jueves, 24 de abril de 2025

 



OTRA PERSPECTIVA

Matar al Mensajero: El Exterminio Silencioso del Periodismo en México

Opinion de jose Rafael Moya Saavedra

 

 

Introducción

Matar al mensajero ya no es una metáfora. En México, se ha convertido en política de facto.

Desde 2018, ejercer el periodismo ha pasado de ser una actividad de alto riesgo a convertirse en un acto de resistencia, de sobrevivencia, de fe. En este país, decir la verdad cuesta. Y en muchas ocasiones, cuesta la vida. La prensa mexicana no solo informa: incomoda, expone, señala. Y por ello, se ha vuelto blanco de una maquinaria de violencia que opera con precisión y con la complicidad —activa o por omisión— del poder.

Entre 2018 y 2024, durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, se consolidó un ambiente de hostilidad institucional hacia la prensa, caracterizado por la estigmatización diaria desde la conferencia matutina presidencial, agresiones físicas y verbales, asesinatos impunes, y una narrativa oficial que convirtió a los periodistas críticos en enemigos públicos.

A partir de octubre de 2024, con el inicio de la presidencia de Claudia Sheinbaum, la retórica se ha suavizado en forma, pero no necesariamente en fondo. Aunque las agresiones persisten y los mecanismos de protección siguen siendo insuficientes, el tono más técnico de la actual presidenta ha reducido —por ahora— el nivel de confrontación directa con la prensa. No obstante, los efectos del discurso estigmatizante de seis años anteriores siguen activos, como una maquinaria que no se detuvo con el cambio de gobierno.

Por ello, este ensayo abarca de manera integral el periodo de 2018 a la fecha, distinguiendo los estilos y contextos presidenciales, pero considerando que la violencia contra periodistas es un fenómeno acumulativo, estructural y continuo.

Cada descalificación presidencial, cada calificativo de "fifí", "vendido" o "chayotero", se convierte en una licencia para agredir. Cada periodista señalado desde el poder es empujado al filo de la violencia, al abismo de la autocensura o al exilio. En un país donde el 95% de los crímenes contra periodistas quedan impunes, ese discurso no es solo palabra: es pólvora.

Este ensayo no es un memorial: Es un grito.

Aquí se documentan los asesinatos, las campañas de desprestigio, los montajes institucionales para callar voces críticas y las consecuencias del discurso estigmatizante que, desde Palacio Nacional, ha enrarecido el aire de la democracia mexicana. No es casualidad que México sea el país más peligroso para ejercer el periodismo fuera de zonas de guerra. Es el resultado de un sistema que, cuando no mata, silencia.

Este es un intento por nombrar el exterminio silencioso, selectivo, moderno. El exterminio del periodismo.

Porque en México, la libertad de expresión se escribe con sangre.

"Cuando se acallan las voces, el poder se vuelve eco de sí mismo."

 

Nota del autor

El término "exterminio silencioso" utilizado en este ensayo no pretende equipararse con categorías jurídicas específicas del derecho internacional, como genocidio o crímenes de lesa humanidad. Su uso es metafórico y analítico, orientado a describir la sistematicidad, repetición y permisividad institucional frente a las agresiones contra periodistas en México.

Este concepto busca visibilizar una realidad silenciada, donde el asesinato, el desplazamiento forzado, la censura judicial y la estigmatización desde el poder configuran un patrón de represión selectiva, cuyo objetivo último es suprimir voces críticas y limitar el derecho a la información de toda la sociedad.

Más que una categoría penal, "exterminio informativo" es aquí una categoría ética y política, elegida para nombrar lo que durante años se ha intentado callar.

