jueves, 17 de abril de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

"El Mercado de lo Irrenunciable: Cuando la Vida se Cotiza en Bolsa Negra"

Jose Rafael Moya Saavedra


Prólogo

La desaparición consentida:

Cuando la muerte es legal, la indiferencia es cómplice y la dignidad humana se negocia sin escándalo.

Capítulo 1: Aborto – La Eliminación de lo Invisible

Cuando el derecho se vuelve una negación y la vida comienza sin opción de ser defendida.

Capítulo 2: Eutanasia – La Muerte Administrada

Cuando el dolor encuentra respuesta en la aguja, no en el acompañamiento.

Capítulo 3: Trata de Personas – El Cuerpo como Moneda y Condena

Cuando se vive con cuerpo... pero sin libertad.

Capítulo 4: Tráfico de Órganos – La Vida Como Repuesto

Cuando el cuerpo se convierte en inventario y el silencio en complicidad.

Capítulo 5: Explotación Infantil – Infancia, Robada y Vendida

Cuando jugar, deja de ser un derecho y crecer se vuelve condena.

Capítulo 6: Conclusión – La Desaparición Consentida

Cuando todos miran hacia otro lado, la desaparición ya no necesita capucha.

Capítulo 7: Conclusión analítica: La Impunidad como Sistema

"Cuando exterminan la vida con discursos de progreso, resistir es una forma de amar lo irrenunciable."

Nota del Autor

Este ensayo nació del dolor acumulado. De mirar y no poder callar. De entender que las formas de desaparición se han diversificado, sofisticado, legalizado.

No pretendo imponer verdades, sino proponer preguntas. Preguntas incómodas, éticamente urgentes. Porque si como sociedad aceptamos que se puede matar sin tocar, desaparecer sin rastro, o comercializar lo humano sin escándalo, entonces algo profundo en nuestra conciencia ya se ha perdido.

Escribo esto desde la orilla de la resistencia. Desde el periodismo, la ética, la fe y la razón. Porque todavía creo que hay vidas que no pueden cotizarse, ni callarse, ni desecharse.

Rafael Moya

Ciudad de México, 2025

 

 

Prólogo: La Desaparición Consentida

Cuando la muerte es legal, la indiferencia es cómplice

y la dignidad humana se negocia sin escándalo

Hay vidas que ya no gritan porque nadie espera que lo hagan. Vidas borradas antes de ser nombradas. Vidas que se extinguen con una firma, una pastilla, una aguja, un clic, un diagnóstico, un veredicto o una sentencia que no siempre lleva toga ni martillo.

Desaparecer no siempre requiere violencia física. Basta con no ver, no nombrar, no indignarse. Hoy, la vida humana —especialmente la más vulnerable— es fragmentada y troceada en discursos de progreso, rentabilidad o compasión selectiva. Bajo palabras como "autonomía", "decisión", "dignidad" o "bien común" se oculta una lógica silenciosa de exterminio.

El aborto, la eutanasia, la trata de personas, el tráfico de órganos y la explotación infantil no son fenómenos aislados. Son expresiones de un mismo mercado: el de lo irrenunciable. Un sistema que ha encontrado formas de desaparecer cuerpos y vidas sin levantar sospechas. Sin disparar un solo tiro. Sin tocar, pero matando.

Este ensayo no busca moralizar. Busca denunciar. No pretende dictar dogmas, sino romper silencios. Porque mientras el mundo discute libertades, el cuerpo de los más frágiles es moneda, carne, objeto o estorbo. Y cada vez que aceptamos eso como normal... cavamos una nueva fosa en nuestra conciencia.

Y lo más alarmante: no siempre es el crimen quien ejecuta, sino el Estado quien permite. No es solo omisión: es una estructura funcional. Cuando la ley deja de proteger y se vuelve selectiva, la desaparición ya no es un crimen... es una política.

