miércoles, 8 de enero de 2025

 



OTRA PERSPECTIVA

El Gran Circo Americano: Cómo el Pueblo Sabio Eligió a su Nuevo Payaso

Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra

Los estadounidenses, con su envidiable talento para convertir cualquier evento serio en un espectáculo, han vuelto a superarse a sí mismos. En una elección que parecía más un casting de reality show que un proceso democrático, el "pueblo sabio" de los Estados Unidos decidió poner en el centro del escenario a un payaso político, literalmente. Y no hablamos de un simple cómico de stand-up, sino de alguien que promete un show que ni el Cirque du Soleil podría igualar. ¡Bienvenidos al gran circo americano, damas y caballeros!

La carpa ya está montada

Las expectativas son altas y las palomitas están listas. Desde la "Gran Carpa Blanca" de Washington, los reflectores iluminan un espectáculo que mezcla drama, comedia y tragedia, todo en un solo acto. El público está dividido: algunos se emocionan por los malabares discursivos, mientras otros cruzan los dedos esperando no ser parte del número de "tírenle al blanco" de políticas públicas.

Los números se suceden a ritmo vertiginoso: promesas extravagantes, bailes al borde del abismo económico, y el show estelar de un protagonista que alterna entre negaciones, acusaciones y frases como: "Soy la persona más inocente del planeta, lo cual todos saben." Si algo sabemos es que este circo no escatimará en sorpresas.

El maestro de ceremonias

El payaso en cuestión, cuyo peinado parece un homenaje al algodón de azúcar, no decepciona. Su arsenal incluye chistes malos, promesas imposibles y un maquillaje político que apenas oculta las arrugas de sus verdaderas intenciones. Su actuación, sin embargo, tiene un toque especial: logra que cada uno de sus errores se convierta en trending topic, porque si algo sabe hacer este showman es mantenernos entretenidos.

Entre demandas judiciales y entrevistas incendiarias, Trump insiste en que el espectáculo debe continuar. "Todo esto es una caza de brujas," proclama desde el centro del escenario, mientras esquiva citatorios legales como si fueran balas de un cañón humano. Pero la verdadera magia está en su capacidad para desviar la atención: cuando se le pregunta sobre documentos clasificados encontrados en sus residencias, responde con algo como: "Obama también se llevó papeles, pero nadie habla de eso. ¡Es un doble estándar!"

Y cuando la crítica se pone seria, remata con su ya clásico: "Fake news!"

Las promesas circenses

En la función inaugural, nuestro payaso prometió que "volveríamos a ser grandes," aunque nadie sabe si hablaba del circo, de los globos o simplemente de su ego. El espectáculo incluye trucos de magia económica ("¡Desaparece la inflación!"), acrobacias diplomáticas ("¡Salten al vacío sin red con los aliados!") y un acto de escapismo legal que tiene al público mordiéndose las uñas.

 

Entre sus últimas proezas, destaca un truco de "desaparece y aparece" en redes sociales, donde su plataforma Truth Social se convierte en el altavoz de sus argumentos más surrealistas. ¿Su más reciente número? Asegurar que, si vuelve al poder, "indultará a todos los patriotas del 6 de enero porque no hicieron nada malo." Claro, porque en este circo, los actos de "malabarismo legal" siempre terminan con aplausos de su público fiel.

El público sabio

La elección de este payaso es un recordatorio de que la democracia, ese maravilloso experimento, a veces produce resultados... inesperados. Algunos lo llaman sabiduría popular, otros lo atribuyen al "voto por el meme." Lo cierto es que el pueblo sabio eligió a su artista no porque sea el mejor, sino porque promete que nadie se aburrirá. Y vaya si lo cumple.

Mientras tanto, los dimes y diretes del maestro de ceremonias no cesan. En una reciente entrevista, declaró: "Soy la única persona que puede salvar a este país. Todos los demás son payasos, pero yo soy el verdadero espectáculo." Y con esa frase, el público, confundido pero emocionado, sigue aplaudiendo.

El desenlace

¿Será este circo el mejor espectáculo en la Tierra o terminará siendo un desastre tan grande que ni los payasos sabrán cómo salir de la carpa? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, el mundo observa, con un balde de palomitas en una mano y una mezcla de incredulidad y diversión en la otra.

Porque, al final del día, si la política es un circo, al menos que el payaso nos haga reír... antes de que nos haga llorar.

 

 

 

 

 

 

 


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