jueves, 12 de junio de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

Esposas para un Senador: Autoritarismo Encubierto y el Riesgo de la Nueva Seguridad Federal
Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra

I. Introducción

La escena fue tan clara como alarmante: el senador Alex Padilla, representante electo por el estado de California y presidente del Subcomité de Inmigración del Senado de los Estados Unidos, fue reducido, esposado y expulsado por la fuerza durante una conferencia de prensa oficial encabezada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. El hecho, registrado en múltiples videos, no solo estremeció a la opinión pública por la violencia innecesaria, sino que encendió una alerta mayor: ¿qué democracia permite que un senador sea silenciado a golpes por ejercer su función de supervisión?

Este ensayo busca analizar el incidente no como un hecho aislado, sino como un síntoma de una preocupante tendencia a la autocratización del poder ejecutivo en Estados Unidos, bajo el pretexto de la “seguridad” y del orden protocolar. El caso Padilla debe leerse como una advertencia urgente sobre la fragilidad de los contrapesos, la criminalización del disenso y el creciente uso del aparato de seguridad como herramienta política.

II. El hecho: entre protocolos y represión

La versión oficial del Departamento de Seguridad Nacional alega que Padilla “interrumpió irrespetuosamente” el evento y que no se identificó conforme a los protocolos. Sin embargo, los videos muestran al senador levantándose, nombrándose y formulando una pregunta sobre las redadas migratorias en California. Por ese acto —esencialmente democrático— fue arrojado al suelo y esposado.

Que esto ocurriera en un edificio federal, en una audiencia pública, frente a cámaras y sin consecuencias legales posteriores, revela que el castigo no era judicial: era ejemplarizante. No se trató de aplicar la ley, sino de imponer un mensaje: incluso los representantes electos deben “guardar silencio” si interpelan al poder fuera de los canales controlados.

III. Contexto: migración, polarización y mano dura

Este episodio no puede desvincularse del clima político que lo precede. Bajo la administración actual, el discurso oficial ha retomado una narrativa de “reconquista del orden” frente a lo que llaman “ciudades santuario” o gobiernos estatales “socialistas”. La promesa de Noem de “liberar” a Los Ángeles del “control progresista” no es solo una frase desafortunada: es una doctrina de intervención federal disfrazada de seguridad interna.

La intensificación de operativos migratorios, el despliegue de fuerzas especiales y la falta de transparencia sobre detenciones masivas han despertado la preocupación de activistas, iglesias, alcaldes y legisladores. Padilla, siendo senador latino y con largo historial de defensa de los migrantes, representa la intersección incómoda entre las voces críticas y los territorios rebeldes.

IV. Implicaciones institucionales: cuando la democracia se doblega

La democracia liberal se funda en principios como la libertad de expresión, la separación de poderes y la rendición de cuentas. Cuando uno de esos pilares se debilita, todo el edificio comienza a tambalearse. La detención de Padilla por intentar ejercer su función fiscalizadora atenta directamente contra el principio de accountability: la idea de que el poder debe poder ser cuestionado, auditado y limitado.

Si a un senador se le impide hablar, ¿qué le espera a un periodista, a un migrante sin papeles, a un ciudadano común? La escena de un político esposado por preguntar deja una huella indeleble en la conciencia colectiva: la represión ya no es excepcional, es normativa.

V. Escenarios prospectivos: ¿qué sigue?

A partir de los hechos, se abren al menos tres escenarios posibles con implicaciones políticas, sociales e institucionales:

1. Escenario de confrontación democrática

Padilla y otros legisladores exigen investigaciones formales, audiencias en el Congreso y posibles sanciones al DHS. El incidente se convierte en bandera de defensa de la democracia, con eco nacional e internacional.

2. Escenario de desmovilización

El gobierno federal sostiene su narrativa de “protocolo cumplido”. Padilla no insiste, y el caso se disuelve mediáticamente con el paso del tiempo. Esto sienta un precedente alarmante de impunidad institucional y normaliza el uso de la fuerza contra voces críticas.

3. Escenario de polarización estratégica

Ambas partes instrumentalizan el incidente para movilizar a sus bases. El oficialismo lo presenta como una “puesta en escena izquierdista”, mientras la oposición lo convierte en símbolo de resistencia. La institucionalidad queda atrapada en el fuego cruzado.

VI. Conclusión

El caso de Alex Padilla no es una anécdota: es una fisura visible en los cimientos democráticos de los Estados Unidos. Es un espejo incómodo que refleja cómo el discurso de seguridad puede servir para encubrir prácticas autoritarias, y cómo la institucionalidad democrática se vuelve vulnerable cuando quienes deberían fiscalizar son silenciados a la fuerza.

Noem ha negado abuso alguno. Pero lo cierto es que, en política, lo que se ve pesa más que lo que se niega. Y lo que vimos fue a un senador latino esposado por ejercer su derecho a preguntar.

Si eso no nos escandaliza —si eso no nos hace reaccionar— entonces la democracia ya no está en riesgo: ya está en retroceso.

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