sábado, 26 de abril de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

 Buscar hasta que duela: El doble duelo de México

Opinion de José Rafael Moya Saavedra

En México, hay quienes tienen que enterrar dos veces a sus seres queridos.
Primero, al verlos desaparecer entre la indiferencia.
Después, al perder la vida por atreverse a buscarlos.

Buscar a un familiar desaparecido debería ser un acto de amor.
Aquí, es una sentencia de muerte.

La doble tragedia de quienes aman hasta el final

Madres, padres, hermanos, esposos.
Personas que no eligieron ser activistas ni defensores de derechos humanos.
Eligieron amar.
Eligieron no resignarse.

Marisela Escobedo, Nepomuceno Moreno, Miriam Rodríguez, Rosario Lilián Rodríguez, entre tantos otros, no sólo buscaron restos:
buscaron dignidad, verdad, justicia.

Sus nombres conforman un mapa de dolor que atraviesa gobiernos, estados, años y discursos.
Pero lo más devastador no es su muerte.
Es la impunidad que la permitió.

Buscar no debería costar la vida

En cada caso, hay un patrón:

  • Amenazas ignoradas.
  • Peticiones de ayuda desatendidas.
  • Criminalización sutil del buscador.
  • Silencio oficial tras el asesinato.
  • Y una carpeta de investigación que duerme, junto a tantas otras.

Las autoridades mexicanas han sido, una y otra vez, cómplices pasivos de estas tragedias.
La ausencia de justicia para los buscadores asesinados es una segunda desaparición, no menos cruel que la primera.

Porque al matarlos, no sólo quitan una vida:
quitan la esperanza de encontrar a los que aún faltan.

Un acto heroico en un país que olvida

Pero ellos, ellas, no son víctimas anónimas.
Son héroes civiles.
Son sembradores de memoria.
Son guardianes de la dignidad nacional.

        Buscar en México no es solo un acto desesperado.
Es un acto de resistencia contra la impunidad, una rebelión silenciosa contra el olvido al que nos quieren condenar.

        Cada pala que removió tierra, cada fotografía levantada, cada grito en una marcha:
fue un acto de amor mayor que la violencia.

Mientras haya quien busque, no estamos perdidos

Sus huellas no terminan donde su vida fue arrebatada.
Sus huellas siguen.
En cada colectivo de búsqueda.
En cada madre que camina sola en un paraje desolado.
En cada corazón que se niega a aceptar que el dolor sea normal.

No basta con honrarlos.
Debemos exigir justicia.
Debemos recordar sus nombres.
Debemos proteger a quienes, todavía hoy, salen a buscar.

Porque mientras en México haya quien busque,
México todavía tiene alma.

 

"En la tierra que los gobiernos abandonaron, los buscadores sembraron dignidad.
Y aunque pretendan callarlos, su memoria sigue hablando."

 

Nota:
Esta reflexión toma como base la valiosa investigación realizada por Analy Nuño y Aranzazú Ayala Martínez, publicada en el proyecto A dónde van los desaparecidos y retomada en Proceso el 5 de abril de 2025.
Nuestro respeto y reconocimiento a su trabajo de memoria y denuncia.

https://www.proceso.com.mx/nacional/2025/4/5/27-personas-buscadoras-han-sido-asesinadas-tres-mas-desaparecidas-en-mexico-348806.html

  

Nota complementaria:

Esta reflexión se enlaza con nuestro reportaje "Teuchitlán no se olvida", donde documentamos los horrores de los campos clandestinos en México.

Hoy recordamos que buscar la verdad en esos mismos campos ha costado también la vida de quienes no renunciaron a la esperanza.

https://otraperspectivarafamoya.blogspot.com/2025/04/otra-perspectiva-teuchitlan-no-se.html

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