 

Capítulo 1: Aborto – La Eliminación de lo Invisible

Cuando el derecho se vuelve una negación

y la vida comienza sin opción de ser defendida

1. La paradoja del derecho a no ser

Vivimos en una época que proclama los derechos como estandartes de civilización. Pero entre todos esos derechos, hay uno que no tiene defensor ni voz: el de nacer. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en septiembre de 2023, declaró inconstitucional criminalizar el aborto a nivel federal. Desde entonces, abortar no puede ser motivo de cárcel en México. Pero la desaparición sigue ocurriendo. Legal. Silencio. Administrada.

Hay vidas que no llegan a ser reconocidas como tales. Vidas que se extinguen antes de ser nombradas. Vidas que no cuentan, porque contar significaría incomodar.

2. Entre autonomía y estructura: ¿es libre quien no tiene opciones?

"Mi cuerpo, mi decisión", se repite como mantra. Pero ¿qué ocurre cuando esa decisión está influenciada por el miedo, la pobreza, la soledad o la presión de una pareja o del entorno? En los 18 estados donde el aborto es legal hasta la semana 12, el acceso real sigue siendo desigual. En muchos hospitales públicos no hay personal dispuesto a practicarlo. La objeción de conciencia no es la excepción, sino la norma.

La legalidad ha avanzado. La justicia, no tanto.

La libertad de decidir sin alternativas ni acompañamiento no es libertad: es resignación avalada por la ley.

3. Los números que duelen... y los que no se ven

Desde 2007 hasta junio de 2024, se han realizado al menos 277,268 abortos legales en la Ciudad de México, con acceso universal y gratuito. La tasa de mortalidad materna asociada al procedimiento se redujo prácticamente a cero.

·       Desde el punto de vista de salud pública, el aborto legal ha salvado vidas.

·       Desde el punto de vista humano, ha hecho invisibles otras.

¿Quién fue ese ser gestado que no alcanzó a ser sujeto? ¿Cómo se le nombra a quien fue eliminado con protocolo, pero sin duelo?

4. La otra cara: el síndrome sin diagnóstico

Algunas mujeres celebran el aborto como liberación. Otras lo recuerdan como herida. El llamado "síndrome post aborto" no está reconocido oficialmente por el DSM-5 ni la OMS, pero sí hay evidencia de que, en ciertos contextos, puede haber secuelas emocionales significativas: depresión, ansiedad, aislamiento, insomnio.

Los estudios coinciden en algo: no es el aborto en sí el que provoca el daño, sino el contexto de vulnerabilidad, silencio o presión.

Y ese contexto sigue intacto, incluso cuando el aborto es legal.

5. Invisibilizar para justificar

"Interrupción", "producto", "cúmulo de células". El lenguaje se convierte en anestesia moral.

No se habla de corazón. Ni de nombre. Ni de potencial.

Los métodos más utilizados en la CDMX son el aborto con medicamentos (misoprostol y mifepristona) y la aspiración endouterina. Procedimientos técnicos, eficientes, rápidos.

Pero detrás de cada uno hay una posibilidad interrumpida. Una historia sin final. Una vida borrada antes de escribirse.

6. Conclusión: la primera desaparición normalizada

El aborto ha dejado de ser un tabú en muchos sectores. En otros, aún genera condena. Lo que pocos cuestionan es que, más allá del marco legal, estamos aceptando como sociedad que hay vidas que no cuentan.

Que hay humanos que pueden descartarse antes de ser llamados así.

Y que la desaparición también puede legalizarse si se hace temprano, con cuidado, y en silencio

El aborto es una desaparición sin tumba.

Y eso, por muy legal que sea, sigue siendo trágico.

 

Capítulo 2: Eutanasia – La Muerte Administrada

Cuando el alivio se convierte en sentencia

y la dignidad en atajo para desaparecer

1. Morir por compasión... o desaparecer por omisión

La palabra "dignidad" ha sido utilizada para justificar tanto el cuidado como el abandono. En el caso de la eutanasia, se ha convertido en una bandera ambigua. En México, la eutanasia activa y el suicidio asistido siguen siendo delitos conforme al Código Penal Federal. Sin embargo, la idea de "muerte digna" ha ido calando hondo en el imaginario colectivo.

