martes, 2 de septiembre de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

Trump y Bolsonaro: el eco populista a ambos lados del continente

 Parte 2: Populismo en América: espejos y contrastes

Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra

Dos hombres distintos, un mismo libreto.

Donald Trump, magnate inmobiliario convertido en outsider político, y Jair Bolsonaro, capitán retirado del Ejército brasileño con décadas en el Congreso, parecían no tener mucho en común. Pero bastó escucharlos un par de veces para reconocer el eco: el mismo tono desafiante, el mismo enemigo —“la élite corrupta”— y la misma promesa de devolver la grandeza perdida a sus naciones.

El espejo hemisférico

Bolsonaro no escondió su admiración por Trump. Tomó de él el estilo confrontativo, la guerra abierta contra la prensa, el uso de las redes sociales como arma política y hasta la asesoría de Steve Bannon.

El “Make America Great Again” se tropicalizó en un “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos”.

El resultado fue el mismo: sociedades divididas, polarizadas y atrapadas en un permanente estado de campaña.

El choque con las instituciones

Los dos líderes llevaron su cruzada más allá de la retórica.

En Estados Unidos, el asalto al Capitolio en enero de 2021 mostró hasta dónde podía llegar la retórica incendiaria de Trump.

En Brasil, el ataque a los Tres Poderes en Brasilia, en enero de 2023, fue una réplica aún más brutal de ese guion.

La diferencia estuvo en la respuesta: la justicia brasileña procesó a Bolsonaro por intento de golpe; en Estados Unidos, Trump enfrenta condenas por delitos comerciales, pero su papel en el asalto al Capitolio aún permanece en la penumbra judicial.

Dos estilos, un mismo riesgo

Trump se presentó como el empresario que venía a limpiar la “ciénaga” de Washington; Bolsonaro como el exmilitar que encarnaba al “pueblo contra el sistema”.
Uno en inglés y otro en portugués, ambos hablaban el idioma del populismo: el del líder que dice representar directamente a las masas y que, en nombre de esa legitimidad, considera secundarias las instituciones.

Más allá de la anécdota

Trump y Bolsonaro no inventaron el populismo, pero sí lo llevaron al extremo:

  • La política como espectáculo.
  • La confrontación como método.
  • El poder por encima de las reglas.

El espejo hemisférico que forman no es casualidad: es advertencia. Cuando las democracias se dejan seducir por el ruido, los gritos del líder terminan ahogando las voces de las instituciones.

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