OTRA PERSPECTIVA
Trump necesita un enemigo externo: juicio
político, crisis interna y el viejo truco de la amenaza fabricada
Opinión de José Rafael Moya Saavedra
Introducción: Cuando el fuego interno no se
apaga, se lanza humo afuera
Donald Trump enfrenta una
tormenta política interna. El juicio político aprobado por el Congreso, la
desconfianza institucional creciente, las divisiones dentro del Partido
Republicano y una opinión pública cada vez más polarizada han debilitado su
figura como líder indiscutible. Ante este escenario, la historia enseña que hay
una salida recurrente: encontrar o fabricar un enemigo externo.
I. La estrategia de desviar hacia fuera lo que
se pudre por dentro
La instrumentalización del conflicto externo como recurso
político no es nueva. Gobiernos en crisis suelen usarlo para:
- Redirigir
la atención mediática.
- Justificar
medidas de excepción.
- Reagrupar
fuerzas internas apelando al patriotismo.
- Silenciar
críticas internas con el discurso de la "unidad frente al
enemigo".
En el caso de Trump, su estilo confrontativo, nacionalista
y propenso a la espectacularidad hace que este camino sea no solo probable,
sino peligroso.
II. Enemigos disponibles: Irán, China, incluso
Europa
Trump ha cultivado varios adversarios internacionales. En
este momento, los escenarios que podría activar como foco de tensión son:
- Irán:
El conflicto con Israel, la narrativa de la amenaza nuclear, y los ataques
cruzados ofrecen un terreno fértil para escalar sin parecer el agresor
inicial.
- China:
En el terreno comercial o tecnológico, siempre ha sido una carta narrativa
fuerte ante su base electoral.
- Europa:
Aunque menos obvio, su desdén hacia la UE y la OTAN puede ser exacerbado
para mostrar una imagen de líder que no se somete a viejas alianzas
"obsoletas".
III. El juicio político: una herida que sangra
imagen
El juicio político no solo amenaza con consecuencias
legales. Afecta directamente la percepción de liderazgo, la unidad del partido
y la narrativa de
"persecución política" que Trump tanto explota. En
este contexto, abrir un nuevo frente externo le permitiría:
- Recuperar
iniciativa narrativa.
- Paralizar
la cobertura crítica de los medios.
- Generar
una atmósfera de urgencia que justifique disciplina interna.
IV. Riesgo real: escalar para no caer
El principal riesgo de esta
estrategia es que no se limite a palabras o gestos simbólicos. Si Trump percibe
que su poder está en peligro real, podría autorizar acciones militares o
diplomáticas provocadoras con el objetivo de desatar una crisis controlada que
lo beneficie.
"Cuando el poder se tambalea por dentro,
se inventa una amenaza por fuera."
Esta frase podría convertirse en el resumen de su lógica de
acción actual.
Conclusión: La paz mundial también depende de
las crisis internas
En el juego geopolítico
contemporáneo, los conflictos externos no se explican solo por intereses
estratégicos. A veces responden a necesidades internas de supervivencia
política. Hoy, Trump no solo está debilitado en casa: está acorralado.
Y cuando un líder con
capacidad nuclear, retórica incendiaria y ambiciones de poder se siente
acorralado, el mundo entero debe encender sus alarmas.
Postdata
No basta con analizar lo que
Trump dice. Hay que entender por qué lo dice, en qué contexto lo dice, y a
quién le conviene que lo diga. Su discurso siempre es también una estrategia.
Fuentes y referencias indirectas:
- Declaraciones
oficiales en Truth Social.
- Análisis
de The Atlantic, BBC, Le Monde (2025).
- Datos
de encuestas sobre opinión pública republicana (YouGov, Pew Research).
- Discursos
en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
- Estudios
de caso sobre fabricación de amenazas (O'Donnell, Diamond, Chomsky).
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