Lo que sí existe es la figura de voluntad anticipada, regulada en al menos 18 estados, que permite al paciente terminal rechazar tratamientos que prolonguen artificialmente su vida. Pero eso no es eutanasia: es omisión terapéutica con base en consentimiento. No se provoca la muerte; se deja que ocurra.

2. Consentimiento o claudicación

La voluntad anticipada debería ser un acto de autonomía. Pero, en la práctica, muchas veces es la única vía que les queda a quienes sufren sin atención. México no cuenta con un sistema robusto de cuidados paliativos: hay estados sin clínicas especializadas, hospitales sin morfina, médicos sin entrenamiento. Así, se presenta como decisión lo que en realidad es desesperación.

En ese contexto, ¿de verdad el consentimiento es libre? ¿Puede elegir alguien que no ha sido acompañado, que no ha recibido alivio, que ha sido abandonado por un sistema de salud inoperante?

3. La sed de legislar la muerte

La eutanasia activa ha sido discutida en el Congreso de la Unión, pero no ha sido aprobada. Las iniciativas presentadas en 2023 y 2024 buscan permitirla en casos de enfermedades terminales o agonía irreversible, bajo requisitos médicos y jurídicos. A nivel social, el debate ha superado a las leyes: más del 70% de los mexicanos dice estar a favor de su legalización.

Especialmente en la Ciudad de México, el derecho a morir se presenta como parte del mismo paquete de progresismo que defendió el aborto o el matrimonio igualitario. Pero hay una diferencia radical: aquí se trata de terminar la vida, no de vivirla con plenitud.

4. Morir barato, vivir caro

El acceso a cuidados de calidad es costoso. Morir, en cambio, puede ser barato. Y en un sistema de salud colapsado, eso importa.

No es casual que en países donde la eutanasia es legal, como Canadá, haya crecido el número de personas que la solicitan por razones económicas. Algunos no pueden pagar su tratamiento. Otros no quieren ser una carga para su familia. ¿Es eso autonomía, o es una eutanasia de pobres?

Cuando el Estado no ofrece alternativas para seguir viviendo con dignidad, su oferta de morir dignamente se convierte en hipocresía.

5. Dignidad no es desaparición

Una sociedad ética no elimina a los débiles: los cuida. No facilita la muerte: acompaña la vida. La dignidad no se resume en una inyección ni se mide en costos. Se construye en el vínculo, en la empatía, en el sufrimiento compartido.

Hablar de eutanasia sin garantizar antes los cuidados paliativos, el alivio del dolor, el acompañamiento emocional y espiritual, es como invitar al suicidio con membrete oficial.

6. Conclusión: una desaparición voluntaria... inducida

La eutanasia no puede tratarse como un derecho universal mientras no haya equidad en el derecho a vivir con dignidad. Y en México, donde ni siquiera hay cobertura médica suficiente para millones, legalizar la muerte sin garantizar la vida es una forma encubierta de exclusión.

La muerte no es el problema. El problema es que hay vidas que esta sociedad ya no quiere sostener. Que le estorban. Que le cuestan.

Y cuando eso se normaliza, estamos frente a una desaparición consentida. Firmada. Avalada. Con anestesia ética y aprobación mediática.

Pero, aun así, desaparición.

 

Capítulo 3: Trata de Personas – El Cuerpo como Moneda y Condena

Cuando se vive con cuerpo... pero sin libertad

1. Desaparecer sin morir

No todas las desapariciones ocurren bajo tierra. Algunas caminan, trabajan, sonríen... y duelen. La trata de personas es la forma más eficiente y brutal de la esclavitud moderna. Convierte a seres humanos en mercancía. Los transporta, alquila, revende, desecha.