 

Capítulo 1

Las Mañaneras: Del Micrófono al Miedo

Box de análisis: El micrófono que dispara

"En al menos 179 casos, periodistas agredidos o amenazados fueron señalados previamente en la conferencia matutina presidencial. El discurso estigmatizante se ha convertido en una de las formas más efectivas de deslegitimación institucional." — Artículo 19, Informe Trienal 2021–2023

Desde el 1 de diciembre de 2018, cada mañana ha comenzado con un ritual político inédito: el presidente de México frente a un atril, rodeado de cámaras, periodistas y funcionarios, dictando la narrativa nacional. Lo que se anunció como una herramienta de transparencia terminó por convertirse en un espacio de polarización, señalamiento y legitimación del odio hacia la prensa.

La conferencia matutina, conocida como “La Mañanera”, ha sido escenario de cientos de descalificaciones, burlas y ataques directos contra periodistas, medios de comunicación y voces críticas. No se trata de anécdotas sueltas: es un patrón sistemático. La mañanera se transformó en una plataforma de linchamiento discursivo, donde el poder nombra al enemigo, y el país toma nota.

El micrófono presidencial no solo habla. Dispara

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha acusado a medios de ser “vendidos”, “corruptos”, “fifís”, “conservadores” y “adversarios del pueblo”. En el centro de ese discurso no está la crítica a la desinformación, sino la intención de deslegitimar por completo al periodismo que no se alinea a la narrativa oficial.

La sección “¿Quién es quién en las mentiras de la semana?” es el símbolo más claro de esta estrategia. Lo que podría ser un ejercicio riguroso de verificación de datos se ha convertido en una herramienta de exposición pública, donde se mencionan periodistas con nombre, rostro y titular, desatando tras cada aparición oleadas de amenazas, campañas de acoso digital y agresiones verbales o físicas.

Impacto emocional de ser señalado desde el poder

Ser mencionado por el presidente de la República no es una crítica. Es una marca. Una marca que no se borra con un desmentido ni con una disculpa. Para el periodista, ese señalamiento representa un giro en su vida: llegan las amenazas, los insultos masivos, el miedo de salir a la calle, la vigilancia constante en redes, las llamadas anónimas a medianoche. Ya no se es solo periodista. Se es blanco.

Se pierde la tranquilidad, se altera la rutina familiar, se abandona la cobertura de temas incómodos. Algunos dejan de escribir. Otros huyen. Otros son asesinados. Y todo comenzó con un nombre dicho en voz alta, desde el atril de Palacio Nacional.

No es coincidencia. No es una exageración. No es paranoia. Es causa-efecto.

Caso emblemático: Reforma e Ivonne Melgar

En 2019, tras las críticas al periódico Reforma, su editor fue víctima de amenazas de muerte y exposición pública de datos personales (doxxing). Ese mismo año, la periodista Ivonne Melgar, tras cuestionar al presidente, fue atacada masivamente en redes sociales y estigmatizada en transmisiones públicas.

La violencia simbólica presidencial se tradujo en violencia digital real.

El efecto cascada: gobernadores con su propia mañanera

Lo preocupante es que el modelo se ha replicado. Gobernadores como Alejandro Armenta (Puebla), Rubén Rocha Moya (Sinaloa) y Cuitláhuac García (Veracruz) han copiado el formato matutino para arremeter contra periodistas locales. El señalamiento presidencial legitima y habilita a otros funcionarios para imitar el tono y escalar los ataques.

Efectos del discurso polarizante

La narrativa oficial no solo genera desprecio hacia la prensa. También divide a la sociedad, desacredita la crítica y establece un campo simbólico de batalla donde el periodista queda como “el otro”, el infiltrado, el opositor. Y en un país donde asesinar a un periodista tiene una probabilidad del 95% de quedar impune, ese tipo de discurso es una sentencia indirecta.

CUADRO INFORMATIVO: Discurso Presidencial y Violencia contra la Prensa (2018–2024)

 

Una nueva forma de censura

Lo que antes era represión directa ahora es censura por estigmatización pública. El gobierno no necesita encarcelar periodistas: basta con marcarlos en una mañanera para que otros se encarguen de hostigarlos, difamarlos o expulsarlos del debate.

 

Las consecuencias no son anecdóticas: son estructurales.

Las palabras del presidente tienen fuerza de Estado.

