jueves, 16 de enero de 2025

 


OTRA PERSPECTIVA

Militarización: El gran ausente en el informe de los 100 días de Claudia Sheinbaum

Opinión de Jose Rafael Moya Saavedra

El informe de los primeros 100 días de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum pasó por alto un tema central y controvertido: la militarización. Aunque el papel de las fuerzas armadas se mencionó tangencialmente, no se abordó de manera integral la creciente participación militar en tareas tradicionalmente civiles, dejando un vacío significativo en un debate crucial para el futuro del país.

Militarización: Continuidad disfrazada de cambio

Sheinbaum ha reiterado que la consolidación de la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional no constituye militarización, argumentando que se trata de “aprovechar las capacidades” de las fuerzas armadas. Sin embargo, esta postura contradice la percepción de amplios sectores de la sociedad y analistas que ven en estas medidas una profundización de la militarización del país.

Entre los principales puntos de su estrategia de seguridad destacan:

·       La consolidación de la Guardia Nacional bajo mando militar.

·       La continuidad de la estrategia de seguridad del gobierno anterior, incluyendo el despliegue de militares en estados con altos niveles de violencia como Guanajuato, Sinaloa y Baja California.

·       El fortalecimiento de un Sistema Nacional de Inteligencia con capacidades militares.

·       La capacitación de Fuerzas Especiales mexicanas por militares estadounidenses en 2025.

Mientras Sheinbaum defiende estas medidas como necesarias para garantizar la seguridad, críticos apuntan que perpetúan una tendencia preocupante: la sustitución de instituciones civiles por militares en tareas de seguridad pública y administración de infraestructura.

El silencio ante los riesgos de la militarización

El informe de los 100 días evitó profundizar en los riesgos inherentes a esta estrategia. Organizaciones de derechos humanos han advertido sobre:

·       Violaciones a derechos humanos en operativos militares.

·       La debilidad de las instituciones civiles al delegar funciones fundamentales a las fuerzas armadas.

·       El debilitamiento de la rendición de cuentas, ya que las acciones militares suelen estar menos sujetas al escrutinio público.

Además, diversos analistas han señalado que la militarización no ha logrado reducir de manera significativa la violencia en sexenios anteriores. Por el contrario, el despliegue militar ha coincidido con un aumento en las denuncias de abusos y una percepción de inseguridad en algunas comunidades.

La sociedad mexicana frente a la militarización

La reacción de la sociedad mexicana ante la estrategia de Sheinbaum ha sido mixta:

·       Preocupaciones: organizaciones civiles, académicos y analistas critican la consolidación de la militarización y alertan sobre sus efectos negativos a largo plazo.

·       Apoyo: encuestas recientes muestran una aprobación del 80% hacia el gobierno de Sheinbaum, lo que sugiere cierto respaldo a las medidas de seguridad.

·       Demanda de resultados: independientemente de las posturas, la sociedad exige una reducción tangible de los delitos de alto impacto y mejoras en la seguridad pública.

Alternativas civiles y el camino hacia la desmilitarización

Frente a este panorama, el debate sobre alternativas civiles se torna indispensable. Entre las propuestas destacan:

Fortalecimiento institucional: invertir en la profesionalización de las policías estatales y municipales.

Independencia de la Guardia Nacional: rediseñar su estructura para que dependa de instituciones civiles.

Supervisión y rendición de cuentas: implementar mecanismos que aseguren la fiscalización de las acciones militares en tareas civiles.

Un balance pendiente

El informe de los 100 días de Claudia Sheinbaum deja más preguntas que respuestas sobre la militarización en México. Mientras el gobierno insiste en que estas medidas no constituyen militarización, la sociedad mexicana mantiene una postura vigilante, exigiendo resultados concretos y evaluando los riesgos de un mayor involucramiento militar en tareas civiles.

La seguridad no puede garantizarse a expensas de los derechos humanos ni del debilitamiento de las instituciones democráticas. Es necesario abrir el debate sobre alternativas civiles y construir una estrategia que equilibre eficacia, justicia y respeto por las libertades fundamentales. El tiempo dirá si la estrategia de Sheinbaum logra responder a estas demandas o si, por el contrario, perpetúa una militarización con altos costos para el país.

 


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