domingo, 22 de junio de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

Estados Unidos Una Nación al Límite: Sanders, Trump y las Fracturas de Estados Unidos

Opinion de José Rafael Moya Saavedra

En un momento en que el mundo vuelve a mirar con alarma hacia Medio Oriente, las palabras del senador Bernie Sanders retumban con fuerza inusitada: “Netanyahu se equivocó con respecto a la guerra en Irak. Y se equivoca ahora. No debemos involucrarnos en la guerra de Netanyahu contra Irán”. No es solo una advertencia contra la intervención extranjera; es un diagnóstico agudo sobre las heridas abiertas dentro del propio Estados Unidos.

 La fractura interna: poder sin contrapesos

La ofensiva unilateral impulsada por Donald Trump contra instalaciones nucleares iraníes ha desatado una tormenta política doméstica. La oposición no solo viene de la izquierda progresista, sino de un sector conservador que, en una paradoja reveladora, ha comenzado a mirar con escepticismo la obsesión bélica del expresidente. La base del movimiento MAGA —que en teoría representa a los olvidados de la globalización y la guerra— rechaza cada vez más el intervencionismo. No por ideología pacifista, sino por agotamiento político, económico y moral.

Mientras Trump insiste en una retórica de fuerza y destino manifiesto, el Congreso se ve forzado a recordarle los límites constitucionales. Iniciativas como el No War Against Iran Act, promovida por Sanders y otros legisladores bipartidistas, buscan frenar la tentación imperial del Ejecutivo. La pregunta se impone: ¿quién manda en Estados Unidos cuando el presidente actúa por encima del Congreso y de los tratados internacionales?

La fractura externa: aliados confundidos, enemigos alimentados

A nivel internacional, la escalada encabezada por Trump y celebrada por Netanyahu ha descolocado a los aliados tradicionales de EE. UU. Europa —lejos de mostrar una postura firme— observa con diplomacia tibia, sin capacidad real de contener a su socio norteamericano. Macron intenta mediar, Alemania pide prudencia, y la Comisión Europea implora una solución diplomática… mientras los misiles vuelan.

Lejos de fortalecer el liderazgo occidental, la agresión desorganizada erosiona la credibilidad de Estados Unidos como garante del orden global. Cada paso unilateral, cada violación al derecho internacional, empuja al mundo no hacia una solución, sino hacia un abismo de alianzas inestables y conflictos regionales con potencial de globalización.

Trump como factor de descomposición

El senador Sanders no exagera al señalar que Trump y Netanyahu están jugando con fuego. Pero el verdadero incendio podría estar dentro de casa. Las fracturas en el Partido Republicano, los desafíos constitucionales, el cansancio social y el resurgimiento de discursos aislacionistas configuran un escenario de fractura sistémica.

Trump no solo desafía la legalidad. Desafía los límites culturales, diplomáticos y éticos del liderazgo estadounidense. Si su estrategia es provocar para reafirmarse, el riesgo es que en el camino termine erosionando lo que queda de cohesión en un país dividido, agotado y en guerra consigo mismo.

Epílogo: la advertencia de una voz lúcida

Bernie Sanders, a contracorriente de la euforia militarista, propone una salida distinta: diplomacia, legalidad, contención. En un tiempo de ruido, su voz suena como el eco de una democracia que aún se resiste a desaparecer entre bombas, egos y cálculos electorales.

Porque, al final, la verdadera fractura no está en Irán ni en Israel. Está en Washington. Y lo que se juega, más que una guerra regional, es el alma misma de Estados Unidos.

 

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