Y en México, esa fuerza ha sido usada para acallar, no para dialogar.

 

Capítulo 2

Periodistas Asesinados, Voces Silenciadas

En México, informar puede costar la vida. Desde 2018, al menos 47 periodistas han sido asesinados, muchos de ellos mientras investigaban corrupción, crimen organizado, abusos de poder o violencia institucional. La mayoría de estos crímenes ocurrieron en contextos locales, lejos del radar mediático nacional, en municipios dominados por cárteles o caciques, donde el periodismo se convierte en una forma de heroísmo involuntario.

Cada asesinato no solo apaga una voz, también despoja a comunidades enteras del derecho a saber, sembrando miedo y abriendo un espacio para la desinformación, el silencio o la narrativa oficial impune.

El mapa del horror

El año más sangriento fue 2022, con al menos 17 asesinatos. En 2023 fueron siete; en 2024, otros siete; y en lo que va de 2025, cuatro periodistas han sido ejecutados. Estados como Veracruz, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Guanajuato concentran los mayores niveles de letalidad.

Pero la cifra, por sí sola, no revela el rostro de la tragedia. Por eso es necesario nombrar, recordar, contar:

Voces que no debieron callar

•         Calletano Guerrero (Estado de México, 2025)

Asesinado a tiros pese a estar bajo protección federal. Cubría crimen y política local. Fue amenazado semanas antes.

•         Alejandro Gallegos León (Tabasco, 2025)

Ejecutado a plena luz del día. Investigaba redes de corrupción municipal.

•         Mauricio Cruz Solís (Michoacán, 2024)

Tiroteado después de entrevistar al alcalde de Uruapan. Su asesinato nunca fue esclarecido.

•         Patricia Ramírez González (Colima, 2024)

Reportera de espectáculos que también documentaba violencia en su comunidad. Fue asesinada horas después de subir un video crítico en redes.

•         Rubén Pat Cauich (Quintana Roo, 2018)

Asesinado tras recibir amenazas de la policía local. Estaba bajo protección del Mecanismo. No funcionó.

Box de análisis: ¿Por qué matan a un periodista?

"En México, más del 85% de los periodistas asesinados cubrían temas como corrupción local, crimen organizado o conflictos políticos. En la mayoría de los casos, sus investigaciones estaban activas al momento del crimen." — CPJ – Comité para la Protección de los Periodistas, México 2022

CUADRO INFORMATIVO: Asesinatos de periodistas en México (2018–2025)

 

Fuente: Artículo 19, RSF, Reporte 2025 del Mecanismo de Protección, registros hemerográficos.

Nota: Algunas organizaciones reportan hasta 65 casos, incluyendo agresiones fatales no directamente vinculadas al ejercicio periodístico. Aquí se consideran solo los casos confirmados como asesinatos relacionados con la labor informativa.

Impunidad: la regla, no la excepción

De los asesinatos cometidos entre 2018 y 2024, más del 90% permanecen impunes. Las investigaciones suelen evitar el móvil periodístico, tratándolos como crímenes comunes, lo que niega el reconocimiento del ataque a la libertad de expresión.

La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión ha sido señalada por su inoperancia. A pesar del aumento en el número de beneficiarios del Mecanismo de Protección (de 700 en 2018 a más de 2,200 en 2024), la violencia no ha disminuido.

Entre la lápida y el exilio

Al asesinato se le suman otras formas de silenciar: amenazas de muerte, desplazamientos forzados, renuncias al oficio. Muchos periodistas huyen, abandonan la profesión o migran al anonimato. La mayoría lo hace sin hacer ruido, con miedo y culpa. La autocensura es la medida preventiva más común.

Fueron asesinados por hacer su trabajo. Y su ausencia, también es noticia."

 

Capítulo 3

El Estado como Agresor: Censura, Estigmas y Poder Judicial al Servicio del Silencio

En una democracia, el Estado debería ser el principal garante de la libertad de prensa. En México, ha sido muchas veces su principal verdugo.

