lunes, 16 de junio de 2025

 




OTRA PERSPECTIVA

Narrativas hegemónicas y censura informativa: el dilema mediático entre Occidente y los medios no alineados

Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra

En el contexto contemporáneo de tensiones geopolíticas, las disputas entre potencias no se limitan al plano militar o económico, sino que se libran también en el terreno de la información. Este ensayo analiza el modo en que agencias y medios occidentales construyen narrativas dominantes, mientras que medios como RT (Rusia Today) o PressTV (Irán) son objeto de censura, restricciones o deslegitimación sistemática. A partir de una revisión crítica de los mecanismos informativos y el discurso de la libertad de prensa, se plantea el dilema entre el derecho a informar y el control ideológico de los relatos globales.

I. Introducción:

El campo de batalla de las narrativas La llamada “batalla por el relato” se ha convertido en una constante en el escenario global. Como advierte Manuel Castells (2009), el poder ya no reside tanto en la imposición física como en la capacidad de construir sentido a través de redes de comunicación. En esta lógica, la información se vuelve recurso estratégico y la narrativa, un instrumento de dominación simbólica. Este fenómeno se evidencia, por ejemplo, en cómo durante el inicio de la invasión a Ucrania (febrero de 2022), tanto Rusia como la OTAN lanzaron campañas paralelas de desinformación y propaganda. Sin embargo, en Occidente, solo se señaló la “propaganda rusa” como amenaza, sin reconocer los mecanismos propagandísticos propios.

II. Hegemonía mediática y relato único

La teoría del agenda-setting (McCombs & Shaw, 1972) y el concepto de framing (Entman, 1993) explican cómo los medios masivos determinan no solo de qué se habla, sino cómo debe interpretarse. Las grandes agencias occidentales —como Reuters, AFP, CNN o The New York Times— operan como centros productores de “realidad informativa”, estableciendo jerarquías de importancia y legitimidad.

Bourdieu (1996) advierte que los medios forman parte de un “campo periodístico” dominado por capital simbólico, económico y político, que condiciona qué discursos tienen acceso a la circulación masiva y cuáles son excluidos por considerarse “poco profesionales” o “ideologizados”. La cobertura de la guerra en Gaza por parte de medios como The New York Times o BBC ha sido cuestionada por presentar sistemáticamente los ataques israelíes como "represalias" y los ataques palestinos como "agresiones", evidenciando un sesgo narrativo. Mientras tanto, las voces palestinas suelen aparecer como víctimas pasivas o incluso como amenazas, sin agencia política. Este es un claro ejemplo de framing que condiciona la percepción pública y refuerza un relato hegemónico.

III. La censura disfrazada: El caso de RT y PressTV

El caso de RT y PressTV muestra cómo, bajo el argumento de proteger la democracia, se ejercen mecanismos de exclusión sistemática. A partir del conflicto en Ucrania (2022), medios rusos e iraníes fueron deshabilitados en redes, buscadores y transmisiones públicas en varios países occidentales. Estas acciones, lejos de ser aisladas, responden a una lógica de control de discurso global en la que la pluralidad se subordina a la geopolítica. Chomsky y Herman (1988), en su modelo de propaganda, explican que los medios dominantes filtran la información en función de intereses corporativos, gubernamentales y militares. Bajo esta lógica, la censura de medios no occidentales no responde necesariamente a la falsedad de sus contenidos, sino a su potencial disruptivo en la narrativa hegemónica.

Tras el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022, la Unión Europea prohibió la emisión de RT y Sputnik News, y plataformas como YouTube y Facebook cerraron sus canales sin orden judicial, alegando “riesgo para la seguridad”. Esta censura preventiva también alcanzó a periodistas independientes que trabajaban para esos medios, como Abby Martin, cuya cobertura crítica fue silenciada en plataformas occidentales. A pesar de que algunos contenidos podían ser verificados y contrastados, fueron eliminados por su origen y no por su falta de veracidad.

IV. La doble moral de la libertad de prensa

El ideal de libertad de prensa se transforma en dogma selectivo cuando solo es defendido para quienes sostienen el discurso dominante. La filósofa Nancy Fraser (2007) denuncia este fenómeno como “hegemonía discursiva”: la imposición de una versión legítima del mundo que excluye voces periféricas bajo el pretexto de mantener el orden democrático. La censura de RT o PressTV no puede analizarse de manera aislada: debe ser entendida como parte de un sistema que garantiza el predominio de una visión occidental del conflicto, de los derechos humanos y de los valores democráticos.

