OTRA PERSPECTIVA
Migración, militarización y resistencia: la rebelión de
las ciudades
Opinion de José Rafael Moya Saavedra
De Los Ángeles a Austin, pasando
por Denver y Filadelfia, una ola de protestas ciudadanas desafía el relato
autoritario de Trump sobre la migración. Esta resistencia ya no es solo de
calle: se expresa también en tribunales, congresos estatales y desde el poder
local. Nos enfrentamos a uno de los momentos más tensos y definitivos de la
democracia estadounidense contemporánea.
Capítulo 1: El detonante – Los Ángeles militarizada
La decisión del presidente Donald
Trump de desplegar más de 4,000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines
en Los Ángeles sin el consentimiento del gobernador Gavin Newsom ni de la
alcaldesa marcó un punto de quiebre institucional. Justificada bajo el
argumento de una "invasión extranjera", esta acción fue
percibida como una escalada autoritaria. El gobernador de California y su
fiscal general respondieron con una demanda por violación a la soberanía
estatal.
Trump amenazó con invocar la Ley
de Insurrección y acusó a los manifestantes de ser "enemigos" y
"animales", lo que encendió una ola de rechazo dentro y fuera del
estado. Los Ángeles se convirtió en el epicentro de una confrontación que dejó
de ser solo migratoria para volverse política y democrática.
Capítulo 2: Texas dividido – El caso de Austin
Mientras el gobernador Greg
Abbott respaldaba a Trump y desplegaba la Guardia Nacional en varias ciudades,
Austin mostraba una cara distinta: protestas frente a oficinas federales,
bloqueos en la calle, enfrentamientos con la policía, gas pimienta y arrestos.
La ciudad capital de Texas se convirtió en un foco de oposición interna,
desafiando la narrativa unificada del estado.
Los riesgos del uso de fuerzas
militares para controlar manifestaciones han sido severamente cuestionados: hay
reportes de uso excesivo de la fuerza, barreras peligrosas (como alambres de
púa y boyas con cuchillas), separaciones familiares y hasta suicidios de
elementos de la Guardia Nacional desplegados. La Operación Lone Star ha
costado más de 11 mil millones de dólares sin frenar el flujo migratorio,
evidenciando su ineficacia y alto costo humano.
Capítulo 3: Colorado legisla, protesta y resiste
En contraste con Texas, Colorado
ha optado por una vía legal e institucional. Las leyes HB19-1124, SB21-131 y
SB20-083 limitan la cooperación con ICE, protegen a residentes indocumentados y
restringen arrestos por razones migratorias. Las protestas en Denver y otras
ciudades del estado se han dado bajo el lema "From LA to Denver: ICE
Out". El movimiento es amplio, organizado y respaldado por sectores
sociales, sindicales y legislativos.
Aunque ha habido tensiones
internas –como la supuesta orden del gobernador Jared Polis para colaborar con
ICE– la tendencia estatal es de rechazo a la intervención federal y de defensa
activa de las comunidades migrantes.
Capítulo 4: El contagio nacional y el rol de las redes
Las protestas se han expandido a
al menos 27 ciudades: Nueva York, Chicago, Filadelfia, San Francisco, Atlanta,
Seattle, Las Vegas, Washington D.C., entre otras. Las características comunes: rechazo
a las redadas, exigencia de abolir ICE, repudio al despliegue militar, y una
creciente coordinación nacional impulsada por redes sociales.
La detención de líderes
sindicales, el uso de balas de goma, los toques de queda y la declaración de
protestas ilegales en algunas ciudades han intensificado la indignación. Las
redes han sido clave para viralizar la represión y organizar manifestaciones
rápidas y multitudinarias.
Capítulo 5: Una guerra por la narrativa
Trump ha convertido la migración
en un campo de batalla discursivo. Al calificar la situación como "invasiva"
y justificar el uso de la fuerza, busca consolidar una narrativa de orden
frente al caos. Pero esa estrategia ha tenido un efecto opuesto en muchos
sectores: despertó una resistencia social que articula valores democráticos,
defensa de derechos humanos y rechazo al autoritarismo.
En estados santuario, ciudades
progresistas y sectores organizados, la narrativa alternativa gana terreno: no
se trata de una crisis migratoria, sino de una crisis moral y política que
exige una respuesta desde la legalidad y la empatía.
¿Resistencia o refundación?
Lo que comenzó en Los Ángeles ya
no es solo protesta. Es una afirmación de principios. La militarización, las
redadas masivas y la criminalización de la migración han despertado un
movimiento que podría redefinir el rumbo del país.
Las calles, los congresos
estatales, los tribunales y las redes sociales se han convertido en frentes de
batalla donde se juega algo más que una política migratoria: se juega el
futuro de la democracia estadounidense.
Y tal vez, cuando el polvo se
asiente, recordemos que todo comenzó cuando una ciudad se negó a obedecer el
miedo.
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