El cuerpo vive, pero la persona desaparece.

En México, la trata es un fenómeno estructural: crimen organizado, desigualdad, corrupción y silencio social la sostienen. No se trata de casos aislados, sino de un sistema que alimenta un mercado de cuerpos cada vez más demandados.

2. La anatomía de un delito invisible

La trata en México tiene muchas caras:

·       Explotación sexual (la más frecuente)

·       Trabajo forzado (doméstico, agrícola, fabril)

·       Mendicidad forzada y adoctrinamiento criminal

·       Matrimonios forzados y tráfico con fines reproductivos

·       Extracción de órganos

Según datos oficiales, entre 2015 y 2024 se registraron 2,438 víctimas de trata menores de 18 años, de las cuales 1,819 fueron mujeres. El 85% de las víctimas totales son mujeres y niñas.

Las entidades con mayor incidencia son: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Veracruz y Nuevo León.

3. Rutas de la esclavitud: el mapa del horror

Las rutas de la trata siguen los corredores migratorios y turísticos:

·       Rutas ferroviarias: como La Bestia, desde Tapachula (Chiapas) hasta Ciudad Juárez y Tijuana.

·       Rutas marítimas: del Pacífico (desde Guatemala y El Salvador hasta Baja California) y del Golfo de México.

·       Zonas turísticas: Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta.

·       Focos de enganche y distribución: Ciudad de México, Tlaxcala (Tenancingo), Puebla y Guadalajara.

El crimen organizado controla estas rutas y utiliza a migrantes, mujeres indígenas, adolescentes, personas en situación de pobreza extrema. Todo lo que es vulnerable puede ser convertido en negocio.

4. Tenancingo: la cuna heredada del proxenetismo

En Tlaxcala hay un municipio cuyo nombre es sinónimo de trata: Tenancingo. Durante décadas, ha operado como epicentro de la explotación sexual comercial, no solo a nivel nacional, sino internacional.

Ahí, la trata se enseña. Se hereda. Se transmite de padres a hijos como si fuera oficio.

El método más común: el enamoramiento. Jóvenes que seducen, conquistan y captan mujeres para llevarlas a prostíbulos o burdeles en todo México o en EE. UU.

Lo hacen con ayuda de familiares. Las madres organizan. Los tíos trasladan. Los primos vigilan.

Y aunque se han documentado cientos de casos, el sistema de impunidad permanece intacto.

5. Demanda, impunidad y complicidad institucional

La trata no sobreviviría sin compradores. Cada cliente que paga por sexo con una menor, cada empresario que contrata jornaleros sin documentos, cada autoridad que calla ante una red de explotación es parte del engranaje.

México firmó en 2003 el Protocolo de Palermo y tiene una Ley General para Prevenir y Sancionar la Trata (2012). Pero las denuncias no se investigan. Las víctimas no son protegidas. La corrupción bloquea la justicia.

El negocio no solo es rentable: genera más de 32 mil millones de dólares a nivel mundial. Es el segundo delito más lucrativo en México, solo después del narcotráfico.

La impunidad no es un descuido: es parte del sistema. La ausencia de judicialización no responde a falta de pruebas, sino a una protección activa o pasiva desde el poder político y judicial. Las redes de trata no podrían operar en las rutas migratorias, turísticas y urbanas sin la complicidad silenciosa de policías, fiscales, funcionarios migratorios o jueces que miran hacia otro lado... o que cobran por hacerlo.

6. Conclusión: cuando el cuerpo sobrevive, pero la dignidad desaparece

La trata no solo mata cuerpos: mata futuros. Mata identidades. Mata la confianza en el otro. Y lo hace mientras todos miran hacia otro lado.

Hay niñas desaparecidas que aún están vivas. Hay adolescentes con nombre nuevo y cara maquillada. Hay niños convertidos en brazos laborales, ojos de halcón, instrumentos de terror.