Desde 2018, los datos son contundentes: más del 50% de las agresiones contra periodistas han sido cometidas por autoridades estatales o federales. Esto incluye amenazas, difamación pública, acoso judicial, bloqueos informativos, uso de fuerzas de seguridad y campañas orquestadas desde oficinas de comunicación social.

Esta violencia institucional no siempre se ve, pero se siente. Se expresa en ruedas de prensa donde los gobernadores desacreditan periodistas por preguntar, en conferencias donde acusan sin pruebas a comunicadores de ser "corruptos", en carpetas de investigación abiertas como represalia y en campañas de desprestigio organizadas desde redes oficiales.

El patrón: primero la burla, luego la amenaza, después la demanda

El esquema es casi siempre el mismo:

1.    Un periodista publica información crítica sobre un funcionario.

2.    Desde el poder se lanza una campaña de descrédito.

3.    Si no se calla, se judicializa: denuncias por daño moral, violencia política o incluso lavado de dinero.

4.    Si sigue, vienen las amenazas... o algo peor.

Esta estrategia se ha perfeccionado en varios estados, donde el aparato del Estado se pone al servicio del silencio.

Tabla de Gobernadores señalados por agresiones o estigmatización contra la prensa (2018–2025)

 

Fuente: Artículo 19, RSF, CNDH, informes estatales y organizaciones locales.

Box de análisis: Censura desde adentro

"Cuando el Estado deja de proteger y comienza a intimidar, desaparece la diferencia entre crimen organizado y crimen institucional. En México, el 51% de las agresiones contra periodistas en 2023 provinieron de funcionarios públicos." — Informe Artículo 19, 2023

El aparato judicial como arma de censura

En lugar de proteger a periodistas, las fiscalías estatales han sido usadas como herramientas de intimidación. Se abren carpetas contra periodistas que investigan funcionarios, mientras los crímenes contra la prensa quedan archivados o "extraviados".

Ejemplo: en Puebla, el gobernador Alejandro Armenta solicitó a la fiscalía que se investigara al periodista Rodolfo Ruiz por supuesta violencia de género y ciberacoso, sin pruebas, tras publicar reportajes sobre corrupción. El objetivo no era justicia: era censura encubierta de legalidad.

Censura disfrazada de legalidad

Muchas agresiones no son físicas ni digitales. Son judiciales. Demandas civiles por "daño moral"(1) se han convertido en el nuevo método para callar periodistas. Costosas, extensas, meditativamente corrosivas. En 2024, se documentaron 21 casos de acoso judicial contra periodistas.

Violencia diferenciada contra mujeres periodistas

Cuando la víctima es una mujer periodista, la agresión suele incluir componentes de género: mensajes con connotaciones sexuales, amenazas contra su familia, campañas que cuestionan su capacidad profesional, su cuerpo o su vida íntima.

Esta violencia no solo busca silenciar la crítica, sino deslegitimarla desde lo personal y lo machista.

Varios casos han evidenciado cómo el Estado también participa en esta violencia diferenciada, ya sea con comentarios sexistas en conferencias, omisiones institucionales o incluso criminalización con el uso de figuras como la "violencia política de género", mal aplicadas como forma de censura judicial.

Cuando el Estado calla... o dispara

En 2023, al menos 15 casos involucraron a policías o militares que agredieron físicamente o detuvieron arbitrariamente a periodistas durante coberturas. La represión se justifica con argumentos de "seguridad nacional", "falsas acreditaciones" o "resistencia a la autoridad".

Mientras tanto, la impunidad en los casos verdaderamente graves persiste.

Frases oficiales que avivaron la llama

"Ese periodista tiene intereses oscuros, no es confiable."

Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, sobre Azucena Uresti.

"Es un provocador disfrazado de reportero."

Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco.

"La prensa se molesta porque ya no hay chayote."

AMLO, expresidente de México (repetida en 70 mañaneras).

Conclusión del capítulo

·       El Estado no solo ha fallado en proteger a la prensa: ha perfeccionado los métodos para reprimirla sin necesidad de ensuciarse las manos directamente.

