OTRA PERSPECTIVA
México en la Línea Roja: Cuatro Escenarios
Frente a la Elección Judicial y el Colapso de los Contrapesos Institucionales
Opinion de José Rafael Moya Saavedra
Este 1 de junio de 2025,
México se encamina a una jornada sin precedentes: por primera vez en su
historia, los ciudadanos votarán directamente para elegir a más de 2,600
jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, incluidos nueve integrantes
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Lo que se ha presentado como un
ejercicio de democratización judicial podría, sin los controles adecuados,
convertirse en el mayor riesgo para el equilibrio de poderes en México desde la
transición democrática. La posibilidad de un colapso de los contrapesos
institucionales está sobre la mesa.
A esta inédita elección se le
ha sumado un nuevo foco rojo: México Evalúa ha advertido que al menos ocho
estados del país enfrentan riesgo alto o muy alto de violencia
político-criminal. Se trata de Baja California, Chihuahua, Tamaulipas,
Veracruz, Tabasco, Quintana Roo, Michoacán y Colima, entidades marcadas por
disputas entre cárteles y procesos electorales utilizados como campo de
influencia violenta.
Además, siete estados más
presentan riesgo medio: Sonora, Nayarit, Zacatecas, San Luis Potosí,
Estado de México, Ciudad de México y Tlaxcala. Solo cuatro entidades se
mantienen en riesgo bajo: Coahuila, Durango, Aguascalientes y Yucatán.
En este contexto, el verdadero
riesgo no está solo en la violencia directa, sino en que una elección
judicial tan crítica —plagada de candidaturas opacas, amenazas e infiltración
criminal— termine decidiéndose por apenas el 10 o 15% del padrón, integrado
en su mayoría por estructuras clientelares, operadores territoriales y votantes
mal informados.
Más que un ejercicio
democrático, este proceso amenaza con convertirse en una validación disfrazada
del control político sobre la justicia.
De acuerdo con The New York
Times y otras fuentes especializadas, múltiples variables amenazan con
desfigurar este proceso: desde la infiltración del crimen organizado,
hasta la falta de controles institucionales, pasando por la politización
extrema del sistema de justicia. A continuación, presentamos cuatro
escenarios prospectivos que marcan los posibles rumbos del país tras esta
elección.
Escenario 1: Captura judicial progresiva: el
crimen entra por la puerta grande
Contexto:
Los informes del NYT
documentan la presencia de al menos 20 candidatos con vínculos comprobados o
sospechosos con el crimen organizado. Algunos han sido abogados de cárteles,
otros tienen antecedentes por narcotráfico. La facilidad para postularse —sin controles
de carrera, sin exámenes, sin trayectoria judicial— ha abierto una grieta por
la que ahora podrían colarse los intereses más oscuros.
A esto
se suma que, en entidades como Baja California, Veracruz o Michoacán, ya
se han documentado amenazas directas a aspirantes judiciales, según México
Evalúa. Los cárteles no sólo quieren influir en el Ejecutivo o Legislativo:
ahora buscan colocar aliados o cómplices dentro del Poder Judicial
mediante la intimidación o el financiamiento encubierto.
Escenario:
Si estos perfiles
resultan electos, se consolidaría una red de protección judicial para los
grupos criminales. Los tribunales dejarían de ser una barrera contra la
impunidad y pasarían a formar parte del engranaje delictivo.
Consecuencias:
- El
Poder Judicial pierde credibilidad ante la población.
- Se
normaliza la impunidad en delitos de alto impacto.
- Se
favorece una captura institucional silenciosa, debilitando aún más
los frenos institucionales frente al poder político y fáctico.
Escenario 2: Judicialización del conflicto y
parálisis institucional
Contexto:
La sociedad civil ha
convocado una protesta nacional bajo el lema “Domingo Negro”, que
denuncia la elección como una simulación democrática. A la par, el INE y el
Tribunal Electoral enfrentan una avalancha de impugnaciones por la inclusión de
perfiles no aptos. Todo ello genera un clima de litigio permanente.
Escenario:
Los resultados de la elección
judicial quedan empantanados en disputas legales. El Poder Judicial entra en
conflicto interno: los jueces electos no son reconocidos por sus pares de
carrera, y los órganos de control no dan abasto para resolver los procesos.
Consecuencias:
- Se
paralizan resoluciones clave en la Corte y en tribunales federales.
- La
incertidumbre jurídica impacta la inversión y la gobernabilidad.
- El
funcionamiento institucional se debilita, alimentando el desgaste de los
equilibrios democráticos.
Escenario 3: Reforma moderada y blindaje
parcial: el Estado responde a tiempo
Contexto:
Ante la presión nacional e
internacional, el gobierno reconoce errores y acepta corregir el rumbo. Se
revisan candidaturas con posibles nexos criminales, se anulan las más
comprometidas y se propone un esquema de evaluación y profesionalización para
los jueces electos.
Escenario:
El sistema no se colapsa,
pero queda bajo escrutinio. Se inicia una reforma correctiva que intenta
balancear la participación ciudadana con la necesidad de garantizar perfiles
técnicos.
Consecuencias:
- Se
evita la captura total del sistema judicial.
- Se
rediseñan los filtros de entrada para futuras elecciones judiciales.
- El
equilibrio institucional se sostiene con esfuerzo, evitando su colapso.
Escenario 4: Transformación legítima: la
ciudadanía salva el proceso
Contexto:
A pesar de las advertencias,
la sociedad responde con una participación sorpresivamente alta. Los votos
premian a perfiles independientes, activistas de derechos humanos y figuras con
trayectoria judicial, mientras que se castiga a los candidatos cuestionables.
Escenario:
El proceso electoral
no solo legitima al nuevo Poder Judicial, sino que redefine las reglas del
juego institucional. Se consolida un modelo híbrido donde la elección popular
coexiste con la carrera judicial y mecanismos de evaluación ciudadana.
Consecuencias:
- Se
fortalece el sistema democrático y los contrapesos.
- México
se convierte en referencia internacional en innovación judicial.
- Se
revitaliza la participación ciudadana en la vida pública, sin debilitar
los pilares del Estado de derecho.
Entre la esperanza democrática y el precipicio
institucional
Lo que está en juego no es simplemente quién ocupará los asientos de los
tribunales. Es el equilibrio mismo de la República lo que se encuentra
bajo amenaza. La reforma que dio origen a estas elecciones podría, si no se
corrige con oportunidad, desactivar los mecanismos de control entre poderes y
poner en entredicho la autonomía judicial.
La
violencia político-criminal ya no es solo una amenaza contra candidatos
locales. Hoy apunta al corazón del sistema de justicia. Si México permite
que el miedo o la infiltración criminal definan la nueva arquitectura judicial,
no sólo estará en juego la legalidad, sino la posibilidad misma de ejercer
la democracia en paz.
La participación ciudadana, el escrutinio público y la presión de la
sociedad civil serán decisivos para evitar que esta elección se convierta en un
punto de no retorno. En este contexto, el colapso de los contrapesos
institucionales no es una hipótesis lejana, sino una posibilidad real que
exige vigilancia, responsabilidad y voluntad política para corregir el rumbo.
Y tú, México, al filo de tu historia… ¿a quién
pondrás a impartir justicia?