OTRA PERSPECTIVA
Buena suerte al vaquero que regresa a casa: el legado de
Ken Salazar en México
OPINION DE Jose Rafael Moya Saavedra
El 7 de enero de 2025 marca el
fin de la gestión de Ken Salazar como embajador de Estados Unidos en México,
cerrando un capítulo significativo en la historia de las relaciones bilaterales
entre ambos países. Este político demócrata de origen hispano, conocido por su
distintivo sombrero vaquero, deja una huella compleja que combina logros
notables, tensiones inevitables y una visión que buscó mantener los puentes
abiertos en tiempos desafiantes.
Un perfil singular para tiempos complejos
Salazar llegó a México en
septiembre de 2021, designado por el presidente Joe Biden con la misión de
fortalecer los lazos entre ambos países. Como ex senador y ex secretario del
Interior de Estados Unidos, su experiencia política le otorgó las herramientas
necesarias para abordar la complejidad de las relaciones bilaterales. Su
sombrero vaquero, un guiño a sus raíces rancheras y su herencia hispana,
simbolizó su intención de conectar con México de manera auténtica.
Logros destacados y colaboración bilateral
Durante su gestión, Salazar supervisó avances significativos
en varios frentes:
·
Relación comercial: México se convirtió
en el principal socio comercial de Estados Unidos.
·
Seguridad: se firmó el Acuerdo
Bicentenario, redefiniendo la cooperación en seguridad.
·
Migración: trabajó junto con México para
contener los flujos migratorios, un tema clave en la agenda bilateral.
·
Extradiciones: aumentó el número de
extradiciones de criminales hacia Estados Unidos.
Además, fue parte fundamental en la inauguración de la nueva
embajada estadounidense en Ciudad de México, la más grande del mundo, un
testimonio físico de la importancia de la relación bilateral.
Tensiones y desencuentros
Sin embargo, su periodo no estuvo
exento de tensiones. Crítico de la estrategia de seguridad de "abrazos,
no balazos" del presidente López Obrador, así como de la reforma
judicial propuesta por el mandatario mexicano, Salazar generó fricciones que
llevaron a una "pausa diplomática" en 2024. El rechazo del
gobierno mexicano a millones de dólares en asistencia para seguridad también
marcó un punto de desencuentro, atribuible a diferencias ideológicas.
Su último año como embajador fue
particularmente complejo, con un evidente distanciamiento entre él y el
gobierno de López Obrador, coincidiendo con la transición a la presidencia de
Claudia Sheinbaum y el regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos.
El legado de un embajador vaquero
El legado de Ken Salazar es
mixto. Por un lado, su enfoque inicial conciliador y de cooperación directa
permitió avances en temas clave como el comercio, la seguridad y la migración.
Por otro lado, las tensiones en áreas sensibles como la violencia, la reforma
judicial y la cooperación en seguridad dejaron huellas en la relación
bilateral.
Al despedirse, Salazar enfatizó
los lazos permanentes entre México y Estados Unidos, destacando que las
diferencias políticas no deben opacar la interdependencia profunda que une a
ambas naciones. Su paso por México refleja los altibajos inherentes a una
relación tan compleja como vital.
El futuro: un cambio de estilo y prioridades
Con la llegada de Ron Johnson como
su sucesor, se anticipa un cambio significativo en el enfoque diplomático de
Estados Unidos hacia México. Johnson, un coronel retirado y ex agente de la
CIA, traerá una postura más firme y centrada en temas de seguridad y migración,
alineada con las prioridades de la administración Trump. Este cambio promete
una dinámica bilateral diferente, posiblemente más tensa pero igualmente
fundamental para ambos países.
Un mensaje de despedida
Ken Salazar regresa a Estados
Unidos con un sombrero que lleva las marcas de su paso por México: logros,
retos y un profundo compromiso con la diplomacia. Le deseamos buena suerte al
vaquero que regresa a casa, dejando una huella en la relación entre dos
naciones cuyo destino está, inevitablemente, entrelazado.
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