lunes, 2 de diciembre de 2024


 

OTRA PERSPECTIVA

De Morena al PRI: ¿Repetimos el Camino Hacia una Democradura con Partido Hegemónico?

Por Jose Rafael Moya Saavedra


"Somos orgullosos herederos de las luchas de nuestro pueblo"

    Con estas palabras, Claudia Sheinbaum busca conectar al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con las grandes luchas históricas de México, desde la Revolución Mexicana hasta los movimientos sociales contemporáneos. La frase evoca una narrativa de continuidad y legitimidad, posicionando a Morena como el legítimo sucesor de los ideales de justicia y transformación social.

    Sin embargo, esta afirmación plantea una paradoja: ¿puede un partido que concentra el poder, silencia la disidencia y debilita las instituciones democráticas reivindicar las luchas populares? ¿Es Morena realmente el heredero de los movimientos emancipadores o un reflejo del pasado autoritario que prometió erradicar?

    La historia reciente de México, y los paralelismos inquietantes entre Morena y el PRI, sugiere que el país podría estar frente a un–DÉJÀ VU POLÍTICO. Morena, al igual que el PRI en su época dorada, se erige como un partido hegemónico que reproduce prácticas contrarias a las promesas de democratización.

El PRI: Un Modelo Hegemónico en el Siglo XX

    Durante gran parte del siglo XX, el PRI consolidó un modelo político que combinaba apariencia democrática con prácticas autoritarias. Este modelo permitió al PRI mantenerse en el poder mediante un sofisticado entramado de control electoral, narrativas ideológicas y una fusión entre partido y Estado.

Características del PRI hegemónico:

  • ·       Centralización del poder: El presidente en turno no solo lideraba el país, sino también seleccionaba a su sucesor, perpetuando el control político dentro de un círculo de élite.
  • ·       Narrativa oficial: La Revolución Mexicana se utilizaba como justificación ideológica para todas las acciones del PRI.
  • ·       Control electoral: Instituciones como la Comisión Federal Electoral (CFE) servían como herramientas para legitimar un sistema electoral poco competitivo.
  • ·       Lealtad forzada: Los militantes y funcionarios eran disciplinados bajo un sistema que castigaba disidencias y premiaba la lealtad incondicional.
  • ·       Cooptación de opositores: A través de cargos y prebendas, el PRI neutralizaba la oposición, diluyendo la pluralidad democrática.

Morena: ¿Un Nuevo PRI?

    Aunque Morena emergió como una respuesta a las viejas prácticas del PRI y el PAN, hoy enfrenta acusaciones de replicar sus métodos en una nueva era. Desde la llegada de AMLO al poder en 2018, Morena ha implementado cambios que sugieren un rumbo hacia el centralismo y el autoritarismo.

 Consolidación del Poder

    La concentración de poder en Morena, especialmente en torno a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su círculo cercano, presenta claras similitudes con el modelo del PRI.

1.- Sucesión Dinástica:

    La promoción de Andrés Manuel López Beltrán ("Andy") como posible heredero político introduce un elemento de concentración familiar del poder. Este fenómeno recuerda a las prácticas del PRI, que solía operar con una "línea sucesoria" dentro del partido. Más allá de perpetuar el poder en un núcleo reducido, esta dinámica plantea serios cuestionamientos sobre la competencia política interna y el impacto de un liderazgo basado en el apellido más que en la capacidad.

2.- Control del Padrón de Militantes:

    La centralización del padrón bajo el control de Andy López Beltrán fortalece la capacidad de Morena para manejar la selección de candidatos y garantizar la lealtad partidista. Este mecanismo, que remite a los métodos del PRI para monopolizar el acceso al poder, podría ser utilizado para marginar a posibles disidencias internas y consolidar aún más el control en un círculo restringido, limitando la pluralidad dentro del partido.

Narrativa Ideológica: El Humanismo Mexicano como Nueva Bandera

El "humanismo mexicano" es la piedra angular del discurso de Morena, un marco ideológico que busca legitimar el liderazgo de AMLO y centralizar su proyecto político.

1.- Legitimación del Liderazgo: AMLO se presenta como un defensor del pueblo, utilizando el humanismo mexicano para blindarse ante críticas y consolidar su figura como líder incuestionable.

2.- Deslegitimación de la Oposición: La narrativa polariza el discurso público, etiquetando a los críticos como enemigos del pueblo. Esta estrategia, similar a la utilizada por el PRI, sofoca el debate plural y enriquece un ambiente de confrontación social.

Debilitamiento Institucional y Control de la Disidencia

1.- Ataques al INE: Morena ha emprendido una ofensiva contra el Instituto Nacional Electoral (INE), presentándolo como un obstáculo para la voluntad popular. Esto recuerda a los mecanismos del PRI para mantener su hegemonía electoral.

2.- Prohibición de la Doble Militancia: Morena asegura la lealtad de sus militantes mediante medidas que sofocan la pluralidad interna, replicando las tácticas disciplinarias del PRI.

Morena, el Espejo del PRI y la Crónica de un Final Anunciado

    Morena ha transitado el camino de la renovación política hacia la reproducción de viejas prácticas, consolidándose como un partido que imita, con precisión inquietante, el modelo hegemónico del PRI en su apogeo. Lo que alguna vez se presentó como la antítesis del régimen autoritario ha adoptado estrategias que centralizan el poder, aplastan la pluralidad y debilitan las instituciones democráticas.

     La historia del PRI ofrece una advertencia ineludible: la hegemonía política, por muy sólida que parezca, lleva en su interior las semillas de su propia destrucción. Morena, al centralizar su narrativa en torno al culto a un líder y al eliminar disidencias internas, está cavando un camino que inevitablemente lo llevará al desgaste, la fragmentación y la pérdida de legitimidad ante una sociedad más crítica y conectada que nunca.

    El "humanismo mexicano" de Morena, como discurso unificador, ya muestra grietas. Las crecientes tensiones internas, el desgaste de su narrativa y la creciente presión de una ciudadanía que exige resultados reales y no promesas vacías son señales inequívocas de que el ciclo de Morena podría culminar en el mismo ocaso que enfrentó el PRI.

    Morena no está enfrentando un dilema de transformación democrática, sino un proceso acelerado de autodestrucción. Si continúa subordinando la democracia al poder absoluto y silenciando voces críticas, quedará reducido a un capítulo más en la larga historia de partidos que, prometiendo un cambio, terminaron replicando lo peor del sistema que decían combatir.

    El destino de Morena no será el de un partido que transformó a México, sino el de uno que, en su afán por perpetuar el poder, lo condenó a repetir los errores del pasado. La lápida política de Morena ya está tallada:

“AQUÍ YACE UN PARTIDO QUE QUISO SER DIFERENTE, PERO TERMINÓ SIENDO MÁS DE LO MISMO”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

  OTRA PERSPECTIVA Cuando Borrar el Riesgo del Mapa Mata: El Caso Mystic y la Lección para América Latina Por José Rafael Moya Saavedra ...