OTRA PERSPECTIVA
Narrativas hegemónicas y censura informativa:
el dilema mediático entre Occidente y los medios no alineados
Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra
En el contexto contemporáneo
de tensiones geopolíticas, las disputas entre potencias no se limitan al plano
militar o económico, sino que se libran también en el terreno de la
información. Este ensayo analiza el modo en que agencias y medios occidentales
construyen narrativas dominantes, mientras que medios como RT (Rusia Today)
o PressTV (Irán) son objeto de censura, restricciones o deslegitimación
sistemática. A partir de una revisión crítica de los mecanismos informativos y
el discurso de la libertad de prensa, se plantea el dilema entre el derecho a
informar y el control ideológico de los relatos globales.
I. Introducción:
El campo de batalla de las
narrativas La llamada “batalla por el relato” se ha convertido en una
constante en el escenario global. Como advierte Manuel Castells (2009),
el poder ya no reside tanto en la imposición física como en la capacidad de
construir sentido a través de redes de comunicación. En esta lógica, la
información se vuelve recurso estratégico y la narrativa, un instrumento de
dominación simbólica. Este fenómeno se evidencia, por ejemplo, en cómo durante
el inicio de la invasión a Ucrania (febrero de 2022), tanto Rusia como la OTAN
lanzaron campañas paralelas de desinformación y propaganda. Sin embargo, en
Occidente, solo se señaló la “propaganda rusa” como amenaza, sin
reconocer los mecanismos propagandísticos propios.
II. Hegemonía mediática y relato único
La teoría del agenda-setting
(McCombs & Shaw, 1972) y el concepto de framing (Entman, 1993) explican
cómo los medios masivos determinan no solo de qué se habla, sino cómo debe
interpretarse. Las grandes agencias occidentales —como Reuters, AFP, CNN o
The New York Times— operan como centros productores de “realidad
informativa”, estableciendo jerarquías de importancia y legitimidad.
Bourdieu (1996) advierte que
los medios forman parte de un “campo periodístico” dominado por capital
simbólico, económico y político, que condiciona qué discursos tienen acceso a
la circulación masiva y cuáles son excluidos por considerarse “poco
profesionales” o “ideologizados”. La cobertura de la guerra en Gaza por parte
de medios como The New York Times o BBC ha sido cuestionada por
presentar sistemáticamente los ataques israelíes como "represalias"
y los ataques palestinos como "agresiones", evidenciando un
sesgo narrativo. Mientras tanto, las voces palestinas suelen aparecer como
víctimas pasivas o incluso como amenazas, sin agencia política. Este es un
claro ejemplo de framing que condiciona la percepción pública y refuerza
un relato hegemónico.
III. La censura disfrazada: El caso de RT y
PressTV
El caso de RT y PressTV
muestra cómo, bajo el argumento de proteger la democracia, se ejercen
mecanismos de exclusión sistemática. A partir del conflicto en Ucrania
(2022), medios rusos e iraníes fueron deshabilitados en redes, buscadores y
transmisiones públicas en varios países occidentales. Estas acciones, lejos de
ser aisladas, responden a una lógica de control de discurso global en la que la
pluralidad se subordina a la geopolítica. Chomsky y Herman (1988), en su
modelo de propaganda, explican que los medios dominantes filtran la información
en función de intereses corporativos, gubernamentales y militares. Bajo esta
lógica, la censura de medios no occidentales no responde necesariamente a la
falsedad de sus contenidos, sino a su potencial disruptivo en la narrativa
hegemónica.
Tras el inicio del conflicto
entre Rusia y Ucrania en 2022, la Unión Europea prohibió la emisión de
RT y Sputnik News, y plataformas como YouTube y Facebook cerraron sus canales
sin orden judicial, alegando “riesgo para la seguridad”. Esta censura
preventiva también alcanzó a periodistas independientes que trabajaban para
esos medios, como Abby Martin, cuya cobertura crítica fue silenciada en
plataformas occidentales. A pesar de que algunos contenidos podían ser
verificados y contrastados, fueron eliminados por su origen y no por su falta
de veracidad.
IV. La doble moral de la libertad de prensa
El ideal de libertad de prensa
se transforma en dogma selectivo cuando solo es defendido para quienes
sostienen el discurso dominante. La filósofa Nancy Fraser (2007) denuncia este
fenómeno como “hegemonía discursiva”: la imposición de una versión
legítima del mundo que excluye voces periféricas bajo el pretexto de mantener
el orden democrático. La censura de RT o PressTV no puede analizarse de
manera aislada: debe ser entendida como parte de un sistema que garantiza el
predominio de una visión occidental del conflicto, de los derechos humanos y de
los valores democráticos.
