OTRA PERSPECTIVA
La
elección que ya decidieron por ti (pero igual te van a hacer votar)
Crónica ácida de una farsa judicial con sabor a
tinta guinda
Opinion de Rafael Moya Saavedra
“Ya
tenemos los resultados. Solo faltan las elecciones.”
—Instituto
Nacional Electoral... versión meme
“Qué
nervios… ya pronto será la elección que nadie necesita, de miles de personas
que nadie conoce…”
—Sabiduría
popular vía WhatsApp
Mientras tú buscabas cómo
sobrevivir al fin de quincena, alguien en las alturas del poder decidió que
ahora también vas a votar por jueces. Una elección judicial. Suena importante,
¿no? El problema es que nadie te explicó para qué sirve, quién compite o si
realmente hay algo que elegir. Pero tranquilo, que ya todo está listo: las
boletas, los candidatos… y sí, los resultados también.
Bienvenido a la democracia
espectáculo. A la consulta que no pidió nadie pero que igual nos va a costar
millones. Aquí no importa tu voto, importa que participes. Porque el ritual es
lo que legitima. Aunque por dentro, todo esté pactado.
¿Y quiénes compiten? Novatos, familiares y
“leales”
Un rápido vistazo a la lista
de 63 aspirantes a la Suprema Corte basta para sospechar que esto no es una
fiesta de meritocracia, sino un casting de lealtades. Solo 28 tienen
experiencia judicial. El resto viene de:
· La
academia (sí, da clases el sábado en Zoom)
· El
activismo (de ese que cabe en una lona con el rostro del presidente)
· despachos
de abogados que parecen más agencias de colocación
política.
Pero lo más jugoso está en los vínculos partidistas:
· 22 de
los candidatos tienen conexiones claras con Morena o la 4T: ya
sea porque militan, son esposas, hijas, o asesoras de figuras del gobierno.
· Apenas
4 se relacionan con el PAN o MC (no sabemos si por ideología o por error
administrativo).
Y unos cuantos más podrían considerarse “independientes”, aunque eso en México es casi una categoría mitológica.
Elección judicial o taller de costura: todos
los hilos apuntan al mismo lado
Los nombres que más suenan parecen sacados de un álbum
familiar de la 4T:
· Lenia
Batres, Loretta Ortiz, Yasmín Esquivel (sí, la del plagio eterno), María
Estela Ríos (asesora jurídica del presidente), y la hija de Olga Sánchez
Cordero.
· Margarita
Rojas, esposa de un exfuncionario morenista.
· Cuatro
candidatas impulsadas por Zaldívar en su cruzada por controlar desde la
Corte hasta el telediario.
· Y
hasta asesores de Samuel García se colaron en el tianguis.
Más que un proceso judicial,
esto se parece a una kermés de favores, cuotas y apellidos, donde la
única toga real es la que ya tiene bordado el logo del partido.
¿Cuánto cuesta la simulación?
Como buen país que improvisa,
pero cobra caro, organizar esta “elección” cuesta millones. Impresiones,
promoción, logística, difusión, vigilancia… Todo para que el pueblo “decida”
lo que ya está decidido.
Una escenografía perfectamente iluminada. Una consulta que
legitima, pero no representa. Un ejercicio de participación que sirve más
como coartada que como instrumento de justicia.
Pensamiento crítico no apto para televisión
pública
¿No entiendes la boleta? ¿No reconoces a nadie?
¿Te parece todo raro?
¡Silencio, traidor! Dudar
es conservadurismo. Exigir perfiles independientes es fifí.
Y preguntar si esto es realmente democrático es—cómo
decirlo—“golpismo jurídico”.
Votar sin
ilusión, para legitimar la ficción
· Esta
elección judicial no es un avance democrático, sino un nuevo disfraz del viejo
autoritarismo.
· Una
coreografía legalista para cubrir con votos lo que se pactó en privado.
· Una
tragicomedia institucional donde el pueblo es público, pero nunca protagonista.
Y, aun así, iremos a votar. Por costumbre. Por esperanza.
Por ese pedazo de ingenuidad que se niega a morir.
Porque, aunque ya sepamos el final, hay algo
revolucionario en dejar constancia de que lo vimos venir.
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