sábado, 3 de mayo de 2025

 



OTRA PERSPECTIVA

La Frontera Calla: Entrega 2 – Voces apagadas: militarización, diplomacia y el precio del silencio

Opinion de José Rafael Moya Saavedra

La frontera no solo calla. La frontera silencia.

Silencia a quienes denuncian. Silencia a quienes migran. Silencia incluso a quienes mandan.

Porque la política fronteriza en 2025 no se grita, se negocia entre líneas, se susurra en llamadas y se ejecuta con botas.

Tras la reinstalación de Trump en la Casa Blanca, el discurso se endureció. Pero más grave aún: México lo asumió sin chistar.

Mientras en Washington se firmaban órdenes ejecutivas para deportaciones exprés y cierre de cruces, en Palacio Nacional se tejían respuestas dóciles:

·       más retenes, más soldados, más programas con nombre amable para una estrategia brutal.

 

Claudia Sheinbaum ha mantenido una postura pública de respeto y cooperación. Pero en los hechos, el gobierno mexicano ha cedido soberanía en nombre de la "gobernabilidad compartida".

¿Ejemplo?

— La Guardia Nacional actuando bajo lógica estadounidense en suelo mexicano.

— Las agencias norteamericanas ampliando su presencia, ahora también en temas migratorios y no sólo en seguridad o drogas.

— Y un aparato diplomático que repite una narrativa vacía: "México protege los derechos humanos..." mientras en la frontera los derechos se quedan del otro lado.

La frontera se volvió un laboratorio de impunidad compartida.

Trump endurece. Sheinbaum se adapta.

Y los que mueren, cruzan, huyen o desaparecen... son solo cifras en los márgenes de un comunicado conjunto.

Pero esto no es nuevo.

Es continuidad.

La diferencia es que ahora, no hay escándalo.

·       No hay tensiones de heno.

·       No hay Peña Nieto tartamudeando ante insultos.

·       No hay AMLO declarando su soberanía en conferencias.

·       Hay una calma inquietante, cómplice, funcional.

Y mientras tanto, los migrantes siguen llegando.

    Y México se sigue convirtiendo —sin ley ni mandato— en el gendarme migratorio de los Estados Unidos.

El precio de esa obediencia no lo paga el gobierno.

Lo pagan los cuerpos abandonados en el desierto.

Las mujeres violadas en retenes.

Los niños desaparecidos en albergues improvisados.

Y una sociedad que, ante tanto silencio, empieza a olvidar que esto no es normal.

 

Porque cuando las voces se apagan, el muro crece.

No en metros.

Sino en miedo.

Primera entrega: https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/05/otra-perspectiva-la-frontera-calla.html

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