En 2021, la revista alemana Der Spiegel reveló cómo el gobierno de Estados Unidos presionó a plataformas tecnológicas para que vigilaran y, en ciertos casos, restringieran la visibilidad de contenidos considerados “sensibles” sobre Afganistán tras la retirada de tropas. Mientras tanto, se denunciaba a China o Irán por prácticas similares, mostrando una clara doble moral: la censura es inaceptable… salvo cuando la ejerce el poder occidental.

V. El papel del periodista crítico

Frente a este contexto, el periodismo está llamado a recuperar su función ética y social. Ramón Reig (2011) recuerda que el periodista no es un “reproductor de líneas editoriales”, sino un actor con responsabilidad crítica frente a las estructuras de poder. Verificar, contrastar y contextualizar no son tareas técnicas: son actos de resistencia frente a la homogeneización informativa.

En América Latina, el caso de Telesur es ilustrativo. Fundado como un medio alternativo a las agencias internacionales, ha sido censurado en países como Colombia y retirado de operadores de cable en Argentina. A pesar de que su contenido puede ser cuestionado por su cercanía a ciertos gobiernos, la censura ha sido justificada por "seguridad nacional". Periodistas como Aram Aharonian, fundador del canal, han defendido la necesidad de mantener espacios informativos no alineados como contrapeso del relato único promovido por conglomerados internacionales.

VI. Censura en Rusia e Irán frente a narrativas occidentales

En Rusia, la censura estatal se consolidó tras la invasión a Ucrania en 2022. Se prohibieron los medios independientes, se bloqueó el acceso a portales internacionales y se penalizó con hasta 15 años de cárcel la difusión de información considerada "falsa" sobre operaciones militares.

Esta represión se acompaña de una narrativa oficial que refuerza agravios históricos y acusa a Occidente de manipular la verdad con fines de desestabilización. Irán, por su parte, ha perfeccionado un sistema de control digital basado en el bloqueo de redes sociales, represión física de protestas, control narrativo de los medios estatales y uso de ciberbatallones para contrarrestar la disidencia.

Ambos regímenes comparten una lógica de censura basada en el aislamiento informativo, la criminalización de la crítica y la difusión de una narrativa única orientada a consolidar el poder interno y desacreditar las versiones occidentales.

Cuadro comparativo 1: Estrategias de censura y efectos narrativos

 

Cuadro comparativo 2: Ejes narrativos occidentales sobre Rusia e Irán

 

VII. Conclusiones

Hacia un nuevo mapa de la verdad El mapa mediático global actual revela una tensión entre pluralismo informativo y control narrativo. Censurar medios no alineados, incluso cuando tengan intereses estatales, es renunciar al derecho de las audiencias a contrastar versiones y construir su propio juicio. Como señala Ignacio Ramonet (2001), no existe libertad de prensa sin diversidad de voces. Defender el derecho a informar no puede significar permitir solo un relato.

El futuro del periodismo dependerá de su capacidad de abrirse a la diferencia, sin renunciar a los principios de rigor, ética y responsabilidad. Un caso paradigmático fue la cobertura de los Papeles de Pandora (2021), donde los medios internacionales destacaron principalmente nombres de países en desarrollo, mientras minimizaban o relegaban a notas marginales los nombres de empresarios, políticos o instituciones de países occidentales implicados. Este tipo de edición selectiva evidencia que el periodismo, incluso cuando opera con datos objetivos, puede reforzar estructuras de poder mediante el sesgo editorial.

📚 Bibliografía (APA 7ª edición)

  • Bourdieu, P. (1996). Sobre la televisión. Anagrama.
  • Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Alianza Editorial.
  • Chomsky, N., & Herman, E. S. (1988). Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media. Pantheon Books.
  • Entman, R. M. (1993). Framing: Toward Clarification of a Fractured Paradigm. Journal of Communication, 43(4), 51–58.
  • Fraser, N. (2007). Escalas de justicia. Herder.
  • McCombs, M., & Shaw, D. L. (1972). The Agenda-Setting Function of Mass Media. Public Opinion Quarterly, 36(2), 176–187.
  • Ramonet, I. (2001). La tiranía de la comunicación. Debate.
  • Reig, R. (2011). Los dueños del periodismo. Gedisa.

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