OTRA PERSPECTIVA
El Poder Legislativo
Apuntalando la Democradura: Recortes y Contrapesos al Poder Judicial en el
Presupuesto 2025
Por José Rafael Moya Saavedra
En un
entorno político cargado de profundas tensiones y graves cuestionamientos, el
Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 (PEF 2025) ha encendido el debate
sobre las prioridades del gobierno mexicano y su impacto en la división de
poderes. Esta medida podría alterar el equilibrio entre las instituciones
fundamentales del Estado y las dinámicas de control y contrapeso esenciales
para una democracia funcional. La propuesta de recortar 14,042 millones de
pesos al Poder Judicial no solo pone en riesgo la operatividad de instituciones
clave como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Consejo de la
Judicatura Federal (CJF), sino que también plantea interrogantes sobre el
futuro de la democracia en México.
Un recorte sin precedentes
El
Poder Judicial había solicitado un presupuesto de 85,025 millones de pesos para
2025. Sin embargo, la Cámara de Diputados, con mayoría del bloque
Morena-PT-PVEM, ha planteado reducirlo a 70,983 millones de pesos. Este ajuste
impactará directamente al CJF, con un recorte de 13,117 millones, y a la SCJN,
que perderá 714.4 millones. También se incluye una reducción de 210.6 millones
al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Según
la SCJN, el 80% del presupuesto solicitado corresponde a salarios y
prestaciones laborales. La reducción afectará inevitablemente la plantilla
laboral, provocando el despido de numerosos trabajadores y una disminución
significativa en la capacidad operativa del sistema judicial, lo que se
traducirá en el cierre de juzgados y tribunales en diversas regiones del país.
Asimismo, esta situación limitará gravemente el acceso de los ciudadanos a una
justicia pronta y expedita, exacerbando la ya crítica situación de rezago
judicial y afectando de manera desproporcionada a las comunidades más
vulnerables. Además, obstaculizará la implementación de reformas judiciales,
como la creación del Tribunal de Disciplina Judicial y el Órgano de
Administración Judicial.
Reasignaciones y prioridades
gubernamentales
El
recorte al Poder Judicial forma parte de un esquema más amplio de
reasignaciones presupuestales. Mientras se recortan fondos a instituciones
autónomas, el presupuesto se incrementa en sectores considerados prioritarios
por el gobierno: educación (+17,300 millones de pesos), infraestructura
(+10,720 millones) y defensa nacional (+6,292 millones). Este enfoque refleja
una intención de priorizar el gasto social y los proyectos estratégicos del
Ejecutivo.
No
obstante, estas decisiones han generado preocupación entre analistas y sectores
de la oposición, quienes argumentan que los recortes al Poder Judicial y otros
órganos autónomos no solo forman parte de una estrategia para centralizar el
poder y limitar los contrapesos democráticos, sino que también representan un
riesgo para la independencia judicial y el equilibrio institucional que son
fundamentales para la preservación de una democracia funcional. Estos recortes,
según diversos expertos, podrían erosionar la capacidad del Poder Judicial para
actuar como un contrapeso efectivo al Ejecutivo, lo que sentaría un precedente
peligroso en la relación entre poderes del Estado.
Impacto en la democracia y los
contrapesos institucionales
El
debilitamiento financiero del Poder Judicial tiene implicaciones profundas para
la democracia mexicana, ya que este órgano es fundamental para garantizar la
independencia judicial, proteger los derechos humanos y actuar como un
contrapeso efectivo frente a posibles abusos del poder Ejecutivo. Su capacidad
de supervisar la constitucionalidad de las decisiones gubernamentales y ofrecer
justicia imparcial a los ciudadanos podría verse gravemente comprometida si no
cuenta con los recursos necesarios para operar eficientemente. Además, en un
contexto político ya polarizado, este debilitamiento podría generar mayores
tensiones y desconfianza en las instituciones democráticas, erosionando la fe
pública en el sistema judicial y el estado de derecho.
Este
escenario no es exclusivo de México. En América Latina, el
debilitamiento de los contrapesos institucionales ha sido un preludio a la
concentración del poder y la erosión de las democracias. Por ejemplo, en Venezuela,
la cooptación del Tribunal Supremo de Justicia facilitó la consolidación del
poder en manos del Ejecutivo, lo que derivó en una crisis institucional y
humanitaria. De manera similar, en Nicaragua, el debilitamiento
de las instituciones democráticas permitió la instauración de un gobierno
autoritario, restringiendo libertades y derechos fundamentales. Estos casos
ilustran los riesgos inherentes a un sistema sin contrapesos efectivos y
subrayan la importancia de preservar la autonomía institucional para evitar la
repetición de escenarios similares en otras naciones. ¿Está México
caminando hacia un modelo similar, donde las instituciones autónomas se vuelven
subordinadas al Ejecutivo?
El costo social de la
austeridad
Más
allá de los equilibrios de poder, las consecuencias sociales de estos recortes
son ineludibles. Menos recursos para el Poder Judicial significan menos acceso
a la justicia para los ciudadanos. Por ejemplo, la reducción presupuestaria
podría implicar el cierre de juzgados en zonas rurales, donde las comunidades
ya enfrentan obstáculos significativos para acceder al sistema judicial.
Además, los casos de violencia de género, que requieren atención urgente y
especializada, podrían experimentar retrasos aún mayores, afectando gravemente
a las víctimas. También es probable que los procesos penales se alarguen,
aumentando la impunidad en delitos graves y dejando a las familias de las
víctimas sin resolución. En términos de justicia administrativa, los conflictos
laborales o agrarios podrían quedar sin resolución, afectando directamente a
trabajadores y pequeños productores que dependen de estas instancias para
garantizar sus derechos.
¿Hacia dónde se dirige México?
El
Presupuesto 2025 es más que un ejercicio fiscal; es un reflejo de las
prioridades y visiones del gobierno. Si bien las reasignaciones pueden
justificarse bajo la lógica de austeridad y redistribución, el costo
institucional y democrático de estas medidas no puede ser ignorado. En un
momento crítico para el país, es necesario reflexionar sobre las implicaciones
a largo plazo de debilitar a los órganos que sostienen el estado de derecho.
El
debate sobre el PEF 2025 no solo definirá el destino del Poder Judicial, sino
también el rumbo de la democracia mexicana. En este punto crucial, la sociedad
debe preguntarse si estamos avanzando hacia un futuro de instituciones sólidas
y ciudadanos empoderados, capaces de participar activamente en la construcción
de un país más justo y equitativo, o si, por el contrario, nos dirigimos hacia
un modelo en el que la concentración del poder erosiona los contrapesos
democráticos y las libertades fundamentales. Las decisiones que se tomen hoy
resonarán en el porvenir, y será la sociedad, con su capacidad de organización
y exigencia, quien determine si este es el inicio de una crisis institucional o
una oportunidad para consolidar la democracia. El tiempo y la historia juzgarán
nuestras acciones y omisiones.
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