Y mientras eso ocurra, la desaparición no necesita balas. Le basta con el silencio. Y con el precio justo.

 

Capítulo 4: Tráfico de Órganos – La Vida Como Repuesto

Cuando el cuerpo se convierte en refacción

 y la dignidad en catálogo

1. El negocio más silencioso

Hay delitos que dejan sangre. Otros dejan cicatrices. El tráfico de órganos rara vez deja rastro. Pero su huella es profunda: cuerpos mutilados, desaparecidos o vendidos por partes. En México, esta práctica es ilegal y sancionada con severidad. El artículo 327 de la Ley General de Salud prohíbe de forma explícita cualquier comercio de órganos. Y sin embargo... ocurre.

La paradoja es clara: el país cuenta con un marco legal sólido, pero también con corrupción médica, impunidad judicial, zonas sin vigilancia y miles de personas vulnerables que podrían ser víctimas sin dejar rastro.

2. Marco legal robusto, realidad sin blindaje

La ley prohíbe la extracción y comercio de órganos. Las penas oscilan entre 15 y 25 años de cárcel para quien extraiga órganos sin consentimiento o sin aval sanitario, y entre 4 y 15 años si se trasladan ilegalmente al extranjero. En la CDMX, el lucro con restos humanos o fetos puede castigarse hasta con 22 años de prisión.

Pero no existe una Norma Oficial Mexicana específica que regule con rigor la operación nacional de trasplantes. Este vacío técnico-normativo permite la ambigüedad y limita la fiscalización, sobre todo en el sector privado y en clínicas de fachada.

3. Víctimas invisibles, cuerpos sin justicia

Migrantes en tránsito, menores desaparecidos, personas sin identificación, habitantes en extrema pobreza... todos son blanco fácil. La ONU estima que entre el 5% y 10% de trasplantes a nivel global provienen del mercado negro. México, con sus más de 25 menores desaparecidos cada día, es un campo fértil para estas prácticas.

La fiscalía general de la República y el CENATRA han recibido denuncias, pero no existe una base de datos pública consolidada. La impunidad se protege con la falta de información.

La falta de datos consolidados no es una simple carencia administrativa: es un mecanismo de encubrimiento. Ni la FGR ni CENATRA han hecho pública una base confiable y auditada sobre denuncias por tráfico de órganos, lo que impide conocer la dimensión real del fenómeno. Esta opacidad institucional puede funcionar como un escudo para proteger a quienes operan, facilitan o permiten estas redes dentro del sistema médico o judicial.

4. Rutas y lavado: órganos al mejor postor

El crimen organizado opera con empresas fachada, traslados encubiertos y circuitos financieros para lavar el dinero obtenido. Las víctimas pueden ser interceptadas en rutas migratorias o secuestradas en zonas marginadas. La extracción puede hacerse en sitios improvisados o, peor aún, en instalaciones médicas toleradas por la corrupción.

El mercado incluye turismo de trasplantes: pacientes extranjeros que viajan a países como México en busca de un órgano. La ley exige estándares éticos, pero en la práctica no siempre se respetan.

5. Mitos, miedos y campañas ineficaces

En 2022, se lanzó una campaña para combatir los mitos sobre la donación. Uno de los más persistentes es que "si te registras como donante, te pueden matar para sacar tus órganos". Aunque falso, este miedo se nutre de la desconfianza en las instituciones, de casos sin resolver y de fosas con cuerpos vaciados.

El problema no es solo el tráfico, sino el miedo legítimo que genera, en un país donde la desaparición tiene mil formas.

6. Conclusión: la dignidad por partes

El cuerpo humano no debería tener precio. Pero en México, hay quienes cotizan el corazón, el hígado, los riñones... mientras otros no pueden costear una consulta.

El tráfico de órganos no es ciencia ficción. Es una forma de desaparición institucionalizada, disfrazada de necesidad médica. Es un negocio que no mira al paciente, sino al billete. Que no salva vidas, sino que desaparece otras para mantener su industria clandestina.

