OTRA PERSPECTIVA
El Lábaro Patrio en Tiempos de Sombra
Opinión de jose Rafael Moya Saavedra
Hoy, 24 de febrero, Día de la
Bandera, recordamos con orgullo el emblema que nos ha acompañado en las luchas
por la libertad, la justicia y la soberanía. Nuestra bandera no es solo un
símbolo patrio; es la historia viva de un país que ha resistido invasiones,
dictaduras y crisis, que ha luchado por su democracia y que, aún en los tiempos
más oscuros, ha encontrado la manera de salir adelante.
Sin embargo, este año el lábaro
ondea en un México herido. Un país donde la violencia se ha convertido en el
pan de cada día, donde el crimen organizado ha infiltrado los rincones más
profundos de nuestras instituciones, y donde el miedo ha desplazado la
esperanza. La realidad nos obliga a preguntarnos: ¿qué significa hoy la
bandera? ¿Representa todavía la unión, la independencia y el legado de los
héroes que nos dieron patria? ¿O es solo un estandarte vacío en un país donde
el Estado se desmorona ante el poder del narco?
No podemos permitir que la
corrupción y la impunidad sean los nuevos colores de nuestro escudo. No podemos
resignarnos a ver a nuestra bandera ondear entre la violencia y el
sometimiento. El rojo de su franja no es la sangre de víctimas
olvidadas, sino el sacrificio de aquellos que creyeron en un México mejor. El
verde no es la esperanza rota por la desesperanza, sino el recordatorio de
que aún hay quienes luchan por la justicia. Y el blanco no es el vacío
de las instituciones debilitadas, sino el anhelo de paz que todavía resiste en
el corazón de su gente.
Hoy, más que nunca, nuestra
bandera nos convoca. Nos llama a recuperar el sentido de nación, a exigir un
gobierno que no se arrodille ante la delincuencia, a reconstruir el tejido
social que nos han arrebatado. Porque México no es de los cárteles ni de los
políticos que los protegen. México es de su gente, de quienes no han dejado de
creer, de quienes no han dejado de luchar.
Que este Día de la Bandera no sea
solo una ceremonia, sino un recordatorio de que la patria no se rinde. Que
México no se entrega. Que nuestro emblema, manchado por la violencia y la
injusticia, aún tiene la fuerza para representar la dignidad de un pueblo que
se niega a ser vencido.
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