·       Lo hace desde los estrados, las fiscalías, las redes oficiales y los micrófonos públicos.

·       Porque en esta guerra contra la verdad, no se necesita apretar el gatillo cuando puedes firmar una denuncia o soltar un insulto con fuero.

¹ En México, el daño moral está regulado en el Código Civil Federal (artículos 1916 al 1916 Bis) y en sus equivalentes estatales. En su concepción original, esta figura jurídica busca reparar afectaciones a la dignidad, la vida privada o la honra de una persona. Sin embargo, ha sido utilizada en numerosos casos para acallar periodistas mediante demandas civiles costosas, sin sustento o con fines intimidatorios. Diversas organizaciones, como Artículo 19 y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han señalado este uso distorsionado como una forma de censura judicial encubierta.

 

Capítulo 4

La Narrativa del Odio: Cómo el Discurso Presidencial Fábrica Violencia

En política, las palabras pesan. En México, pueden matar.

Desde 2018, el discurso presidencial ha dejado de ser una herramienta de información pública para convertirse en una maquinaria de división, estigmatización y justificación del odio. En el epicentro de este fenómeno están las conferencias matutinas del presidente, que durante seis años fungieron como tribunales simbólicos, donde los periodistas eran juzgados sin derecho de réplica y condenados al descrédito.

Bajo el argumento de "defender al pueblo" o "combatir la desinformación", se construyó un lenguaje de confrontación constante, donde la prensa crítica fue sistemáticamente tachada de corrupta, deshonesta, vendida o conservadora.

Del adjetivo al ataque

Los efectos de ese discurso se volvieron tangibles: periodistas que fueron señalados en mañaneras recibieron amenazas, fueron víctimas de campañas de acoso digital, y en algunos casos, sufrieron agresiones físicas. Las palabras que se sueltan desde el atril presidencial son amplificadas por miles, convertidas en memes, en hashtags, en insultos, en amenazas. El micrófono presidencial no solo habla. Dispara.

CUADRO INFORMATIVO: Efectos del Discurso Estigmatizante

 

Del discurso presidencial al efecto cascada

La narrativa de "periodistas conservadores" o "prensa vendida" no quedó encerrada en Palacio Nacional. Gobernadores, alcaldes, legisladores y hasta fiscales adoptaron ese tono, usándolo para justificar represalias locales.

Ejemplo: En 2024, el gobernador Rubén Rocha Moya de Sinaloa descalificó públicamente a Azucena Uresti y Luis Chaparro, acusándolos de formar parte de una campaña mediática. Lo mismo ocurrió con Alejandro Armenta en Puebla, quien en su propia versión de las mañaneras acusó sin pruebas a periodistas de ciberdelitos.

Esto genera lo que los expertos han llamado "efecto cascada de la estigmatización": lo que el presidente normaliza, otros lo institucionalizan.

Narrativa dual: "el pueblo bueno" vs. "los medios corruptos"

La retórica presidencial generó una dicotomía que polariza al país:

·       De un lado, el "pueblo bueno" que apoya al gobierno.

·       Del otro, los medios que "defienden a los de antes".

Este marco discursivo no solo descalifica la crítica, sino que legitima simbólicamente cualquier acción contra quien cuestione: si un periodista no está con el proyecto, entonces está "al servicio de intereses oscuros".

Redes sociales: campo de batalla amplificado

Las agresiones no se quedan en el discurso. Se trasladan a redes:

·       Campañas de bots coordinadas contra periodistas mencionados.

·       Difusión de información personal (doxxing).

·       Hashtags de odio promovidos por cuentas oficiales o afines.

·       Mensajes de amenaza directa, muchos con referencias a lo dicho en la mañanera.