En 2021, la revista alemana Der
Spiegel reveló cómo el gobierno de Estados Unidos presionó a plataformas
tecnológicas para que vigilaran y, en ciertos casos, restringieran la
visibilidad de contenidos considerados “sensibles” sobre Afganistán tras
la retirada de tropas. Mientras tanto, se denunciaba a China o Irán por
prácticas similares, mostrando una clara doble moral: la censura es
inaceptable… salvo cuando la ejerce el poder occidental.
V. El papel del periodista crítico
Frente a este contexto, el
periodismo está llamado a recuperar su función ética y social. Ramón Reig
(2011) recuerda que el periodista no es un “reproductor de líneas
editoriales”, sino un actor con responsabilidad crítica frente a las
estructuras de poder. Verificar, contrastar y contextualizar no son tareas
técnicas: son actos de resistencia frente a la homogeneización informativa.
En América Latina, el caso de
Telesur es ilustrativo. Fundado como un medio alternativo a las agencias
internacionales, ha sido censurado en países como Colombia y retirado de
operadores de cable en Argentina. A pesar de que su contenido puede ser cuestionado
por su cercanía a ciertos gobiernos, la censura ha sido justificada por "seguridad
nacional". Periodistas como Aram Aharonian, fundador del canal,
han defendido la necesidad de mantener espacios informativos no alineados como
contrapeso del relato único promovido por conglomerados internacionales.
VI. Censura en Rusia e Irán frente a narrativas
occidentales
En Rusia, la censura estatal
se consolidó tras la invasión a Ucrania en 2022. Se prohibieron los medios
independientes, se bloqueó el acceso a portales internacionales y se penalizó
con hasta 15 años de cárcel la difusión de información considerada "falsa"
sobre operaciones militares.
Esta represión se acompaña de
una narrativa oficial que refuerza agravios históricos y acusa a Occidente de
manipular la verdad con fines de desestabilización. Irán, por su parte, ha
perfeccionado un sistema de control digital basado en el bloqueo de redes
sociales, represión física de protestas, control narrativo de los medios
estatales y uso de ciberbatallones para contrarrestar la disidencia.
Ambos regímenes comparten una
lógica de censura basada en el aislamiento informativo, la criminalización de
la crítica y la difusión de una narrativa única orientada a consolidar el poder
interno y desacreditar las versiones occidentales.
Cuadro comparativo 1: Estrategias de censura y
efectos narrativos
Cuadro comparativo 2: Ejes narrativos
occidentales sobre Rusia e Irán
VII. Conclusiones
Hacia un nuevo mapa de la
verdad El mapa mediático global actual revela una tensión entre pluralismo
informativo y control narrativo. Censurar medios no alineados, incluso cuando
tengan intereses estatales, es renunciar al derecho de las audiencias a contrastar
versiones y construir su propio juicio. Como señala Ignacio Ramonet (2001),
no existe libertad de prensa sin diversidad de voces. Defender el derecho a
informar no puede significar permitir solo un relato.
El futuro del periodismo
dependerá de su capacidad de abrirse a la diferencia, sin renunciar a los
principios de rigor, ética y responsabilidad. Un caso paradigmático fue la
cobertura de los Papeles de Pandora (2021), donde los medios
internacionales destacaron principalmente nombres de países en desarrollo,
mientras minimizaban o relegaban a notas marginales los nombres de empresarios,
políticos o instituciones de países occidentales implicados. Este tipo de
edición selectiva evidencia que el periodismo, incluso cuando opera con datos
objetivos, puede reforzar estructuras de poder mediante el sesgo editorial.
📚 Bibliografía
(APA 7ª edición)
- Bourdieu,
P. (1996). Sobre la televisión. Anagrama.
- Castells,
M. (2009). Comunicación y poder. Alianza Editorial.
- Chomsky, N., & Herman, E. S. (1988). Manufacturing Consent: The Political Economy of
the Mass Media. Pantheon Books.
- Entman, R. M. (1993). Framing: Toward Clarification of a Fractured
Paradigm. Journal of Communication, 43(4), 51–58.
- Fraser,
N. (2007). Escalas de justicia. Herder.
- McCombs, M., & Shaw, D. L. (1972). The Agenda-Setting Function of Mass Media. Public
Opinion Quarterly, 36(2), 176–187.
- Ramonet,
I. (2001). La tiranía de la comunicación. Debate.
- Reig,
R. (2011). Los dueños del periodismo. Gedisa.
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