Y mientras la impunidad siga operando como anestesia social, este crimen seguirá funcionando... como un trasplante que nunca se rechaza.

 

Capítulo 5: Explotación Infantil – Infancia Robada y Vendida

Cuando crecer se convierte en condena

 y el juego en mercancía

1. Los niños que no llegan a ser

Hay infancias que se rompen antes de aprender a escribir. Que se silencian antes de alzar la voz. En México, millones de niñas y niños son explotados en múltiples formas: trabajan en los campos, limpian casas, piden limosna en las esquinas o son vendidos para prostitución, pornografía o actividades del crimen organizado.

Viven: Pero viven con miedo, con hambre, con cadenas invisibles.

Y cada día que pasa sin que los miremos, los perdemos un poco más.

2. Cifras que duelen: la infancia bajo amenaza

En 2022, más de 3.7 millones de menores entre 5 y 17 años estaban en situación de trabajo infantil, lo que representa el 13.1% de esa población en México.

De ellos, 1.2 millones realizaban trabajos peligrosos, como labores en la construcción, el agro, el comercio informal o el servicio en bares.

Entre diciembre de 2018 y abril de 2024, se registraron 1,808 víctimas de trata menores de edad, con una proporción abrumadora de mujeres (1,371).

La explotación infantil no solo es real. Está creciendo.

3. Las peores formas de trabajo infantil

La legislación mexicana y los convenios de la OIT clasifican como las formas más graves:

·       Esclavitud y servidumbre por deudas

·       Trata de personas

·       Trabajo forzoso

·       Reclutamiento para prostitución o pornografía

·       Participación en actividades ilícitas (halcones, mensajeros, mulas de droga)

·       Mendicidad forzada

Estas prácticas ocurren en zonas urbanas y rurales, en calles, campos, casas, talleres clandestinos y hasta en escuelas que callan. La frontera entre trabajo infantil y esclavitud es delgada, y en muchos casos, invisible.

4. El Estado que firma tratados, pero no protege

México ha ratificado todos los convenios relevantes: la Convención sobre los Derechos del Niño, los Convenios 138 y 182 de la OIT, y cuenta con leyes como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Pero las leyes no bastan cuando no se aplican.

Las inspecciones laborales son escasas. Las denuncias no prosperan. Y los patrones, tratantes o explotadores rara vez enfrentan consecuencias.

Los niños siguen siendo propiedad de alguien, nunca sujetos de derechos.

5. Ejemplos que gritan: casos recientes

En febrero de 2024, 18 menores fueron rescatados de una huerta de arándanos en Michoacán, donde trabajaban en condiciones de semiesclavitud.

En zonas de Guerrero y Chiapas, niñas indígenas son entregadas en matrimonio forzado o vendidas por sus propias familias.

En redes sociales y plataformas digitales, se han detectado cientos de perfiles de explotación sexual infantil que operan sin mayor regulación.

Este no es un caso aislado. En zonas rurales como Chiapas, Guerrero y Tlaxcala, la venta de menores o su uso en explotación sexual o laboral es una práctica conocida, tolerada y, en ocasiones, facilitada por autoridades locales o comunitarias.

No se trata solo de pobreza: se trata de estructuras culturales e institucionales que normalizan la explotación infantil como parte de la economía familiar o regional. Mientras tanto, el Estado brilla por su ausencia o por su conveniencia. La vigilancia es escasa, las inspecciones simuladas y las sanciones, inexistentes...

6. Conclusión: cuando la infancia no se salva, desaparece

La explotación infantil no es solo un problema laboral o de justicia. Es una forma brutal de desaparición anticipada.

Desaparece la risa. Desaparece el juego. Desaparece el derecho a crecer sin miedo.

Y cuando una sociedad permite que su niñez sea vendida, esclavizada o olvidada, lo que está perdiendo no es solo su futuro, sino también su alma.

