OTRA PERSPECTIVA
¡Ahí viene el lobo! El grito de Trump, Rubio y Bondi
sobre los cárteles mexicanos
Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra
La fábula de "Ahí viene
el lobo" nos advierte sobre las consecuencias de gritar alarma sin
acción o sustento, y cómo las palabras vacías pueden erosionar la confianza
hasta que, finalmente, el verdadero peligro arrasa con todo. Hoy, el nuevo
gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump y con Marco Rubio y
Pamela Bondi como actores principales, parece decidido a encarnar la figura del
pastor. Pero ¿estamos ante otra falsa alarma o frente a un "lobo"
real que amenaza con desatar una tormenta en la relación entre México y Estados
Unidos?
El grito de alarma
Marco Rubio, con su retórica
incendiaria, asegura que los cárteles mexicanos no solo dominan "enormes
extensiones" de las regiones fronterizas, sino que también socavan la
soberanía y la salud del pueblo mexicano. Pamela Bondi, por su parte, respalda
la designación de estas organizaciones como "grupos terroristas,"
prometiendo usar todo el poder del gobierno estadounidense para erradicarlos.
Sus palabras resuenan como el grito desesperado de un pastor aburrido, buscando
llamar la atención de los aldeanos (en este caso, los votantes
estadounidenses y la comunidad internacional).
Sin embargo, estas alarmas no
llegan sin un trasfondo complejo. La amenaza de designar a los cárteles como
organizaciones terroristas no es nueva, pero ahora parece estar más cerca de
materializarse. Esto implicaría el uso de herramientas legales y militares que
podrían incluir sanciones económicas, congelamiento de activos, e incluso
operaciones militares en territorio mexicano.
El paralelismo con la fábula
En la fábula, el pastor grita "Ahí
viene el lobo" para entretenerse, hasta que los aldeanos dejan de
creerle. En este caso, el gobierno estadounidense ha emitido repetidas
advertencias sobre el narcotráfico en México, con discursos cada vez más
agresivos, pero con acciones que rara vez atacan las causas profundas del
problema. Al igual que los aldeanos, el gobierno mexicano y su pueblo podrían
haber perdido la confianza en estas amenazas, percibiéndolas como otro juego
político.
Pero ¿y si esta vez el lobo es
real? La posibilidad de que EE. UU. ejecute operaciones militares o
sanciones económicas severas contra México plantea un escenario que podría
transformar la relación bilateral para siempre. Si el "pastor"
estadounidense decide finalmente dejar de jugar y soltar al "lobo"
(es decir, sus fuerzas militares), las consecuencias serían devastadoras para
la soberanía de México, su economía y su estabilidad política.
El impacto del lobo
Las declaraciones de Rubio y
Bondi podrían ser vistas como un preludio de acciones que trastocarán la
cooperación bilateral en varios frentes:
·
Economía debilitada: la designación de
los cárteles como grupos terroristas podría llevar a sanciones que afecten el
comercio y las inversiones entre ambos países, debilitando una economía ya
presionada por el narcotráfico y la violencia.
·
Confianza destruida: si el gobierno de
Claudia Sheinbaum es percibido como incapaz de enfrentar a los cárteles o, peor
aún, como cómplice, la confianza en las instituciones mexicanas podría
erosionarse aún más, profundizando la crisis interna.
La responsabilidad del pastor y los aldeanos
La fábula nos recuerda que tanto
el pastor como los aldeanos tienen un papel que jugar. En este caso, Estados
Unidos debe ser responsable con sus palabras y acciones. Designar a los
cárteles como grupos terroristas podría ser contraproducente, desviando recursos
de amenazas reales y generando tensiones innecesarias.
Por otro lado, el gobierno
mexicano también tiene una responsabilidad urgente: tomar medidas contundentes
contra los cárteles para demostrar que no es necesario que el "pastor"
cruce la frontera con su "lobo".
¿Es el lobo una realidad inminente?
La historia ha demostrado que
Estados Unidos puede actuar de manera unilateral cuando percibe amenazas a su
seguridad nacional. Si el "pastor" Trump decide que el lobo
debe entrar en acción, el impacto en México sería irreversible. La clave para
evitarlo radica en que ambos gobiernos trabajen en una solución conjunta y
sostenible.
Mientras tanto, el pueblo
mexicano deberá estar alerta, no solo al lobo externo, sino también a los
pastores que dentro del país pueden estar gritando "Ahí viene el
lobo" como excusa para ocultar su propia inacción. El verdadero lobo,
al final, es la combinación de indiferencia, corrupción y falta de acción
efectiva. Si no se enfrenta con valentía y decisión, devorará todo lo que
encuentra a su paso.
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