OTRA PERSPECTIVA
Buscar
hasta que duela: El doble duelo de México
Opinion de José Rafael Moya Saavedra
En México, hay quienes tienen
que enterrar dos veces a sus seres queridos.
Primero, al verlos desaparecer entre la indiferencia.
Después, al perder la vida por atreverse a buscarlos.
Buscar a un familiar
desaparecido debería ser un acto de amor.
Aquí, es una sentencia de muerte.
La doble tragedia de quienes aman hasta el
final
Madres, padres, hermanos, esposos.
Personas que no eligieron ser activistas ni defensores de derechos humanos.
Eligieron amar.
Eligieron no resignarse.
Marisela Escobedo, Nepomuceno
Moreno, Miriam Rodríguez, Rosario Lilián Rodríguez, entre tantos otros, no sólo
buscaron restos:
buscaron dignidad, verdad, justicia.
Sus nombres conforman un mapa
de dolor que atraviesa gobiernos, estados, años y discursos.
Pero lo más devastador no es su muerte.
Es la impunidad que la permitió.
Buscar no debería costar la vida
En cada caso, hay un patrón:
- Amenazas
ignoradas.
- Peticiones
de ayuda desatendidas.
- Criminalización
sutil del buscador.
- Silencio
oficial tras el asesinato.
- Y
una carpeta de investigación que duerme, junto a tantas otras.
Las autoridades mexicanas han
sido, una y otra vez, cómplices pasivos de estas tragedias.
La ausencia de justicia para los buscadores asesinados es una segunda
desaparición, no menos cruel que la primera.
Porque al matarlos, no sólo
quitan una vida:
quitan la esperanza de encontrar a los que aún faltan.
Un acto heroico en un país que olvida
Pero ellos, ellas, no son víctimas anónimas.
Son héroes civiles.
Son sembradores de memoria.
Son guardianes de la dignidad nacional.
Buscar en México no es solo un acto desesperado.
Es un acto de resistencia contra la impunidad, una rebelión silenciosa
contra el olvido al que nos quieren condenar.
Cada pala que removió tierra, cada fotografía levantada,
cada grito en una marcha:
fue un acto de amor mayor que la violencia.
Mientras haya quien busque, no estamos perdidos
Sus huellas no terminan donde su vida fue arrebatada.
Sus huellas siguen.
En cada colectivo de búsqueda.
En cada madre que camina sola en un paraje desolado.
En cada corazón que se niega a aceptar que el dolor sea normal.
No basta con honrarlos.
Debemos exigir justicia.
Debemos recordar sus nombres.
Debemos proteger a quienes, todavía hoy, salen a buscar.
Porque mientras en México haya quien busque,
México todavía tiene alma.
"En la tierra que los gobiernos
abandonaron, los buscadores sembraron dignidad.
Y aunque pretendan callarlos, su memoria sigue hablando."
Nota:
Esta reflexión toma como base la valiosa investigación realizada por Analy
Nuño y Aranzazú Ayala Martínez, publicada en el proyecto A dónde
van los desaparecidos y retomada en Proceso el 5 de abril de 2025.
Nuestro respeto y reconocimiento a su trabajo de memoria y denuncia.
Nota complementaria:
Esta reflexión se enlaza con nuestro reportaje
"Teuchitlán no se olvida", donde documentamos los horrores de los
campos clandestinos en México.
Hoy recordamos que buscar la verdad en esos mismos campos
ha costado también la vida de quienes no renunciaron a la esperanza.
https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/04/otra-perspectiva-teuchitlan-no-se.html
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