OTRA PERSPECTIVA
Cierto olor a podrido: cuando el Estado protege a los
culpables, no a las víctimas
Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra
La reciente apertura del Rancho
Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, evidenció una crisis más profunda de lo que
parecía: muchos defienden que “no fue el Estado”, pero las torpezas y
omisiones de Morena exponen la realidad de un narcoestado que protege a
los culpables mientras revictimiza a las familias. no solo se trató de un
pésimo manejo forense y procesal por parte de la Fiscalía de Jalisco, sino de
un claro intento del gobierno federal y estatal por minimizar, diluir y
finalmente borrar un caso que ya había provocado indignación nacional.
Un montaje para la prensa, no para la justicia
El jueves 20 de marzo,
familiares de personas desaparecidas fueron convocados a un espectáculo más que
a una diligencia investigativa. Cintas de seguridad levantadas apresuradamente,
áreas clausuradas, y la ausencia absoluta de las evidencias encontradas semanas
antes —prendas, objetos personales y restos óseos— dejaron en claro que
la Fiscalía priorizó trasladar la evidencia antes de garantizar el acceso a
quienes más tienen derecho a ella: las víctimas.
Madres y colectivos buscadores
calificaron la apertura como un "tour" o "museo
macabro", un circo mediático para aparentar acción mientras se sigue
postergando la búsqueda real de justicia. El relato oficial no resiste
escrutinio: ¿por qué retirar toda evidencia sin permitir su registro
adecuado ante familiares? ¿Por qué no ofrecer explicaciones claras y
documentadas?
La presidenta Sheinbaum y Morena: cómplices silenciosos
A pesar de que la fiscalía
general de la República (FGR) denunció públicamente las omisiones y
deficiencias de la Fiscalía de Jalisco, ni Claudia Sheinbaum ni los líderes
morenistas han asumido responsabilidad política alguna. En lugar de acompañar a
las familias, se han refugiado en comunicados tibios y campañas de
desinformación en redes sociales.
La retórica de la 4T, que pregona
empatía con las víctimas, choca frontalmente con la realidad de quienes buscan
a sus seres queridos: se sienten ignorados, agredidos y revictimizados por un
Estado que, de nuevo, prefiere proteger su imagen antes que atender la urgencia
de más de 125 mil desaparecidos en el país.
El olor a podredumbre institucional
Este caso revela algo más que
incompetencia: deja al descubierto posibles vínculos de encubrimiento entre
autoridades locales y cárteles criminales, tal como señaló el fiscal Gertz
Manero. El traslado exprés de evidencia sin cadena de custodia, la falta de
peritos especializados y la ausencia de un plan transparente de búsqueda
colocan a México en el umbral de una vergüenza internacional.
El cinismo legislativo: Morena bloquea investigación en
el Senado
La indignación creció aún más
cuando, en el Senado de la República, los legisladores de Morena abandonaron
abruptamente la sesión el jueves 20 de marzo para evitar discutir la creación
de una comisión nacional e internacional que investigue los hallazgos en el
Rancho Izaguirre. Ante la propuesta de PAN y PRI —respaldada por el senador
Marko Cortés— de un grupo interdisciplinario que profundice en las atrocidades
cometidas y proponga medidas preventivas, el coordinador de Morena, Adán
Augusto López Hernández, ordenó salir del salón. El acto dejó claro que,
más allá de discursos públicos de empatía, el partido en el poder prefiere
cerrar filas y enterrar cualquier iniciativa que pueda exponer la magnitud de
la crisis de desapariciones y sus posibles complicidades institucionales.
¿Qué sigue?
La crisis en Teuchitlán no es un
accidente aislado, sino un síntoma de la impunidad estructural que permea las
instituciones mexicanas. La presidenta Sheinbaum tiene una oportunidad
histórica para demostrar que su gobierno no será un continuismo del desprecio
oficial hacia las víctimas. Pero el silencio cómplice de Morena hasta ahora
sugiere que el verdadero objetivo es enterrar la verdad, no revelar la
justicia.
Hasta que no haya claridad,
rendición de cuentas y acompañamiento real a los colectivos buscadores, el hedor
de lo podrido seguirá flotando sobre el rancho Izaguirre y sobre todo
México.
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