viernes, 16 de mayo de 2025


 

OTRA PERSPECTIVA

De Cárteles a Terroristas: ¿México en la Mira de una Nueva Doctrina Antinarco?

Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra

En mayo de 2025, la DEA publicó su más reciente National Drug Threat Assessment (NDTA), y aunque muchos lo han leído como un reporte más sobre drogas, en realidad contiene una bomba geopolítica disfrazada de informe técnico: por primera vez, Estados Unidos designa a seis cárteles mexicanos como Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTOs, por sus siglas en inglés).

No es un matiz. Es un cambio de paradigma. Ya no se trata solo del combate al crimen organizado o de salud pública. Se trata de nombrar al enemigo como terrorista, con todo lo que eso implica en términos legales, militares y diplomáticos.

Contexto: De la guerra contra el narco a la doctrina del “narco-terrorismo”

Desde 2006, México ha vivido en un estado de guerra interna declarada por el entonces presidente Felipe Calderón. Pero a pesar del despliegue masivo de fuerzas armadas, el número de muertes, desapariciones y zonas controladas por el crimen no ha dejado de crecer.

Mientras tanto, Estados Unidos —principal consumidor de las drogas mexicanas— ha ido transformando su narrativa. De hablar de “cárteles” ha pasado a hablar de “organizaciones transnacionales” y ahora de "terrorismo internacional", un salto retórico que redefine el conflicto.

En febrero de 2025, el Departamento de Estado estadounidense designó como FTOs al Cártel de Sinaloa, CJNG, Cártel del Noreste, La Nueva Familia Michoacana, Cárteles Unidos y el Cártel del Golfo. Junto con ellos, se incluyó a Tren de Aragua (Venezuela) y MS-13 (El Salvador).

¿Qué significa esto para México?

1. Una amenaza a la soberanía disfrazada de cooperación

·       Si bien Estados Unidos tiene el derecho de proteger a su población del tráfico de drogas, esta designación implica que México es sede de organizaciones terroristas internacionales, lo que abre la puerta legal a posibles acciones unilaterales bajo la doctrina de seguridad nacional.

2. Mayor presión diplomática y militar

·       La etiqueta de terrorismo puede derivar en sanciones económicas, congelamiento de activos, vigilancia masiva, operaciones encubiertas y solicitudes de extradición más agresivas. Ya ocurrió con la captura de Rafael Caro Quintero en febrero de 2025, extraditado junto con otros 28 capos en un operativo de alto perfil.

3. Redefinición de las relaciones bilaterales

·       La cooperación bilateral en materia de seguridad, migración y economía puede verse sometida a una tensión mayor. Las elecciones presidenciales en ambos países (EE. UU. en 2024, México en 2024) han marcado una retórica dura y nacionalista que podría escalar a conflictos diplomáticos.

¿Y el papel de China?

El informe de la DEA no se queda en México. Se señala directamente a empresas chinas como proveedoras de precursores químicos y de redes de lavado de dinero. En términos narrativos, esto refuerza una nueva "tríada del mal": México como productor, China como proveedor, EE. UU. como víctima.

Es un relato que conviene tanto a republicanos como a demócratas, pues permite externalizar el problema, endurecer la frontera y justificar presupuestos colosales en seguridad e inteligencia artificial.

¿Qué sigue?

Si esta narrativa se consolida, podemos esperar:

·       Operativos conjuntos más agresivos y visibles, con presión directa sobre el gobierno mexicano.

·       Uso intensivo de inteligencia artificial, drones y vigilancia digital, incluso sobre territorio mexicano.

·       Un endurecimiento del discurso migratorio, vinculado a la seguridad y al combate al "terrorismo narco".

·       La politización del informe como herramienta electoral en EE. UU., especialmente en estados fronterizos.

Entre la cooperación y la confrontación

México se encuentra en una encrucijada. ¿Responderá con dignidad diplomática o cederá ante la narrativa de Washington? ¿Fortalecerá sus instituciones de seguridad y justicia o se limitará a operativos espectáculo? ¿Aprovechará este momento para replantear su política de drogas o seguirá atrapado en una lógica reactiva?

Este informe de la DEA no es solo una advertencia sobre el fentanilo o los cárteles. Es un mensaje político de alto calibre. Y México, si no quiere quedar arrinconado, debe responder no con slogans, sino con estrategia, soberanía y visión de Estado.

Fuente:

https://www.dea.gov/

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