Los niños no deberían luchar por sus derechos. Deberían vivirlos.

Pero mientras el Estado siga administrando excusas en lugar de justicia, el mercado seguirá cotizando a la infancia... como un recurso más.

 

Capítulo 6: Conclusión – La Desaparición Consentida

Cuando el crimen ya no necesita esconderse,

 porque tiene credencial, uniforme o acta notarial

Ya no basta con hablar de omisión. En México, la desaparición de vidas vulnerables —por aborto sistematizado, eutanasia encubierta, trata de personas, tráfico de órganos o explotación infantil— no ocurre a pesar del Estado, sino muchas veces con él.

Un médico que firma sin preguntar. Un policía que mira hacia otro lado. Un juez que deja libre al tratante. Un funcionario que protege a los suyos. Un burócrata que pierde expedientes. Un sistema que castiga a quien denuncia, y premia al que calla.

Este ensayo ha querido gritar por quienes ya no pueden hacerlo. Pero no basta con gritar. Hay que señalar. Y el dedo apunta alto: la desaparición moderna es una política funcional del poder.

El mercado de lo irrenunciable se sostiene con tres columnas:

1.- Un Estado que legaliza, omite o encubre.

·       Que firma tratados de protección mientras promueve leyes de muerte. Que prohíbe en el papel lo que permite en los hechos. Que mide el éxito en estadísticas, no en dignidad.

2.- Un crimen organizado que no opera en la sombra, sino con estructuras, rutas, tarifas y aliados.

·       Que controla las rutas de trata, los destinos del turismo médico, las huertas de esclavitud infantil. Que sabe cuánto vale un cuerpo... y cuánto cuesta silenciarlo.

3.- Una sociedad anestesiada que mira hacia otro lado.

·       Que defiende la libertad para abortar, pero no se pregunta por las condiciones de esa decisión. Que cree en la dignidad para morir, pero no en el deber de acompañar. Que consume productos baratos sin saber que llevan manos pequeñas, dolor escondido, y sangre diluida.

 

El pacto implícito: que desaparezcan, pero sin molestar

Porque al final, el mensaje es claro:

Puedes morir si no eres útil.

Puedes ser vendido si no tienes nombre.

Puedes trabajar si no exiges derechos.

Puedes donar tus órganos si no tienes quién te busque.

 

La desaparición se ha vuelto rentable. Y para muchos, tolerable.

Eso es lo que más duele: que el exterminio ya no necesita camuflaje, porque encontró legitimidad.

 La última trinchera: resistir al precio de la vida

Este ensayo no busca moralizar. Busca incomodar.

Porque si seguimos aceptando que algunas vidas pueden ser descartadas legalmente, vendidas impunemente o eliminadas en nombre de la dignidad, lo próximo que desaparecerá será nuestro propio derecho a existir sin condiciones.

La desaparición consentida no se detiene con más leyes, sino con más verdad.

Con periodistas, defensores, creyentes, médicos, maestras, madres y padres que digan: hasta aquí.


 7. Conclusión analítica: La Impunidad como Sistema

La colusión entre autoridades del Estado (locales, municipales, judiciales, sanitarias o migratorias) y las redes de crimen organizado es una constante silenciosa que permite que estos delitos prosperen y se mantengan. El patrón que se repite:

·       Ley sí hay.

·       Voluntad política no.

·       Impunidad siempre.

Porque mientras haya quien resista, el mercado de lo irrenunciable encontrará su límite.

Y la dignidad volverá a ser eso que no se vende. Ni se mata. Ni se desaparece.

 

"Cuando exterminan la vida con discursos de progreso,

resistir es una forma de amar lo irrenunciable."

R. Moya, "El Mercado de lo Irrenunciable"

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

  OTRA PERSPECTIVA Cuando Borrar el Riesgo del Mapa Mata: El Caso Mystic y la Lección para América Latina Por José Rafael Moya Saavedra ...