martes, 17 de diciembre de 2024


 OTRA PERSPECTIVA

“Morena: El Circo del Poder que no Para”

Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra

Dicen que la perfección no existe, pero Morena está empeñada en demostrar que la imperfección puede ser una obra de arte. Con 77 días en el poder, ya hemos sido testigos de un espectáculo digno de una tragicomedia shakesperiana, protagonizada por Adán Augusto López y Ricardo Monreal. Ambos líderes, como caballeros en una justa medieval, pelean con espadas de presupuestos y escudos de contratos, mientras el telón de fondo lo componen denuncias, acusaciones y uno que otro fideicomiso sospechoso.

El recorte presupuestario: ¿Drama o distracción?

Según Adán Augusto, 123 millones de pesos desaparecieron del presupuesto del Senado. "Negocitos," le llama. Monreal, ofendido, respondió como si le hubieran robado el postre en una comida familiar: con gritos, desmentidos y acusaciones de "teatro barato." Porque claro, nada grita unidad partidista como dos de sus figuras más prominentes tirándose lodo en público.

Pero no nos engañemos, el presupuesto es solo el telón. El verdadero espectáculo está en los bastidores, donde Pemex, la CFE y Conagua sirven como tablero de Monopoly en el que las fichas no son del pueblo, sino de sus líderes.

Sheinbaum, la espectadora presidencial

Mientras los caballeros se batían en duelo, la presidenta Claudia Sheinbaum observaba desde su carruaje oficial (con ventanillas blindadas, por supuesto). Su intervención fue tan contundente como un “¡Felices fiestas y próspero año nuevo!”. Porque, claro, nada apaga un incendio político como un buen deseo navideño. Más tarde, desde su podio matutino, Sheinbaum sugirió que las diferencias se resuelvan... denunciándolas. Un consejo que no compromete a nadie, pero luce muy bien en los titulares.

El liderazgo estilo AMLO: ¿Irremplazable o inexistente?

Lo interesante aquí es la sombra omnipresente de López Obrador. Cada disputa interna recuerda que el verdadero pegamento del partido no era un proyecto de nación, sino la figura del hombre que, desde su retiro espiritual en Palacio Nacional, sigue siendo el único capaz de mantener esta orquesta desafinada tocando la misma canción. Sheinbaum, en cambio, parece más interesada en que el barco flote, aunque las cubiertas estén llenas de grietas.

¿División o estrategia teatral?

Mientras el pueblo observa, Morena sigue ofreciendo un espectáculo fascinante. Divididos, pero juntos; peleando, pero abrazados. Es como ver a un equipo de fútbol donde los jugadores compiten por el balón, olvidando que están en el mismo equipo. Al menos, por ahora.

El Titanic de la Cuarta Transformación

Morena está viviendo su momento PRI-style: centralización del poder, luchas internas y un discurso de transformación que empieza a sonar tan vacío como los cofres del Senado después de los "negocitos." Pero ¿caerá Morena? ¿O simplemente seguirá bailando en la cubierta mientras el barco se hunde lentamente? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, los mexicanos tenemos un asiento de primera fila para este teatro político. No olviden sus palomitas

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