Box de análisis: La palabra como licencia para agredir

"El lenguaje usado desde el poder no es neutro. Al etiquetar a los periodistas como 'enemigos', se habilita socialmente su ataque. El estigma presidencial no solo señala: legitima." — CIDH, Relatoría para la Libertad de Expresión, 2022

"La horda digital también mata"

El discurso estigmatizante lanzado desde el poder no viaja solo.
Detrás de cada señalamiento presidencial, suele activarse un enjambre de bots, cuentas anónimas y granjas digitales que replican el mensaje, lo distorsionan y lo convierten en linchamiento masivo.

Estos actores no son espontáneos: son parte de una estrategia de control narrativo digital que usa el algoritmo como arma, el trending topic como castigo, y el acoso colectivo como forma de censura.

Así, el poder ya no necesita censurar directamente. Solo necesita sembrar una palabra, y dejar que la horda digital haga el resto.

La estigmatización no solo mata. También silencia.

Más de 40 periodistas en México han renunciado al oficio, cambiado de ciudad o abandonado coberturas sensibles por miedo tras ser señalados o después de agresiones digitales. La narrativa del odio no solo genera víctimas directas, sino zonas de silencio, donde la verdad se retira, se oculta, se exilia.

Frases que dejaron cicatriz

"Ya sabemos cómo son: corruptos, vendidos, traidores."

— AMLO, 2022.

"Les molesta que ya no reciban chayote."

— AMLO, repetido en 70 mañaneras.

"Ese periodista tiene vínculos turbios con el crimen."

— Gobernador de Puebla, sin pruebas.

 

Conclusión del capítulo

·       Las palabras no matan por sí solas. Pero preparan el terreno.

·       Las conferencias matutinas han sido más que ruedas de prensa: han sido aulas de estigmatización diaria, donde la crítica se criminaliza y la prensa se convierte en el enemigo.

·       Y en un país donde la violencia real siempre está al acecho, esas palabras no caen en el vacío. Caen sobre periodistas.

 

Capítulo 5

¿Exterminio Informativo o Desapariciones Forzadas Modernas?

¿Qué nombre le damos a un país donde periodistas aparecen asesinados, desaparecen sin rastro o son obligados a exiliarse en silencio?

¿Qué concepto usamos cuando esas agresiones son sistemáticas, selectivas y —muchas veces— toleradas o incluso provocadas por el Estado?

Lo que ocurre en México con la prensa no es un fenómeno aislado, es un patrón. Y ese patrón merece un nombre: exterminio informativo.

¿Qué es el exterminio informativo?

·       Es la eliminación sistemática de voces críticas mediante asesinatos, desapariciones, amenazas, desplazamientos forzados o censura judicial, con el objetivo de callar verdades incómodas y mantener el control del relato.

·       Este exterminio no ocurre en cámaras de gas ni en centros clandestinos.

·       Ocurre en oficinas de redacción, en redes sociales, en carpetas judiciales, en calles polvorientas donde un periodista cae tras denunciar al poder.

·       Ocurre cuando se asesina, pero también cuando se expulsa al periodista de su comunidad, de su oficio, de su país.

Comparativa internacional: países más peligrosos para periodistas (2018-2024)

 

Datos aproximados con base en reportes de CPJ, Artículo 19, RSF y UNESCO.

"Nivel de impunidad" se refiere al porcentaje estimado de casos no resueltos o sin castigo penal.

Lectura crítica del cuadro:

·       México lidera entre países en paz con el mayor número de periodistas asesinados fuera de contextos de guerra abierta.

·       A diferencia de países como Afganistán o Rusia, México mantiene un marco democrático y legal, lo cual hace más grave el fenómeno: la represión coexiste con las instituciones.

·       El caso mexicano tiene un componente inédito: el discurso hostil sostenido y sistemático desde la figura presidencial en conferencias públicas, legitimado por figuras estatales.

Paralelismos con desaparición forzada

Aunque legalmente no todos los casos califican como desapariciones forzadas, el patrón sí comparte elementos esenciales:

·       Participación del Estado, directa o por omisión.

·       Silencio institucional ante los crímenes.

·       Desaparición o eliminación de la voz crítica.

·       Impunidad estructural.

