OTRA PERSPECTIVA
Estados Unidos Una Nación al Límite: Sanders,
Trump y las Fracturas de Estados Unidos
Opinion de José Rafael Moya Saavedra
En un momento en que el mundo
vuelve a mirar con alarma hacia Medio Oriente, las palabras del senador Bernie
Sanders retumban con fuerza inusitada: “Netanyahu se equivocó con respecto a la
guerra en Irak. Y se equivoca ahora. No debemos involucrarnos en la guerra de
Netanyahu contra Irán”. No es solo una advertencia contra la intervención
extranjera; es un diagnóstico agudo sobre las heridas abiertas dentro del
propio Estados Unidos.
La
fractura interna: poder sin contrapesos
La ofensiva unilateral
impulsada por Donald Trump contra instalaciones nucleares iraníes ha desatado
una tormenta política doméstica. La oposición no solo viene de la izquierda
progresista, sino de un sector conservador que, en una paradoja reveladora, ha
comenzado a mirar con escepticismo la obsesión bélica del expresidente. La base
del movimiento MAGA —que en teoría representa a los olvidados de la
globalización y la guerra— rechaza cada vez más el intervencionismo. No
por ideología pacifista, sino por agotamiento político, económico y moral.
Mientras Trump insiste en una
retórica de fuerza y destino manifiesto, el Congreso se ve forzado a
recordarle los límites constitucionales. Iniciativas como el No War
Against Iran Act, promovida por Sanders y otros legisladores
bipartidistas, buscan frenar la tentación imperial del Ejecutivo. La pregunta
se impone: ¿quién manda en Estados Unidos cuando el presidente actúa por encima
del Congreso y de los tratados internacionales?
La fractura externa: aliados confundidos,
enemigos alimentados
A nivel internacional, la
escalada encabezada por Trump y celebrada por Netanyahu ha descolocado a los
aliados tradicionales de EE. UU. Europa —lejos de mostrar una postura
firme— observa con diplomacia tibia, sin capacidad real de contener a su socio
norteamericano. Macron intenta mediar, Alemania pide prudencia, y la Comisión
Europea implora una solución diplomática… mientras los misiles vuelan.
Lejos de fortalecer el
liderazgo occidental, la agresión desorganizada erosiona la credibilidad de
Estados Unidos como garante del orden global. Cada paso unilateral, cada
violación al derecho internacional, empuja al mundo no hacia una solución, sino
hacia un abismo de alianzas inestables y conflictos regionales con potencial de
globalización.
Trump como factor de descomposición
El senador Sanders no exagera
al señalar que Trump y Netanyahu están jugando con fuego. Pero el
verdadero incendio podría estar dentro de casa. Las fracturas en el Partido
Republicano, los desafíos constitucionales, el cansancio social y el
resurgimiento de discursos aislacionistas configuran un escenario de fractura
sistémica.
Trump no solo desafía la
legalidad. Desafía los límites culturales, diplomáticos y éticos del liderazgo
estadounidense. Si su estrategia es provocar para reafirmarse, el riesgo es que
en el camino termine erosionando lo que queda de cohesión en un país dividido,
agotado y en guerra consigo mismo.
Epílogo: la advertencia de una voz lúcida
Bernie Sanders, a
contracorriente de la euforia militarista, propone una salida distinta:
diplomacia, legalidad, contención. En un tiempo de ruido, su voz suena como el
eco de una democracia que aún se resiste a desaparecer entre bombas, egos y
cálculos electorales.
Porque, al final, la
verdadera fractura no está en Irán ni en Israel. Está en Washington. Y lo
que se juega, más que una guerra regional, es el alma misma de Estados Unidos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario