Fotografía de Alfonso Gallegos
OTRA PERSPECTIVA
La Luna Sangrienta: ¿Presagio de Caída o Salvación?
Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra
En una noche en la que la luna se
pintó de rojo —como si quisiera imitar la sangre derramada en antiguos
sacrificios mexicas— el cielo nos ofreció un espectáculo que, en medio de
tanta turbulencia política, nos hizo preguntarnos: ¿nos estará anunciando la
caída de Morena al estilo de Constantinopla o le salvará la vida a Claudia
Sheinbaum, como lo hizo Cristóbal Colón en plena desesperación?
Entre tanto escenario celestial y
terrestre, resulta que la política mexicana se ha vuelto un verdadero circo de
presagios. Por un lado, tenemos a Andrés Manuel López Obrador (AMLO),
ahora en la mira de supuestas investigaciones en Washington, donde se murmura
que hasta el secretario de Estado y capos como Ismael "El Mayo"
Zambada están colaborando para demostrar sus supuestos pactos con el
narcotráfico. La narrativa es tan descabellada que uno se imagina a Marco Rubio
revisando los anales de la astronomía para justificar un eclipse en el que la
luna, teñida de rojo, parece decir: “¡Cuidado, que se viene la tormenta!”.
Mientras tanto, en tierra firme,
el incidente del “desaire” a la presidenta Claudia Sheinbaum durante un
mitin en el Zócalo fue tan épico que bien podría competir con las leyendas de
antaño. Justo cuando la líder se acercaba a saludar a un grupo de destacados
líderes de Morena, la escena se convirtió en un cuadro de extraviada atención:
todos posando para la foto y, sin querer, olvidando que la mandataria estaba
allí. ¿Será que la luna roja quiso recordarles que, en ocasiones, hasta los
astros saben quién merece atención?
Y es que Morena se
encuentra sumida en sus propias sombras, con tensiones internas y acusaciones
de financiamiento ilícito que parecen sacadas de un guion de cine de bajo
presupuesto. Entre disputas por el liderazgo y rumores de refugiados en lugares
insólitos (¡quién iba a imaginar que la Casa Blanca y la DEA tendrían su
propia telenovela astronómica!), la pregunta se vuelve inevitable:
¿La luna sangrienta nos anuncia el ocaso de un imperio
político, como lo fue la caída de Constantinopla, o será el inesperado rescate
que le dé un nuevo aire a Claudia Sheinbaum, tal como Cristóbal Colón aprovechó
un eclipse para salvar a su tripulación?
Con tanto teatro en el firmamento
y en la tierra, lo único seguro es que tanto el cosmos como la política
mexicana tienen un sentido del humor muy particular. La luna sigue su danza,
imperturbable ante las acusaciones, los desaires y las conspiraciones, mientras
nosotros, desde abajo, no podemos más que observar, reír y preguntarnos si
estos presagios cósmicos marcarán el comienzo de un nuevo capítulo en la
historia o simplemente serán otro capítulo más en la tragicomedia de la
política.
Al final, ya sea que la luna anuncie la caída de Morena o salve a sus líderes, una cosa es segura: en un escenario tan impredecible, cada eclipse es un recordatorio de que, en México, hasta el cosmos se convierte en protagonista del drama diario. ¡Solo nos queda sintonizar el cielo y prepararnos para el próximo acto!
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