Ejemplo: El caso de Salvador Adame en Michoacán (2017) o Brecha de Miroslava en Chihuahua (2017), mostraron cómo periodistas fueron silenciados con la complicidad de autoridades locales.

Según el derecho internacional, una desaparición forzada ocurre cuando una persona es detenida o privada de su libertad por agentes del Estado —o con su autorización o aquiescencia—, seguida de una negación de esa detención o del ocultamiento del paradero de la persona, colocándola fuera de la protección de la ley.

(Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, Naciones Unidas, 2006)

 

CUADRO INFORMATIVO: Elementos del Exterminio Informativo

 

Testimonios que duelen

 "Me fui de Veracruz con lo puesto. Me advirtieron que si seguía publicando sobre el alcalde, iban por mí. Nadie me ayudó. Nadie.

— Periodista desplazado, testimonio anónimo, 2023.

"Cuando mataron a mi compañero, entendí que yo era el siguiente. Dejé el periodismo. Aún no sé si hice bien."

— Ex reportero de nota roja, Guerrero, 2022.

"No me exiliaron, me desfondaron. No extraño el oficio, extraño no tener miedo."

— Comunicador independiente, expulsado de Chiapas en 2021.

El silencio también es asesinato

·       Cada periodista silenciado deja un hueco que no se llena con likes ni reels.

·       Ese hueco es una comunidad desinformada, una denuncia que no se hizo, un abuso que no se expuso.

·       El silencio es una forma de control. Y en México, el poder ha aprendido a silenciar sin tocar, sin encarcelar, sin cerrar periódicos...

Solo necesita miedo.

Box de análisis: ¿Se puede hablar de exterminio?

"Cuando los periodistas desaparecen, no solo se pierde una voz: se vacía un territorio. En regiones donde la prensa fue silenciada, el acceso a información libre y crítica cayó un 70%." — Reporteros Sin Fronteras, Índice Global de Libertad de Prensa, 2023

¿Es exterminio, desaparición forzada o represión blanda?

·       No siempre hay cuerpos, pero hay ausencias.

·       No siempre hay militares, pero hay amenazas.

·       No siempre hay cárceles, pero hay demandas judiciales.

·       No siempre hay balas, pero hay palabras que marcan.

Esto no es represión al viejo estilo. Es una forma moderna, selectiva, quirúrgica de aniquilar la verdad incómoda.

Un nuevo tipo de violencia: no mata a muchos, mata a los necesarios.

Conclusión del capítulo

·       El exterminio informativo no tiene campos de concentración, pero tiene zonas de silencio.

·       No tiene generales ni dictadores con uniforme, pero tiene micrófonos, fiscales y bots.

·       No necesita matar a todos, solo a los suficientes para que los demás callen.

·       Lo que vivimos en México no es solo una crisis de seguridad para la prensa.

·       Es una estrategia de control narrativo, donde el silencio vale más que la sangre.

 

Capítulo 6

Conclusión: La República sin Voz**

México es una democracia que se desangra en silencio.

Durante años, los periodistas han sido asesinados, desplazados, silenciados y estigmatizados. La violencia no ha sido aleatoria, ni espontánea. Ha sido sistemática, selectiva, estructural. Ha nacido del crimen organizado, pero también —y con demasiada frecuencia— del corazón mismo del poder.

Desde 2018, el discurso estigmatizante del presidente Andrés Manuel López Obrador convirtió a la prensa crítica en un blanco legítimo. Desde el atril de Palacio Nacional se definió quién era "el pueblo" y quién, por informar, pasó a ser "enemigo del pueblo". Las consecuencias han sido devastadoras: periodistas asesinados tras ser señalados; campañas de odio desatadas tras una mañanera; redes sociales convertidas en patíbulos virtuales; zonas enteras del país donde ya nadie se atreve a contar la verdad.

La llegada de Claudia Sheinbaum al poder en octubre de 2024 no ha detenido del todo esa maquinaria. Aunque su estilo es menos confrontativo, el daño ya está hecho. La narrativa de odio sembrada durante seis años sigue operando. La desconfianza hacia los medios sigue viva. El miedo también.

