miércoles, 9 de julio de 2025

 


OTRA PERSPECTIVA

El espectáculo de la previsión: IA, apps y la ilusión de control climático

Parte IV de la serie "Cuando la Alerta Colapsa"

Por José Rafael Moya Saavedra

I. Introducción: El espejismo del control desde la nube

En los últimos diez años, la gestión del riesgo climático ha sido absorbida por una narrativa tecnológica que promete control desde la palma de la mano. Aplicaciones con radar meteorológico, alertas personalizadas, dashboards interactivos y modelos de inteligencia artificial configuran un nuevo lenguaje del clima: uno que seduce con datos, pero esquiva responsabilidades.

Hoy, la previsión se ha convertido en contenido y la alerta, en espectáculo. Como advierte la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, 2022), “los sistemas más avanzados de alerta temprana fallan no por falta de tecnología, sino por la desconexión entre predicción, comunicación y acción local”.

II. Tecnopopulismo climático: cuando la app reemplaza al radar social

El auge de aplicaciones como AccuWeather, ClimaApp, The Weather Channel o AlertaMX ha sido acompañado por una narrativa de control individual: si tienes el celular cargado, estás protegido. Estas plataformas ofrecen pronósticos hiperlocales, simulaciones en tiempo real, notificaciones push y visualizaciones interactivas, reforzando la idea de que “tú puedes prever y prevenir”.

Pero esta promesa oculta realidades estructurales. En zonas rurales de México, el Sahel africano o el Sudeste Asiático, las apps fallan por falta de conectividad, energía eléctrica o dispositivos modernos. Como advierte el IPCC (2023), “la cobertura digital no equivale a cobertura de protección”.

Más aún: la tecnología se convierte en una coartada. Los gobiernos se refugian en dashboards, mientras desmantelan estaciones meteorológicas, desatienden radios comunitarias y recortan presupuestos de protección civil. En palabras del meteorólogo Javier Martín Vide: “Nos estamos enamorando de los colores del mapa, pero olvidamos mirar el cielo”.

III. De la predicción al vacío: la brecha entre saber y actuar

Que una app prediga lluvia con 85% de acierto no significa que haya un albergue abierto, una ruta de evacuación habilitada o una comunidad informada. La precisión numérica no salva vidas si no hay infraestructura que traduzca la predicción en acción.

El caso de Derna, en Libia (2023), lo ilustra dolorosamente: los modelos globales advirtieron de lluvias extremas, pero la alerta no llegó a la población. Cuando colapsaron dos represas, murieron más de 4,000 personas. Según PreventionWeb (2023), “el eslabón más débil del sistema de alerta fue la comunicación comunitaria”.

En contraste, Bangladesh logró reducir la mortalidad por ciclones en más de 95% en 50 años, gracias a una inversión constante en alertas humanas: altavoces, megáfonos, redes de voluntarios y refugios anticiclónicos. La tecnología funciona cuando está integrada a una política pública viva.

IV. La espectacularización del clima y el desplazamiento de la responsabilidad

Hoy, las alertas climáticas aparecen como memes en el celular. El riesgo se convierte en “infotainment”: gráficos brillantes, emojis de tormenta, animaciones del huracán. Pero ¿qué hacer cuando la alerta llega? ¿Cómo actuar cuando se ignora el impacto territorial?

La saturación de notificaciones genera desensibilización. Un estudio del Overseas Development Institute (2022) advierte que “el exceso de alertas puede reducir la capacidad de respuesta en hasta 40% cuando no se acompaña de educación para la acción”.

Además, se desplaza la responsabilidad. “Descarga la app y protégete”, se dice. La prevención se convierte en acto individual, y el Estado desaparece. Las alertas digitales se aíslan del tejido comunitario y desincentivan la organización barrial, el liderazgo vecinal, la memoria del territorio.

V. El fetichismo tecnológico: confianza sin contexto

La inteligencia artificial aplicada al clima ha logrado avances importantes: predicciones más rápidas, menor consumo computacional, modelos abiertos como AIFS del Centro Europeo de Predicción. Sin embargo, la IA falla donde no hay datos locales. Y lo que no se mide, no se anticipa.

Corea del Sur ha logrado traducir la IA climática en protección real porque invierte en sensores, educación, redes vecinales y gobernanza. Haití, en cambio, dispone de algunas herramientas digitales, pero carece de electricidad confiable, personal capacitado y refugios adecuados. El mismo algoritmo... dos resultados opuestos.

Como concluye la Organización Meteorológica Mundial (2024): “La predicción climática solo se convierte en resiliencia si se ancla en redes humanas e institucionales sólidas”.

VI. ¿Y si el radar fuera humano? Casos de éxito desde la periferia y América Latina

Ya lo vimos en la Parte III: comunidades rurales en Oaxaca, Filipinas o Uganda desarrollan sistemas de alerta basados en observación ambiental, toques de campana, WhatsApp, pluviómetros artesanales o banderas rojas.

