OTRA PERSPECTIVA
Desapariciones Forzadas en México: Una Crisis Humanitaria
Multiplicadora de Delitos
Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra
En marzo de 2025, el hallazgo de
un “campo de exterminio” en Rancho Izaguirre —operado por el Cártel
Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Teuchitlán, Jalisco— estremeció a la
conciencia nacional e internacional. Decenas de cadáveres calcinados, cientos
de zapatos dispersos como testimonio silente y restos de crematorios
clandestinos confirmaron lo que cientos de miles de familias mexicanas
sospechaban desde hace años: las desapariciones forzadas en México no son
hechos aislados ni meramente episodios de reclutamiento para la violencia, sino
el núcleo de un entramado criminal que multiplica la crueldad y la explotación.
Más de 121 000 personas
permanecen oficialmente desaparecidas o no localizadas en México al inicio de
2025, con una impunidad que roza el 95% para delitos violentos. Esta crisis
—denunciada por Lydia Cacho como la manifestación más brutal de la corrupción
institucional— trasciende fronteras y géneros, englobando tráfico sexual de
niñas y adolescentes, extracción forzada de órganos, extorsión a familiares,
ejecuciones extrajudiciales y colusión sistemática entre funcionarios públicos
y cárteles.
A diferencia de décadas
anteriores, cuando las desapariciones eran atribuidas a la “guerra sucia”
del Estado, hoy México enfrenta una NECROMÁQUINA alimentada por el
crimen organizado y la complicidad estatal. El descubrimiento en Teuchitlán no
solo revela la anatomía de un campo de exterminio moderno: expone un modelo
criminal integral cuya finalidad última no es solo el control territorial sino
el lucro ilimitado a costa de vidas humanas.
Este artículo investiga cómo las
desapariciones forzadas funcionan como plataforma para múltiples delitos graves
—más allá de la simple conscripción de sicarios— y menciona casos concretos que ilustran esta red de
violencia, explotación y corrupción. El objetivo es mostrar con datos,
testimonios y denuncias de expertos la verdadera dimensión de esta crisis
humanitaria, urgir una respuesta integral y alertar a la sociedad sobre el
precio que está pagando México en la sombra de la impunidad.
I. El Caso Teuchitlán: Símbolo de la Impunidad
El descubrimiento en marzo de
2025 del Rancho Izaguirre —un predio rural en Teuchitlán, Jalisco— marcó un
antes y un después en la percepción pública de la crisis de desapariciones
forzadas en México. Lo que comenzó como una búsqueda rutinaria de colectivos
familiares se transformó en el hallazgo de un auténtico “campo de
exterminio” controlado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Modalidades criminales
Sobrevivientes describen prácticas de violencia extrema
jamás vistas en territorio mexicano:
·
Tortura prolongada: esposamiento al sol
durante días, mutilaciones intencionales y ejecución frente a otros cautivos.
·
Extracción de órganos: menores de edad
sometidos a operaciones sin anestesia para la venta de riñones y otros tejidos
·
Explotación sexual y trabajos forzados:
víctimas obligadas a prostituirse o cavar fosas clandestinas bajo amenazas de
muerte.
·
Homicidios y desmembramientos: cuerpos
encontrados descuartizados, muchas veces enterrados o incinerados en hornos
improvisados.
Colusión e impunidad institucional
A pesar de la evidencia
irrefutable —154 pares de zapatos, decenas de mochilas, restos humanos y
fotografías— la fiscalía general de la República (FGR) reaccionó
minimizando el hallazgo de Rancho Izaguirre y culpando exclusivamente a la
Fiscalía de Jalisco por supuestas "omisiones" en la
investigación inicial. Documentos internos y testimonios de colectivos
denunciaron que, antes de permitir el acceso de expertos forenses, agentes
ministeriales retiraron del sitio evidencia clave, borrando huellas que podrían
vincular al CJNG y a funcionarios públicos con crímenes atroces.
Este modus operandi de
encubrimiento se extiende a niveles estatales y federales: funcionarios se
acusan mutuamente mientras evitan indagar la participación directa de
servidores públicos en desapariciones forzadas. Según el informe de Impunidad
Cero, menos del 1% de los casos violentos en México llega a proceso penal,
convirtiendo al país en el segundo de América Latina con mayor impunidad en
crímenes de lesa humanidad.