Este ensayo ha documentado un fenómeno que va más allá de la violencia: ha expuesto la configuración de un exterminio informativo, donde el Estado no siempre dispara, pero señala; no siempre encarcela, pero demanda; no siempre mata, pero obliga a callar.

Vivimos en una República sin Voz, donde se puede ejercer el periodismo... hasta que incomodas. Donde se puede informar... hasta que tocas al poder. Donde la libertad de expresión existe, pero cuesta demasiado.

Y sin prensa libre, no hay contrapesos. Sin contrapesos, no hay democracia.

Solo queda la narrativa oficial, esa que dice que todo va bien...

... mientras los cadáveres del periodismo se acumulan.

 

Epílogo: Lo que se puede —y se debe— hacer

Box de análisis: Periodismo o simulacro democrático

"Sin periodistas, la democracia es teatro de sombras. En México, el deterioro de la libertad de prensa es el espejo más crudo del deterioro democrático."

— UNESCO, Declaración de Windhoek+30, adaptado al contexto latinoamericano

Después de documentar asesinatos, desplazamientos, amenazas, censura judicial y campañas de estigmatización desde el poder, queda claro que el periodismo en México no necesita discursos solidarios... necesita garantías estructurales y voluntad política.

Este no es un ensayo para llorar a los muertos. Es un llamado a proteger a los vivos.

Aquí algunas propuestas urgentes y viables para construir un país donde informar no sea un acto de resistencia, sino un derecho garantizado.

Cinco acciones urgentes para proteger el periodismo en México

1.- Reformar el Mecanismo de Protección

·       Profesionalizar, descentralizar, y garantizar plazos de respuesta con sanciones por omisión.

2.- Crear fiscalías especializadas con autonomía real

·       Investigar con perspectiva de libertad de expresión y garantizar seguimiento eficaz.

3.- Sancionar la estigmatización desde el poder

·       Tipificar como falta grave el discurso estigmatizante contra periodistas por parte de servidores públicos.

4.- Cumplir compromisos internacionales

·       Implementar de forma vinculante el Plan de Acción de la ONU para la Seguridad de Periodistas.

5.- Formar ciudadanía crítica y corresponsable

·       Incluir educación mediática en escuelas, fortalecer redes de periodistas y vincular con universidades.

 

"Porque si el Estado deja de proteger la verdad, que al menos no nos quite las palabras."

.

 



 

Bibliografía

Artículo 19. (2023). Informe trienal sobre libertad de expresión en México (2021-2023). https://articulo19.org

Artículo 19. (2024). Discurso estigmatizante y violencia contra la prensa. https://articulo19.org

Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). (2022). Informe anual de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. https://www.oas.org/es/cidh/expresion/

Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). (2023). Índice Global de Impunidad: Salirse con la suya con el asesinato. https://cpj.org

 Reporteros Sin Fronteras (RSF). (2024). Índice Mundial de Libertad de Prensa. https://rsf.org/es

Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas. (2006). Naciones Unidas. https://www.ohchr.org/es

CNDH. (2022). Diagnóstico sobre la situación de las personas defensoras de derechos humanos y periodistas en México. https://www.cndh.org.mx

UNESCO. (2021). La seguridad de los periodistas y el peligro de la impunidad. https://unesdoc.unesco.org

ONU. (2012). Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad. https://www.un.org

Código Civil Federal. (Última reforma publicada en DOF 2022). Artículos 1916 al 1916 Bis. https://www.diputados.gob.mx

INEGI. (2023). Encuesta Nacional sobre Confianza Institucional. https://www.inegi.org.mx

Reforma. (2019). "Editor de Reforma es amenazado tras críticas en La Mañanera". https://reforma.com (consultado en archivo digital)

Melgar, I. (2020). "Crónica de una periodista estigmatizada en Palacio Nacional". Publicado en diversos medios nacionales.

 

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