miércoles, 26 de marzo de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

Título: "No estás solo": La maquinaria de impunidad y la traición a las mujeres en el poder

Opinion de Jose Rafael Moya saavedra

Ciudad de México, 25 de marzo de 2025. Este día quedó marcado como uno de los más oscuros en la memoria reciente de la Cámara de Diputados. Con 291 votos, se desechó la solicitud de desafuero contra el diputado federal y exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, acusado de violencia sexual en grado de tentativa. Lo que se evidenció no fue solo una votación, sino la operación de una maquinaria de impunidad que protege a los poderosos y aplasta a las víctimas.

En una escena que hiela la sangre, mientras las denuncias exigían justicia, un grupo mayoritario de diputadas —mujeres que llegaron a ocupar una curul gracias a la lucha feminista— decidieron levantar la mano en favor del silencio, la complicidad y la protección del patriarcado. Flanqueando al acusado, le gritaron al unísono: "¡No estás solo!". Y con ello, borraron en segundos décadas de lucha feminista.

La imagen que circula desde entonces, publicada por Yolitzin Jaimes, nombra con contundencia: "DIPUTADAS: Traidoras de la lucha de las mujeres". El cartel enumera a más de 150 legisladoras que votaron a favor de desechar el procedimiento. En palabras de la activista: "Que en la memoria permanezca que ellas, hoy, les arrebataron a las víctimas la posibilidad de acceder a la justicia".

Este operativo no es nuevo. Ya ocurrió con Félix Salgado Macedonio, hoy senador, acusado de violación por al menos dos mujeres. En uno de los casos, la fiscalía general de la República lo devolvió a una fiscalía estatal, que lo desechó por prescripción. Otro caso permanece congelado desde 2016. La impunidad también protegió a Gerardo Fernández Noroña, sancionado por violencia política de género, sin consecuencias reales.

El caso de Blanco parecía distinto: pruebas, testimonios, una carpeta de investigación y una solicitud formal de desafuero. Sin embargo, la Sección Instructora decidió desecharla por una presunta mala integración del expediente. El pleno, en una votación revestida de tecnicismos legislativos, selló el destino del proceso. El lenguaje legislativo confundió a la opinión pública: votar “a favor” significaba desechar el procedimiento.

Lo más indignante fue que ninguna figura clave del gobierno alzó la voz con contundencia. Claudia Sheinbaum, presidenta de la República, permaneció en silencio durante su conferencia matutina. La secretaria de la Mujer, Citlalli Hernández, emitió una declaración tardía y ambigua, enfocada más en el proceso legislativo que en la víctima.

Diputadas como Margarita García (PT) denunciaron desde la tribuna: “¡Qué vergüenza lo que hoy están aprobando en contra de las mujeres! Hipócritas quienes se visten de morado y rosa para reconocernos el 8 de marzo”. Ivonne Ortega (Movimiento Ciudadano) cuestionó el reglamento que permitió al acusado usar la máxima tribuna: “¿Dónde dice que el violentador puede cerrar la intervención? Quiero que lo comprueben”.

La votación fue el reflejo de un Estado que en los tres poderes protege a los suyos. Un legislador acusado de intento de violación subió al estrado rodeado de diputadas que aplaudieron y corearon su defensa. ¿Dónde quedó el feminismo institucional? ¿Dónde la promesa de "llegamos todas"?

 Mientras tanto, las víctimas siguen esperando. La ciudadanía, confundida por los procedimientos, asiste a una función legislativa donde el agresor gana aplausos y las víctimas quedan fuera del guion.

Este artículo no solo denuncia la impunidad en el caso Cuauhtémoc Blanco, sino que recuerda que la justicia en México sigue secuestrada por los intereses políticos. Hoy, las curules que debieron ser trincheras por la justicia se convirtieron en escudos del patriarcado.

Porque en México, la impunidad no es solo norma: es estrategia.

 

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