OTRA PERSPECTIVA
Radar apagado: el desmantelamiento silencioso de la
protección climática en el siglo XXI
(Parte I de la serie “Cuando la Alerta Colapsa”)
Opinión de José Rafael Moya Saavedra
I. Introducción: Cuando el Estado apaga el radar
El desastre por inundaciones en
Texas no solo expuso una tragedia natural: reveló una tragedia institucional.
La falta de alerta, los sistemas obsoletos y la ausencia de coordinadores no
fueron casualidad. Fueron consecuencia directa de una decisión política: desmantelar
la NOAA, recortar su presupuesto, despedir personal clave y eliminar
programas críticos de monitoreo (Zaveri & Kasakove, 2024; NOAA, 2025).
Este ensayo propone leer este
hecho como parte de una tendencia global: la retirada deliberada del Estado
de su función de cuidado climático. Desde Estados Unidos hasta México,
pasando por otros países del Sur Global, se observa un debilitamiento
estructural de los sistemas públicos de vigilancia ambiental, ciencia
meteorológica y protección ante desastres. Este proceso no solo erosiona la capacidad
de anticipar lo extremo, sino que deja en mayor riesgo a quienes ya viven en
la línea de fuego del cambio climático: las comunidades vulnerables (UNDRR,
2022).
II. Texas 2025: la tormenta que predijo el
desmantelamiento
En marzo de 2025, la NOAA
despidió a 880 trabajadores. En julio, el Congreso aprobó un presupuesto que
eliminó la Oficina de Investigación Oceánica y Atmosférica y redujo en 75% el
financiamiento de programas de monitoreo y predicción meteorológica (White
House Budget Office, 2025). Además:
- Se
cerraron 10 laboratorios científicos y 16 institutos cooperativos.
- Se
eliminaron programas sobre CO₂ atmosférico, investigación de huracanes y
datos climáticos regionales.
- Se
redujo el número de radiosondas lanzadas diariamente y se deterioró la red
de boyas y estaciones terrestres.
Estas decisiones se hicieron
tangibles durante las inundaciones en el condado de Kerr, Texas, donde
34 personas murieron por la falta de alertas oportunas y evacuaciones
coordinadas (Texas Tribune, 2025).
Caso de análisis:
¿Qué pasó con las alertas en Texas?
Aunque el Servicio Meteorológico
Nacional (NWS) emitió varias advertencias, el sistema resultó
insuficiente. A continuación, una cronología que expone las limitaciones del
sistema en su momento más crítico:
- 3
de julio, 1:18 p.m.: Alerta de inundación para Kerr y condados
cercanos.
- 3
de julio, 11:41 p.m. y 4 de julio, 1:14 a.m.: Alertas de inundación
repentina para Bandera y Kerr, calificadas de “considerables”.
- 4
de julio, 4:03 a.m.: Alerta urgente para evacuar a zonas elevadas.
Este último aviso —el más
crítico— se emitió cuando la mayoría de la población dormía. Además,
muchos residentes reportaron no haber recibido las alertas en sus teléfonos
móviles por falta de cobertura, mientras que otros las ignoraron debido a
la saturación previa de mensajes que rara vez se traducen en peligro real.
Kerr County no cuenta con
sirenas ni sistemas de alerta masiva; su instalación fue descartada en años
anteriores por considerarse costosa. Así, la combinación de avisos tardíos,
fallas en la comunicación y ausencia de infraestructura local dejó a la
población sin advertencia efectiva en el momento más crítico.
Funcionarios del condado
reconocieron que la magnitud del evento fue inesperada, pero los meteorólogos
del NWS insistieron en que las advertencias sí se emitieron y que la
falta de acción se debió a la desconexión local en la reacción institucional.
Conclusión: No fue que no existieran alertas… sino
que el sistema actual resultó incapaz de convertirlas en decisiones
operativas y protección efectiva.
III. Paralelismo mexicano: vigilancia climática en
retirada
Este mismo año, México aprobó un
recorte del 40% al presupuesto ambiental federal, con impactos
devastadores:
- SEMARNAT
operará con 44 mil millones de pesos, frente a los 70 mil millones de
2024.
- CONANP
sufrió un recorte del 42%, dejando solo 10.2 pesos por hectárea
para proteger más de 100 millones de hectáreas.