A estos casos se suman múltiples experiencias latinoamericanas:

En Venezuela, el SAT'C implementado por Cáritas ha demostrado que la apropiación local mejora la respuesta ante amenazas naturales.

En Chile, los comités vecinales de Peñalolén han construido una red sólida de alarma y apoyo entre ciudadanía, bomberos y salud.

En Quito (Ecuador), la instalación de alarmas comunitarias en barrios vulnerables ha permitido mejorar la coordinación vecinal ante emergencias.

En Cali (Colombia), el sistema de alertas inteligentes integra monitoreo multiamenazas, educación comunitaria y planificación territorial.

En el Caribe, Cuba destaca por su modelo de gestión integral que conecta sistemas institucionales con redes comunitarias, mientras países como Dominica y Santa Lucía han desarrollado guías de buenas prácticas junto con la Federación Internacional de la Cruz Roja y el PNUD.

VII. Propuestas: del dashboard a la comunidad

·       Integrar la tecnología al territorio: Diseñar apps y sistemas con participación local, traducidos a lenguas originarias y adaptados a contextos rurales y urbanos diversos.

·       Revalorizar el juicio humano: Fortalecer brigadas comunitarias, observación directa y monitoreo presencial como complemento insustituible de la IA.

·       Educar para actuar: Toda alerta debe estar acompañada de instrucciones claras, simulacros y protocolos entendibles.

·       Reconocer los saberes locales: Integrar conocimientos ancestrales y redes comunitarias en los sistemas oficiales de alerta.

·       Fortalecer políticas públicas con enfoque mixto: Impulsar reformas que integren tecnología, participación ciudadana, planificación territorial y cooperación internacional.

·       Evaluar con datos: Estudios en Chile muestran un aumento del 40% en la participación en simulacros tras la implementación de alarmas comunitarias; en México, los SAT han ayudado a reducir daños, aunque con marcadas diferencias urbano-rurales.

VIII. Cierre: Integrar tecnología, revalorizar humanidad

La alerta eficaz no se mide en píxeles, sino en confianza, organización y coherencia territorial. Necesitamos:

·       Co-diseñar sistemas con la comunidad.

·       Traducir tecnología a lenguas y contextos locales.

·       Capacitar en interpretación y acción, no solo en descarga de apps.

·       Invertir en redes humanas: radios, refugios, brigadas, simulacros.

          Porque cuando el cielo ruge, la mejor alerta no es la más ruidosa, sino la que llega a tiempo, se entiende... y se responde.

Fuentes:

1.    FAO (2024). Traditional knowledge systems in climate adaptation.

2.    IPCC (2023). Sixth Assessment Report – WG II: Impacts, Adaptation and Vulnerability.

3.    UNDRR (2022). Global Status Report on Early Warning Systems.

4.    ODI (2022). Community Early Warning Systems: A Review.

5.    OMM (2024). Early Warnings for All Initiative – Annual Update.

6.    PreventionWeb (2024). Case studies: Derna, Maui, Mozambique.

7.    Climate Centre (2024). Forecast-based Action and Community Systems.

8.    EMADEN Brasil (2024). Boletim de Avaliação de Sistemas Comunitários.

9.    Radio Comunitaria Alto Beni (2024). Documentación local.

10. Red de Mujeres Indígenas Amazónicas (2023). Reportes internos.

11. Peta Bencana (2024). Civic Tech and Disaster Response in Indonesia

12. Cáritas Venezuela (2023). SAT’C – Sistema de Alerta Temprana Comunitario

13. Cruz Roja Internacional (2024). Forecast-based Financing and Community Resilience

14. PNUD (2024). Guías de buenas prácticas en sistemas de alerta comunitaria para el Caribe

15. CGRR – Centro de Gestión para la Reducción del Riesgo, Cuba (2024)

16. VANI – Colombia (2023). Evaluación y Alerta de Vulnerabilidad en Áreas No Integradas

17. Programa Nacional de Protección Civil – México

 

 Serie: “Cuando la Alerta Colapsa”

0.- Fallas estructurales en sistemas de alerta temprana en contextos federales

https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/07/otra-perspectiva-fallas-estructurales.html

1.- Radar apagado: el desmantelamiento silencioso de la protección climática en el siglo XXI

(Parte I de la serie “Cuando la Alerta Colapsa”)

https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/07/otra-perspectiva-radar-apagado-el.html

2.- Radar apagado: El desmantelamiento silencioso de la protección climática en el siglo XXI

(Parte II de la serie “Cuando la Alerta Colapsa”)

https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/07/otra-perspectiva-radar-apagado-el_7.html

 3. Fronteras sin Alerta: Vulnerabilidad en la periferia del sistema

(Parte III de la serie "Cuando la Alerta Colapsa")

https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/07/otra-perspectiva-fronteras-sin-alerta.html


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