OTRA PERSPECTIVA
De Morena al PRI: ¿Repetimos el Camino Hacia una
Democradura con Partido Hegemónico?
Por Jose Rafael Moya Saavedra
"Somos orgullosos herederos de las luchas de nuestro pueblo"
Con estas palabras, Claudia
Sheinbaum busca conectar al Movimiento Regeneración Nacional (Morena)
con las grandes luchas históricas de México, desde la Revolución Mexicana hasta
los movimientos sociales contemporáneos. La frase evoca una narrativa de
continuidad y legitimidad, posicionando a Morena como el legítimo sucesor de
los ideales de justicia y transformación social.
Sin embargo, esta afirmación
plantea una paradoja: ¿puede un partido que concentra el poder, silencia
la disidencia y debilita las instituciones democráticas reivindicar las luchas
populares? ¿Es Morena realmente el heredero de los movimientos emancipadores o
un reflejo del pasado autoritario que prometió erradicar?
La historia reciente de México, y
los paralelismos inquietantes entre Morena y el PRI, sugiere que el país podría
estar frente a un–DÉJÀ VU POLÍTICO. Morena, al igual que el PRI en su
época dorada, se erige como un partido hegemónico que reproduce prácticas
contrarias a las promesas de democratización.
El PRI: Un Modelo Hegemónico
en el Siglo XX
Durante gran parte del siglo XX,
el PRI consolidó un modelo político que combinaba apariencia democrática con
prácticas autoritarias. Este modelo permitió al PRI mantenerse en el poder
mediante un sofisticado entramado de control electoral, narrativas ideológicas
y una fusión entre partido y Estado.
Características del PRI
hegemónico:
- · Centralización del poder: El presidente en turno no solo lideraba el país, sino también seleccionaba a su sucesor, perpetuando el control político dentro de un círculo de élite.
- · Narrativa oficial: La Revolución Mexicana se utilizaba como justificación ideológica para todas las acciones del PRI.
- · Control electoral: Instituciones como la Comisión Federal Electoral (CFE) servían como herramientas para legitimar un sistema electoral poco competitivo.
- · Lealtad forzada: Los militantes y funcionarios eran disciplinados bajo un sistema que castigaba disidencias y premiaba la lealtad incondicional.
- · Cooptación de opositores: A través de cargos y prebendas, el PRI neutralizaba la oposición, diluyendo la pluralidad democrática.
Morena: ¿Un Nuevo PRI?
Aunque Morena emergió como una
respuesta a las viejas prácticas del PRI y el PAN, hoy enfrenta acusaciones de
replicar sus métodos en una nueva era. Desde la llegada de AMLO al poder en
2018, Morena ha implementado cambios que sugieren un rumbo hacia el centralismo
y el autoritarismo.
La concentración de poder en
Morena, especialmente en torno a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su
círculo cercano, presenta claras similitudes con el modelo del PRI.
1.- Sucesión Dinástica:
La promoción de Andrés Manuel
López Beltrán ("Andy") como posible heredero político
introduce un elemento de concentración familiar del poder. Este fenómeno
recuerda a las prácticas del PRI, que solía operar con una "línea
sucesoria" dentro del partido. Más allá de perpetuar el poder en un núcleo
reducido, esta dinámica plantea serios cuestionamientos sobre la competencia
política interna y el impacto de un liderazgo basado en el apellido más que en
la capacidad.
2.- Control del Padrón de
Militantes:
La centralización del padrón bajo
el control de Andy López Beltrán fortalece la capacidad de Morena para manejar
la selección de candidatos y garantizar la lealtad partidista. Este mecanismo,
que remite a los métodos del PRI para monopolizar el acceso al poder, podría
ser utilizado para marginar a posibles disidencias internas y consolidar aún
más el control en un círculo restringido, limitando la pluralidad dentro del
partido.
Narrativa Ideológica: El
Humanismo Mexicano como Nueva Bandera
El "humanismo
mexicano" es la piedra angular del discurso de Morena, un marco
ideológico que busca legitimar el liderazgo de AMLO y centralizar su proyecto
político.
1.- Legitimación del
Liderazgo: AMLO se presenta como un defensor del pueblo, utilizando el
humanismo mexicano para blindarse ante críticas y consolidar su figura como
líder incuestionable.
2.- Deslegitimación de la
Oposición: La narrativa polariza el discurso público, etiquetando a los
críticos como enemigos del pueblo. Esta estrategia, similar a la utilizada por
el PRI, sofoca el debate plural y enriquece un ambiente de confrontación
social.
Debilitamiento Institucional y
Control de la Disidencia
1.- Ataques al INE: Morena
ha emprendido una ofensiva contra el Instituto Nacional Electoral (INE),
presentándolo como un obstáculo para la voluntad popular. Esto recuerda a los
mecanismos del PRI para mantener su hegemonía electoral.
2.- Prohibición de la Doble
Militancia: Morena asegura la lealtad de sus militantes mediante medidas
que sofocan la pluralidad interna, replicando las tácticas disciplinarias del
PRI.
Morena, el Espejo del PRI y la
Crónica de un Final Anunciado
Morena ha transitado el camino de
la renovación política hacia la reproducción de viejas prácticas,
consolidándose como un partido que imita, con precisión inquietante, el modelo
hegemónico del PRI en su apogeo. Lo que alguna vez se presentó como la antítesis
del régimen autoritario ha adoptado estrategias que centralizan el poder,
aplastan la pluralidad y debilitan las instituciones democráticas.
El "humanismo
mexicano" de Morena, como discurso unificador, ya muestra grietas. Las
crecientes tensiones internas, el desgaste de su narrativa y la creciente
presión de una ciudadanía que exige resultados reales y no promesas vacías son
señales inequívocas de que el ciclo de Morena podría culminar en el mismo ocaso
que enfrentó el PRI.
Morena no está enfrentando un
dilema de transformación democrática, sino un proceso acelerado de
autodestrucción. Si continúa subordinando la democracia al poder absoluto y
silenciando voces críticas, quedará reducido a un capítulo más en la larga
historia de partidos que, prometiendo un cambio, terminaron replicando lo peor
del sistema que decían combatir.
El destino de Morena no será el
de un partido que transformó a México, sino el de uno que, en su afán por
perpetuar el poder, lo condenó a repetir los errores del pasado. La lápida
política de Morena ya está tallada:
“AQUÍ YACE UN PARTIDO QUE
QUISO SER DIFERENTE, PERO TERMINÓ SIENDO MÁS DE LO MISMO”.
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