- PROFEPA
y ASEA enfrentan reducciones del 14% y 15%, limitando su capacidad
de fiscalización.
Aunque aumentó el número de Áreas
Naturales Protegidas (de 174 a 232), el presupuesto no creció en proporción. En
muchos casos, los guardaparques carecen de gasolina, equipo o personal,
mientras enfrentan amenazas como incendios, tala ilegal o ocupaciones.
El caso del santuario de la
ballena gris en Baja California Sur es emblemático: recibió solo 239 mil
pesos para cuidar casi dos millones de hectáreas (González, 2025).
IV. Una tendencia global con consecuencias comunes
El debilitamiento de los sistemas
públicos de alerta no es exclusivo de América del Norte. En el Sur Global se
suman factores como:
- Deuda
estructural que limita el gasto público.
- Reducción
de cooperación internacional para adaptación climática.
- Dependencia
de datos generados por agencias como la NOAA, cuya reducción afecta
globalmente.
La Organización Meteorológica
Mundial advirtió que el 50% de los países no cuenta con sistemas integrales
de alerta, y que 24 horas de anticipación pueden reducir los daños en
30% (OMM, 2023). Por su parte, la Agencia Meteorológica Europea expresó en
2025 su preocupación por los recortes estadounidenses, señalando que:
"La cooperación científica global se debilita si uno
de los pilares colapsa." (EMM, 2025)
Las consecuencias son claras:
- Disminución
de la precisión de pronósticos.
- Aumento
de muertes evitables.
- Crecimiento
de la desigualdad ambiental.
- Fragilidad
en los compromisos multilaterales como el Acuerdo de París y la COP29.
V. IA sin datos = falsa seguridad
La promesa de una inteligencia
artificial climática capaz de predecir eventos extremos colapsa sin datos
confiables. Los algoritmos aprenden de redes de observación, pero si estas
se deterioran, la IA opera en ceguera parcial.
Como advierte Maskrey (2021):
“La tecnología sin comunidad y sin institución se
convierte en espectáculo, no en solución.”
Además, privatizar los datos
climáticos o reducir el acceso público genera inequidad y pone en riesgo
sectores críticos: agricultura, aviación, seguros, infraestructura, salud
pública. La ciencia climática no puede depender de intereses comerciales
o modas tecnológicas.
VI. Conclusión: Apagar el radar no ahorra, condena
El desmantelamiento de la NOAA,
los recortes en México y la reducción de cooperación internacional deben
interpretarse como señales de alerta democrática. Gobernar no es solo
equilibrar presupuestos: es proteger vidas y territorios.
Apagar el radar climático no
ahorra dinero: traslada el costo a los hogares, los hospitales, los campos
agrícolas y las morgues. La protección climática no es un lujo: es una
obligación moral, científica y política.
Los sistemas de alerta temprana,
la ciencia meteorológica y la vigilancia ambiental deben ser reconocidos como bienes
públicos esenciales, estratégicos e irrenunciables. Reforzarlos no es solo
una política sensata: es un acto de justicia intergeneracional.
Referencias
- Zaveri, M. & Kasakove, S.
(2024). Texas
floods highlight gaps in alert systems and coordination. The
New York Times.
- NOAA. (2025). Budget Reduction Report and
Operational Impact Overview. Internal Memorandum.
- White House Budget Office.
(2025). Federal
Budget Summary 2025.
- NWS. (2025). Public Information
Statement – South Central Texas Floods.
- Texas
Tribune. (2025). Inundaciones mortales en Kerr County: cómo falló
la alerta temprana.
- Gaceta
Parlamentaria. (2024). Proyecto de Presupuesto de Egresos de la
Federación 2025. Cámara de Diputados.
- González,
L. (2025). Áreas Naturales Protegidas en México: Presupuesto y
vulnerabilidad. Revista de Política Ambiental.
- OMM.
(2023). Informe Mundial sobre Servicios de Alerta Temprana.
- UNDRR. (2022). Global Status Report on
Early Warning Systems.
- EMM.
(2025). Declaración pública sobre cooperación científica y recortes
en agencias climáticas.
- Maskrey,
A. (2021). Desastres sin espectadores: gestión del riesgo en
tiempos de espectáculo. CLACSO.
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