miércoles, 12 de marzo de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA 

El poder del cambio interior y su impacto en la sociedad

Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra

“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.” Esta frase, atribuida al escritor ruso León Tolstói, nos recuerda que el verdadero cambio comienza dentro de cada individuo. La imagen que la acompaña —un payaso pintando su propio retrato con gesto triste— nos muestra la paradoja de alguien que, a la vez que representa un papel ante el mundo, busca perfeccionar su apariencia sin necesariamente mirar hacia su propio interior.

En el caso de México, un país lleno de diversidad cultural, grandes oportunidades, pero también de numerosos retos sociales y económicos, la frase cobra una relevancia particular. A menudo escuchamos discusiones sobre cómo “alguien” —el gobierno, las empresas, las instituciones— debería cambiar las cosas. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre lo que cada uno de nosotros puede y debe transformar en sí mismo para contribuir a ese cambio colectivo que anhelamos.

1. La apariencia vs. la esencia

El payaso de la ilustración puede verse como una metáfora de la fachada que a veces mostramos al exterior. En la cultura mexicana, es común usar el humor y la risa como escudo para sobrellevar problemas personales o sociales; sin embargo, esto no significa que internamente estemos afrontando y resolviendo nuestras dificultades.

·       Reconocer la propia vulnerabilidad: En un contexto donde el “qué dirán” y la imagen pública son muy importantes, resulta esencial aprender a expresar emociones de manera auténtica. El primer paso hacia el cambio interno es admitir que no somos perfectos y que todos tenemos áreas de oportunidad.

·       Coherencia entre lo que mostramos y lo que somos: La honestidad con uno mismo se refleja en la forma en que nos relacionamos con los demás. Cuando nos atrevemos a mostrar nuestras verdaderas emociones y opiniones, generamos empatía y confianza.

2. Por qué enfocarnos en el cambio interno

Responsabilidad personal: En México, una de las frases más recurrentes es “es culpa del gobierno” o “las cosas están así porque no hay oportunidades.” Si bien las condiciones externas influyen, la responsabilidad personal implica preguntarnos qué estamos haciendo (o dejando de hacer) para mejorar nuestra situación y la de nuestro entorno.

Impacto real y duradero: Un cambio interno, por más pequeño que sea, genera un efecto dominó en nuestro círculo más cercano: familia, amigos y compañeros de trabajo. Con el tiempo, esta transformación puede escalar y contribuir a cambios más grandes a nivel comunitario.

Fortaleza y resiliencia: En un país que enfrenta retos como la desigualdad, la violencia o la corrupción, las personas con un sólido trabajo interior tienden a ser más resilientes y capaces de liderar iniciativas de transformación social.

3. Ejemplos de la realidad mexicana

Participación ciudadana: Muchas veces esperamos que los problemas se resuelvan “desde arriba.” Sin embargo, la historia reciente de México nos muestra que cuando la ciudadanía se organiza (por ejemplo, en colectivos vecinales, grupos de protección ambiental o movimientos estudiantiles), se logran mejoras significativas. Para ello, es vital que cada integrante reflexione sobre cómo aportar, en lugar de delegar la responsabilidad a los demás.

Solidaridad en desastres naturales: Tras los sismos que han sacudido a México en los últimos años, la sociedad civil ha demostrado su capacidad de unirse y ayudar. Esta solidaridad parte de la decisión individual de cada persona de salir a la calle y ofrecer su apoyo. El cambio de mentalidad —de “alguien debería ayudar” a “yo puedo ayudar”— ejemplifica el poder de la transformación personal.

Microemprendimientos y economía local: En lugar de culpar a la economía global por la falta de oportunidades, muchas personas optan por emprender. Esa iniciativa individual se traduce en beneficios colectivos: creación de empleos, dinamización de la economía y fortalecimiento de las redes comunitarias.

4. Tips para fomentar el cambio personal

Autoevaluación periódica: Dedica unos minutos al día o a la semana para reflexionar sobre tus acciones, tus relaciones y tus metas. Pregúntate en qué aspectos puedes mejorar o qué hábitos no te están sumando.

Formación y aprendizaje continuo: En un mundo cambiante, la mejor inversión es la educación. Busca cursos, talleres o diplomados (muchos de ellos gratuitos en línea) para actualizar tus habilidades y conocimientos.

Practicar la empatía y la solidaridad: En la cultura mexicana, la ayuda mutua está muy arraigada, pero podemos fortalecerla aún más al interesarnos por los problemas de quienes nos rodean y colaborar activamente en soluciones conjuntas.

Afrontar los errores y corregirlos: En lugar de encubrirlos o justificarlos, reconoce cuando te equivoques y trabaja en ello. El cambio comienza al asumir la responsabilidad de nuestras acciones.

Pequeñas metas, grandes resultados: El cambio interior no ocurre de la noche a la mañana. Inicia con objetivos concretos y medibles, como dejar un mal hábito o empezar una rutina de ejercicio, para que poco a poco vayas adquiriendo disciplina y confianza.

5. El efecto en el mundo que nos rodea

Cuando cada individuo se compromete con su propio crecimiento, el impacto se vuelve colectivo. Imagina a miles de personas asumiendo su responsabilidad, corrigiendo sus defectos y aportando lo mejor de sí mismas a la sociedad. Ese es el verdadero motor de cambio: una cadena de transformaciones personales que termina por influir en la cultura, la economía y la política de todo un país.

Cambiar al mundo es una aspiración loable, pero es indispensable empezar por uno mismo. La ilustración del payaso pintándose a sí mismo nos recuerda que, antes de intentar “arreglar” el entorno, debemos observar con detenimiento nuestro interior y actuar sobre aquello que nos limita o nos impide crecer. En el contexto mexicano, esta introspección y mejora continua pueden ser la base de un cambio social genuino y duradero. Al final, la clave está en atreverse a mirarnos al espejo —o al lienzo— y hacer los ajustes necesarios para vivir y convivir mejor.

“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.”

Que esta frase no sea una simple reflexión pasajera; conviértela en el punto de partida para una evolución personal que inspire a otros y, poco a poco, transforme la realidad de nuestro México.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

  OTRA PERSPECTIVA Cuando Borrar el Riesgo del Mapa Mata: El Caso Mystic y la Lección para América Latina Por José Rafael Moya Saavedra ...