martes, 19 de noviembre de 2024

 

OTRA PERSPECTIVA

Rosario Piedra Ibarra y la CNDH: ¿Autonomía o Cercanía al Poder?

Por José Rafael Moya Saavedra

La reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha generado un intenso debate público, evidenciando las tensiones entre quienes defienden su gestión como un avance en derechos humanos y quienes critican su cercanía al poder político.

La reelección y su justificación

El Senado de la República aprobó la reelección de Rosario Piedra Ibarra al frente de la CNDH, asegurando su permanencia hasta 2029. Desde la institución, este hecho ha sido presentado como un "triunfo del pueblo mexicano" y un avance en la autonomía del organismo. En un comunicado, la CNDH argumentó que la elección popular de juzgadores, derivada de la reforma judicial, fortalece la independencia del Poder Judicial al desligarlo de influencias partidistas.

La institución defendió su enfoque preventivo y conciliador, resaltando que el 86.7% de las peticiones han sido resueltas mediante orientación, conciliación o durante el trámite, una cifra que, según la CNDH, supera significativamente a gestiones anteriores. Además, destacó que el 1.5% de recomendaciones emitidas representa el mayor índice en los últimos 18 años.

Críticas a la gestión de Rosario Piedra

A pesar de los datos presentados, las críticas no se han hecho esperar. Intelectuales, periodistas y diversos sectores de la sociedad han señalado que la CNDH bajo la dirección de Piedra Ibarra prioriza la protección al poder político en lugar de defender a las víctimas de violaciones a derechos humanos. Entre las voces más destacadas se encuentra la de la escritora Sabina Berman, quien en su artículo “Tropezar dos veces con la señora Piedra” cuestionó la independencia del organismo y acusó a la ombudsperson de proteger al gobierno en turno.

Berman señaló que la gestión de la CNDH "defiende al poder y no a las víctimas", argumentando que el enfoque preventivo ha dejado en segundo plano la función esencial del organismo como contrapeso crítico en un contexto marcado por la militarización y los cuestionamientos sobre derechos humanos en México.

La defensa institucional

La respuesta de la CNDH a las críticas fue contundente, calificando los señalamientos de “infundios” y “narrativas fantasiosas”. La institución argumentó que los datos sobre las quejas y recomendaciones han sido malinterpretados de manera tendenciosa, y que su enfoque actual prioriza resolver las peticiones antes de que se consumen violaciones, beneficiando directamente a los quejosos.

En un tono desafiante, el organismo cuestionó a Berman y otros críticos, exigiendo pruebas de sus acusaciones y rechazando las insinuaciones de que el Ejército sea el mayor violador de derechos humanos. “A lo mejor les gustaría ver al Ejército señalado como el mayor violador, pero eso no es así”, señaló el comunicado.

Datos y comparaciones

La CNDH utilizó cifras históricas para reforzar su postura:

Durante el sexenio de Felipe Calderón, sólo el 31.4% de los expedientes se resolvieron mediante conciliación u orientación.

En el periodo de Enrique Peña Nieto, la cifra aumentó a 41.2%.

En la gestión de Piedra Ibarra, el porcentaje asciende al 86.7%.

Sin embargo, los críticos argumentan que estas cifras no reflejan necesariamente una mejora en el desempeño del organismo, sino un cambio de enfoque que podría minimizar la gravedad de violaciones sistemáticas.

¿Autonomía o cercanía al poder?

La controversia sobre la CNDH y Rosario Piedra trasciende los datos. En un contexto político donde la militarización y la concentración de poder son temas sensibles, la percepción de que la CNDH opera en favor del gobierno erosiona su legitimidad como organismo autónomo.

Para algunos, la postura defensiva de la institución refleja un intento de proteger su gestión ante ataques mediáticos. Para otros, representa una señal preocupante de que el organismo podría estar actuando más como un aliado político que como un defensor de los derechos humanos.

La reelección de Rosario Piedra Ibarra plantea preguntas fundamentales sobre el papel de la CNDH en el panorama político y social de México. Si bien la prevención y conciliación son herramientas valiosas, el organismo enfrenta el desafío de demostrar su independencia y eficacia en un entorno polarizado. La legitimidad de la CNDH dependerá no solo de sus cifras, sino de su capacidad para actuar como un verdadero contrapeso en defensa de las víctimas, incluso frente al poder político

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

  OTRA PERSPECTIVA Cuando Borrar el Riesgo del Mapa Mata: El Caso Mystic y la Lección para América Latina Por José Rafael Moya Saavedra ...