El resultado es una “zona
gris” de impunidad estructural, donde el silencio institucional protege a
los perpetradores y perpetúa el sufrimiento de miles de familias. Los
colectivos de búsqueda, quienes han arriesgado su vida para exponer estos
crímenes, enfrentan amenazas constantes sin respaldo estatal. La impunidad no
es solo la ausencia de castigo: es el arma con la que el Estado y el crimen
organizado consolidan su dominio sobre territorios y vidas, hundiendo a México
en una crisis humanitaria sin precedentes.
II. Las desapariciones forzadas como plataforma criminal
Las desapariciones forzadas no
solo generan víctimas invisibles: se erigen como el nodo central de una red
criminal que extiende su violencia hacia múltiples delitos simultáneamente. En
Teuchitlán y otras regiones, cada desaparición es también la puerta de entrada
a un abanico de atrocidades que abarcan explotación sexual, tráfico de
órganos, extorsión, homicidios brutales y trata de menores.

Este cuadro revela que la desaparición forzada en México
funciona como plataforma para la comisión de crímenes de lesa humanidad cuyo
propósito va más allá del simple reclutamiento de sicarios: es un negocio
criminal integral que explota la vida humana en todas sus formas
III. Cifras de la Catástrofe
La dimensión numérica de esta
crisis convierte a México en un caso sin paralelo global: 121,582
personas reportadas como desaparecidas o no localizadas hasta enero de 2025
—más de 60,000 solo en los últimos seis años— cifra equivalente a toda la
población de ciudades medianas como Saltillo o San Luis Potosí. Desde 2019, el
ritmo de desapariciones aumentó un 35%, evidenciando una escalada
sostenida de violencia indiscriminada.
Las mujeres constituyen el 22%
del total de desaparecidos, pero representan el 70% de las víctimas vinculadas
a redes de trata sexual —27,000 casos registrados hasta 2024—, cifra que
multiplica por cinco el promedio mundial de desapariciones femeninas en
contextos criminales
Paralelamente, las fosas
clandestinas siguen creciendo: más de 52,000 cuerpos no identificados
han sido exhumados en todo el país, un número que supera la población
desaparecida en muchos conflictos armados internacionales y que aumenta a un
ritmo de 1,200 nuevos restos mensuales. Solo en Jalisco se han
documentado 28 sitios de exterminio, algunos ubicados en zonas urbanas.
La crisis no respeta edad ni
condición: el 15% de los desaparecidos son menores de 18 años, y los
colectivos reportan casos de reclutamiento forzado de adolescentes para trabajos
esclavizantes, explotación sexual y experimentación biomédica ilícita. Las
víctimas indígenas, migrantes y de barrios marginados tienen hasta 4 veces
más riesgo de desaparecer.
Este torrente de cifras —cada
una representando a un ser humano arrancado de su familia— confirma que
México vive una crisis humanitaria donde el crimen organizado y la corrupción
estatal han convertido la desaparición forzada en un motor de lucro y terror
sin precedentes.
IV. Contexto de atrocidades registradas
Para comprender la magnitud y
sistematicidad de las desapariciones forzadas en México, basta revisar cinco
casos emblemáticos recientes que ilustran la diversidad y brutalidad de los
crímenes concomitantes:
Caso
|
Año
|
Ubicación
|
Víctimas
|
Delitos
concomitantes
|
Rancho Izaguirre
(CJNG)
|
2018–2024
|
Teuchitlán,
Jalisco
|
>1,500
desaparecidos
|
Tortura extrema,
extracción de órganos, explotación sexual, homicidio
|
Ayotzinapa
|
2014
|
Iguala, Guerrero
|
43 normalistas
|
Secuestro,
homicidio, desaparición forzada, colusión policial
|
La Gallera (El
Pozolero)
|
2007–2012
|
Tijuana, Baja
California
|
>300
desaparecidos
|
Disolución de
cuerpos en químicos, desaparición forzada
|
Homicidio brutal
|
feb-25
|
Puebla
|
9 estudiantes
|
Tortura,
desmembramiento, homicidio
|
Trata infantil
|
2023
|
Tenancingo,
Tlaxcala
|
1,000 menores
aprox.
|
Explotación
sexual, trata de personas
|
V. Lydia Cacho: Vocera de la Verdad y la Indignación
Desde la publicación de "Los
demonios del Edén" en 2005, Lydia Cacho se convirtió en la voz más
poderosa contra la explotación sexual infantil en México, denunciando una red
criminal que operaba con la protección activa de autoridades estatales y
nacionales. Su investigación reveló cómo niñas de entre 10 y 15 años eran
reclutadas en Cancún y Tenancingo para pornografía infantil y
prostitución transnacional, a cambio de sobornos millonarios a funcionarios
públicos y empresarios locales
Colusión política
La investigación de Cacho implicó
directamente al entonces gobernador de Puebla, Mario Marín —apodado “el
gober precioso”—, y al magnate textil Kamel Nacif, quienes ordenaron
su detención arbitraria y tortura en 2005 como represalia por revelar sus
vínculos con la red de pederastas. La detención ilegal incluyó amenazas de
muerte, golpizas y tratos degradantes, documentados en videos filtrados que
estremecieron a la opinión pública.
