OTRA PERSPECTIVA
“La parábola de los talentos”: cuando una novela
distópica se vuelve parábola del presente
Opinion de José Rafael Moya Saavedra
En 1998, la escritora afroamericana Octavia E. Butler
publicó una novela de ciencia ficción que hoy se lee como un espejo profético. La
parábola de los talentos describe un Estados Unidos fragmentado por la
desigualdad, la violencia y la desesperanza. Lo dirige un presidente
carismático y fundamentalista que gana las elecciones con el lema:
“Make America Great Again”.
Sí. Ese mismo.
Dos décadas antes de Donald Trump.
Lo que Butler escribió como advertencia se ha convertido en
diagnóstico. La polarización política, el uso de la religión como arma y la
erosión del pacto democrático no son ficción. Son realidad.
El relato:
esperanza en tierra quemada
La historia gira en torno a Lauren Olamina, fundadora
de una nueva comunidad espiritual llamada Earthseed, basada en un
principio radical y profundamente humano:
“Dios es cambio.”
En medio del colapso social y moral de Estados Unidos,
Lauren planta no solo semillas reales, sino una visión: crear comunidades
resilientes que aprendan, se adapten y miren hacia las estrellas como destino
colectivo. Su fe no exige sumisión ni sacrificios, sino transformación. No
habla desde el altar, sino desde la calle.
Pero entonces llega al poder el presidente Andrew Jarret,
un líder que representa el puritanismo extremo y el nacionalismo religioso.
Bajo su régimen, comunidades como Earthseed son perseguidas. Lauren es separada
de su hija y su comunidad es destruida. Pero sus escritos —sus talentos—
sobreviven. Su legado es recogido por su hija, Asha Vere, quien narra buena
parte de la novela.
Butler usa la forma del diario personal para narrar la
tragedia, la esperanza y la resistencia. Es una estructura íntima, espiritual y
profundamente política.
El nuevo rostro
del autoritarismo
Jarret no gobierna: predica. No propone política
pública: impone salvación. Divide a la población entre fieles y herejes,
siembra miedo y justifica la violencia como forma de orden. La religión ya no
es camino de redención, sino herramienta de represión.
¿Nos suena conocido?
En la vida real, lo hemos visto:
- Líderes
que usan la fe para ganar votos.
- Gobiernos
que transforman el “pueblo” en masa obediente.
- Derechos
recortados en nombre de la moral.
- Democracias
transformadas en espectáculos de culto personal.
Lo que Butler mostró es que el autoritarismo no siempre
llega con botas: a veces llega con Biblias, banderas y aplausos.
“Dios es cambio”:
espiritualidad que incomoda al poder
Butler propone una visión incómoda para los sistemas de
control:
Dios no es una estructura inmóvil.
Dios es cambio. Y cambiar… es peligroso para quienes quieren que todo siga
igual.
El “talento” del título no es una moneda, sino la capacidad
humana de adaptarse, resistir, construir y amar incluso en medio del caos.
Enterrarlo —por miedo o comodidad— es renunciar a nuestra vocación.
La espiritualidad de Earthseed no busca templos, busca transformaciones
reales. En palabras actuales: no busca influencers, busca testigos.
Una advertencia… y
una tarea
La parábola de los talentos es más que
literatura.
Es una parábola contemporánea escrita con fuego.
Es una oración peligrosa que recuerda esto:
Cuando el odio se disfraza de patriotismo,
cuando la religión justifica la exclusión,
y cuando la esperanza se vuelve sospechosa…
entonces es momento de volver al principio.
No al principio de una nación.
Al principio de una fe que se atreve a cambiar.
Butler no nos deja con una solución fácil.
Nos deja con una pregunta:
¿Qué harás tú con el talento que te fue confiado?
Porque el futuro no se espera.
Se siembra.
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