OTRA
PERSPECTIVA
“Servir
en silencio”: Coincidencias entre las numerarias auxiliares del Opus Dei y la
base popular de Morena
Opinion de
José Rafael Moya Saavedra
“Cuanto más pobres, más fácil
aislarlas.”
—Testimonio de un exsacerdote del
Opus Dei
En los últimos días, un
reportaje publicado por Animal Político estremeció a muchas lectoras y
lectores: exnumerarias y exsacerdotes del Opus Dei, una de las organizaciones
religiosas más influyentes del catolicismo conservador, revelaron con detalle
cómo, durante décadas, jóvenes mujeres de comunidades rurales y pobres fueron
reclutadas y convertidas en servidumbre al interior de la Obra, todo bajo el
disfraz de una “vocación divina”.
Estas mujeres, conocidas como
numerarias auxiliares, eran entrenadas para limpiar, servir, planchar, cocinar
y atender a los miembros varones de la élite del Opus Dei. Sin paga, sin
derechos, sin voz. Sin futuro.
La historia resulta indignante
por sí misma. Pero al leer entre líneas, resuenan ecos actuales que nos obligan
a mirar más allá del ámbito religioso. ¿Qué tienen en común estas mujeres
con las bases populares de Morena, el partido que gobierna México y dice hablar
en nombre del pueblo? Más de lo que parece.
La obediencia como virtud: vocación religiosa,
fe política
El Opus Dei impuso a sus
numerarias auxiliares una vida de obediencia absoluta, construida sobre el
ideal de “santificarse a través del trabajo”. La pobreza, la castidad y
la entrega total eran requisitos para servir a los demás sin esperar nada a
cambio. “Ni las veíamos ni les podíamos dar las gracias”, recuerdan
exnumerarios.
Del otro lado del espectro,
pero con mecanismos semejantes, encontramos una narrativa de “entrega al
pueblo” en el discurso de Morena. La participación política no se concibe
como derecho crítico, sino como acto de fe y sacrificio en torno a un líder
providencial. El presidente no solo gobierna: interpreta la voluntad popular y
distribuye bendiciones en forma de programas sociales.
En ambos casos, el servicio
silencioso es la máxima virtud. Pensar diferente, cuestionar, disentir… es
traición.
Captación sistemática y estructurada
Los testimonios revelan cómo
las numerarias eran reclutadas desde niñas, con promesas de formación y empleo
digno. Llegaban a internados como Montefalco o ESDAI sin saber que
serían empleadas domésticas de por vida. El proceso era cuidadosamente
planeado: los sacerdotes abrían camino, las numerarias visitaban escuelas
rurales y seleccionaban a las mejores alumnas de familias católicas pobres.
Del mismo modo, la maquinaria
de Morena se ha perfeccionado en captar personas en situación de
vulnerabilidad. A través de apoyos, censos, redes de promotores del bienestar y
siervos de la nación, construye una base de simpatizantes que creen estar
participando en la historia. En realidad, están siendo incluidos a condición de
no cuestionar y de reproducir el discurso oficial.
En ambos casos, la pobreza no
es un problema a erradicar, sino un recurso para conservar el poder.
El aislamiento: ni voz, ni voto, ni futuro
Las numerarias auxiliares no
podían hablar entre ellas, ni con los numerarios. No podían escribir cartas sin
ser vigiladas. No tenían dinero propio ni contacto libre con sus familias.
Cuando querían irse, eran enviadas al psiquiatra, medicadas o incluso internadas.
Algunas intentaron suicidarse.
En el mundo político, el
aislamiento toma otras formas: polarización, estigmatización, demonización del
otro. La base social de Morena es sistemáticamente separada de cualquier
narrativa alternativa. La prensa crítica es atacada, la oposición ridiculizada.
Se exige lealtad ciega al líder y al partido, incluso cuando las decisiones
afectan directamente sus vidas.
La consecuencia es la misma: la
imposibilidad de imaginar otra vida, otra voz, otra opción.
Jerarquías disfrazadas de comunidad
“Todos somos familia”, decía
el fundador del Opus Dei. Pero no todos comían lo mismo, ni dormían igual, ni
eran llamados con el mismo título. Las numerarias de clase alta eran educadas.
Las auxiliares, pobres, quedaban relegadas a servir por siempre.
Morena habla
de “pueblo unido”, pero la realidad muestra una estructura vertical,
jerárquica, cada vez más cerrada. Las decisiones se toman arriba, los
beneficios se reparten abajo. La lealtad se premia, la crítica se castiga.
En ambos casos, las
estructuras de poder reproducen la desigualdad que dicen combatir.
Coincidencias estructurales y simbólicas
Aquí una síntesis comparativa
que permite visualizar los paralelismos de fondo:
Paralelismos entre las Numerarias Auxiliares del Opus Dei y los Seguidores Vulnerables de Morena
Reflexión final:
Tanto las numerarias
auxiliares como muchos seguidores vulnerables de Morena son
instrumentalizados en sistemas que prometen redención —una espiritual, la otra
social— pero que en el fondo reproducen desigualdad, dependencia y control.
Ambos casos usan la fe (ya sea religiosa o política) como herramienta de
sometimiento, y se escudan en causas nobles para encubrir estructuras
opresivas.
La promesa de redención: herramienta de control
Tal vez el punto más delicado
sea este: tanto en el Opus Dei como en Morena, la relación con las personas
vulnerables se basa en una promesa de redención. En un caso, la santificación
por el trabajo. En el otro, la transformación social por el voto.
Pero en los hechos, ambas estructuras funcionan
como trampas simbólicas: se ofrece pertenencia a cambio de obediencia,
esperanza a cambio de sumisión.
Ninguna transformación es real si se construye sobre la explotación, aunque sea consentida. Ninguna vocación es auténtica si nace del miedo, del engaño o de la necesidad.
Conclusión: el silencio también grita
Las voces que hoy denuncian el
abuso dentro del Opus Dei han tardado décadas en salir. Algunas mujeres aún no
han podido hablar. Otras están rotas. Lo mismo podría suceder con quienes hoy,
desde la trinchera de la política, dan todo por una causa que no les pertenece.
Es urgente romper el silencio. Ya
sea en nombre de Dios o del pueblo, ningún proyecto que imponga jerarquías
injustas y sacrifique a los más débiles debería llamarse redentor.
Las numerarias auxiliares merecen justicia. Y
el pueblo que creyó en una transformación también.
Nota del autor
Este texto no pretende, bajo
ninguna circunstancia, justificar o relativizar la explotación sistemática
sufrida por las numerarias auxiliares del Opus Dei. Lo ocurrido con estas
mujeres es deleznable, indigno y debe ser visibilizado y condenado sin matices.
Mi intención al establecer
paralelismos con la militancia popular de Morena no es equiparar los contextos,
ni igualar las responsabilidades, sino mostrar cómo ciertos mecanismos de
control, adoctrinamiento y subordinación se repiten en distintos ámbitos del
poder, incluso cuando están revestidos de discursos piadosos o populares.
El análisis comparativo busca
abrir una conversación crítica sobre las formas en que se instrumentaliza la
fe —religiosa o política— para sostener jerarquías injustas, y cómo,
tanto ayer como hoy, las personas más vulnerables siguen siendo las más
fácilmente manipuladas, silenciadas y explotadas.
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