OTRA PERSPECTIVA
Estados divididos: Trump, California y la rebelión de las
semillas
Opinion de José Rafael Moya Saavedra
Cuando Octavia Butler escribió La
parábola de los talentos, no predijo solo un futuro. Describió un
patrón.
Uno que vuelve con cada crisis:
- un
líder mesiánico,
- un
pueblo dividido,
- y
una comunidad que elige sembrar mientras otros destruyen.
En la novela, Andrew Jarret —el
presidente autoritario— busca restaurar el orden mediante la fe impuesta, la
moral uniformada y la represión.
Y frente a él, surge Earthseed: una filosofía espiritual basada en una idea
sencilla y poderosa:
“Dios es cambio.”
Hoy, el escenario se repite con
nuevos nombres, pero viejas heridas.
Y el epicentro simbólico de la resistencia… es California.
Del colapso a la
confrontación
La tensión entre el expresidente
Donald Trump y el estado de California ha sido constante: sobre cambio
climático, migración, educación, derechos reproductivos y libertades civiles.
En una visión butleriana, este enfrentamiento deja de ser
político y se vuelve existencial:
- Trump
representa el centro que quiere controlarlo todo.
- California
representa la periferia que quiere sembrar otra forma de vivir.
En un país fragmentado por
discursos de odio, California no es solo un estado: es la herejía del
pluralismo, de la ciencia, de la comunidad, del cambio.
⚔️ Una guerra espiritual y
cultural
En La parábola de los
talentos, Earthseed no tiene armas ni templos. Tiene palabras,
tiene diarios, tiene visión.
Y eso basta para que el poder la declare enemiga.
Así también ocurre hoy:
– Se persigue al que educa con perspectiva de género.
– Se desprecia al que defiende a los migrantes.
– Se etiqueta de traidor al que disiente.
El poder autoritario no necesita
argumentos. Le basta con el miedo al cambio.
Y por eso, como en la novela, ataca a quien se atreve a imaginar un futuro
distinto.
California como
Earthseed
¿Qué pasaría si entendemos a California —no como Estado,
sino como símbolo— de una nueva siembra civilizatoria?
Una donde:
- se
educa para pensar, no para obedecer.
- se
legisla con ciencia, no con dogma.
- se
cuida la tierra, no se la exprime.
- se
recibe al extranjero, no se le encierra.
No se trata de idealizar a
California. Se trata de entender que toda comunidad que elige sembrar
justicia será blanco del poder que vive de la exclusión.
Como diría Butler:
“Cuando el cambio es Dios, cada gesto ético es un acto
de fe.”
¿Y si no es
California? ¿Y si somos nosotros?
Esta no es una historia sólo estadounidense.
En México, en América Latina, en cada rincón del mundo, también hay quien
gobierna para silenciar y quien resiste desde la palabra, la siembra, la
comunidad.
Tal vez no tengamos la fuerza del poder.
Pero tenemos el talento de resistir sembrando.
Y ese talento no se entierra. Se multiplica.
Epílogo:
Mientras unos levantan muros, otros cavan surcos.
Y aunque las balas suenen más que los brotes,
las semillas tienen la paciencia de Dios.
Porque el poder pasa…
pero la esperanza vuelve a nacer.
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