CENAPRED. (2021). Atlas Nacional de Riesgos – Inundaciones en Tabasco. Gobierno de México.
  • Lavell, A. (2003). La gestión local del riesgo: conceptos y prácticas. LA RED.
  • Maskrey, A. (2011). Revisiting community-based disaster risk management. Environmental Hazards, 10(1), 42–52.
  • National Weather Service (NWS). (2024). Public Information Statement – South Central Texas Floods. NOAA.
  • UNDRR. (2022). Global Status Report on Early Warning Systems: Target G – Global Assessment Report. United Nations Office for Disaster Risk Reduction.
  • Wisner, B., Blaikie, P., Cannon, T., & Davis, I. (2004). At Risk: Natural Hazards, People’s Vulnerability and Disasters. Routledge.
  • Zaveri, M., & Kasakove, S. (2024, May 3). Texas floods highlight gaps in alert systems and coordination. The New York Times.

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