Impunidad estructural
A pesar de pruebas irrefutables,
Marín no fue condenado hasta febrero de 2021, 16 años después de los hechos, y
solo enfrentó cargos menores por abuso de autoridad —sin pena efectiva—
evidenciando la falla absoluta del sistema judicial para proteger a las
víctimas y castigar a los perpetradores.
Impacto y legado
Las amenazas contra Cacho han
persistido: desde atentados con bombas caseras en su casa, hasta intentos de
asesinato en 2021. Su valentía inspiró la creación de colectivos nacionales
contra la trata y presionó al Congreso para aprobar la Ley General para
Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas en
2012. Sin embargo, solo el 2% de las carpetas de investigación por trata
concluyen en sentencia condenatoria, perpetuando un ciclo de violencia y
silencio.
Lydia Cacho no solo documentó un
crimen; encarnó la resistencia frente a un Estado cómplice, convirtiéndose en
el símbolo de una lucha que, más de dos décadas después, sigue siendo urgente
para proteger a las niñas y niños de México.
VI. Corrupción e Impunidad: El Motor Invisible
·
94.8% de impunidad en delitos violentos,
según ONG Impunidad Cero.
·
Colusión estatal: policías, fiscales y
jueces trabajan con cárteles; casos en Ayotzinapa y Teuchitlán lo demuestran.
·
Desconfianza ciudadana: solo 18% confía
en la policía, debilitando denuncias y búsqueda de justicia.
VII. Conclusiones y Llamado a la Acción
Las desapariciones forzadas en
México constituyen un crimen de lesa humanidad calculado para sostener un
sistema de violencia extractiva donde cada vida arrebatada alimenta un
entramado criminal de lucro, poder y terror. Este fenómeno no es el producto de
fallas aisladas: es la manifestación más brutal de un Estado coludido que
privilegia la impunidad sobre la justicia.
Acciones urgentes e inaplazables
Investigación independiente y transparente
·
Crear una Comisión Internacional de
Investigación (ONU/OEA) con acceso irrestricto a todos los sitios —incluido
Rancho Izaguirre—, archivos forenses y expedientes oficiales.
·
Publicación obligatoria de hallazgos y cadena de
custodia de evidencia en tiempo real.
Desmantelar redes de colusión
·
Arresto inmediato y procesos penales contra
funcionarios implicados (policías, fiscales, jueces) identificados en
Teuchitlán y Ayotzinapa.
·
Aplicar la Ley General de Responsabilidades
Administrativas para inhabilitar de por vida a servidores públicos cómplices.
Protección integral a víctimas y buscadores
·
Crear un fondo de emergencia federal de 500
millones de pesos destinado exclusivamente a colectivos de búsqueda, con equipo
forense, seguridad y atención psicosocial.
·
Establecer protocolos de protección ante
amenazas, con resguardo permanente y refugios seguros.
Coordinación interinstitucional efectiva
·
Integrar un Sistema Nacional de Justicia
Transicional que conecte fiscalías estatales, la FGR, Comisión Nacional de
Búsqueda y ONU, para seguimiento y sanción efectiva.
·
Digitalizar y unificar registros en una base de
datos forense pública vinculada a la CURP, actualizada semanalmente.
Movilización social y rendición de cuentas
·
Convocar un Pacto Nacional por la Verdad, la
Justicia y la Reparación, con participación obligatoria de partidos,
organizaciones civiles y víctimas.
·
Instaurar un Observatorio Ciudadano Permanente
con acceso legislativo para evaluar avances trimestrales.
META 2025: CERO IMPUNIDAD
Sin un compromiso político
auténtico y medidas radicales, México continuará perdiendo vidas a un ritmo de
1 desaparición cada 75 minutos. La única salida a esta crisis es enfrentar de
forma simultánea la corrupción, el crimen organizado y la desidia institucional.
Cada desaparición es una alarma roja que demanda acción inmediata: no habrá
perdón ni olvido hasta alcanzar justicia plena para los miles de familias en
luto.
“Mientras exista
impunidad, el crimen seguirá devorando nuestra humanidad.” —
Testimonio colectivo
de buscadores y familiares