miércoles, 13 de noviembre de 2024

 

OTRA PERSPECTIVA

 La CNDH y SEDENA: Un Camino de complicidad hacia la "Democradura" en México

Rafael Moya

13/11/2024

En los últimos años, México ha presenciado cambios en sus instituciones que han encendido alertas sobre el rumbo de su democracia. La reciente reelección de Rosario Piedra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la creciente influencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) parecen responder a una estrategia que va más allá de lo administrativo: buscan crear una estructura de poder que minimice los contrapesos y afiance el proyecto de la “Cuarta Transformación.” Este camino nos enfrenta a un escenario en el que, aunque con apariencia de democracia, la autonomía y la crítica se ven sofocadas.

Consolidación del Poder y Control Institucional

Morena, el partido en el poder, ha movido las fichas necesarias para mantener a Rosario Piedra en la CNDH, una institución que históricamente ha sido la voz de quienes no pueden defenderse de abusos. Bajo su dirección, las críticas han sido moderadas, y la comisión parece adoptar una postura que coincide más con los intereses del oficialismo que con la defensa de los derechos humanos. La CNDH, que debería ser un espacio de escucha para los ciudadanos, ahora es un organismo que muchos perciben como alineado al gobierno, evitando o diluyendo los cuestionamientos hacia el partido y, sobre todo, hacia el papel de la SEDENA en la vida pública.

La CNDH como Herramienta de Discurso y Control

La incorporación de funcionarios cercanos a Morena dentro de la CNDH transmite la impresión de que la comisión ya no solo busca defender derechos, sino también promover el discurso de la “Cuarta Transformación.” Esto afecta la percepción de su neutralidad, pues debería ser un faro de justicia y de defensa del ciudadano común. La alineación con Morena sugiere que, en lugar de ser una voz crítica y constructiva, la CNDH podría inclinarse a justificar la militarización y la expansión del poder del Ejército, decisiones que dividen a la sociedad.

Protección del Rol de SEDENA y la Normalización de la Militarización

SEDENA ha ido ganando terreno no solo en áreas de seguridad, sino en proyectos estratégicos que antes pertenecían exclusivamente a civiles. Desde la administración de aeropuertos hasta la construcción de infraestructura, su influencia se extiende más allá de su propósito inicial. En este contexto, una CNDH subordinada al poder oficialista permite que la militarización avance sin demasiados obstáculos. Las quejas y denuncias sobre abusos pueden perder fuerza, permitiendo que el Ejército mantenga un rol dominante sin rendir cuentas. Esta estructura debilita la noción de un México donde las instituciones civiles y militares funcionan en equilibrio y con respeto mutuo.

Instrumentalización de los Derechos Humanos en Pro de la “Cuarta Transformación”

Cuando Rosario Piedra y otros funcionarios de la CNDH hablan de apoyar la “Cuarta Transformación,” están enviando un mensaje claro: en nombre del cambio social, algunos derechos y principios pueden flexibilizarse. Bajo esta perspectiva, políticas como la militarización o la ampliación del control sobre instituciones civiles se justifican como “necesarias” para transformar al país. Así, la CNDH podría dar un aval a acciones que, en otras circunstancias, serían cuestionadas o incluso condenadas por organismos defensores de derechos humanos. Esto deja a los ciudadanos con menos espacios para exigir justicia y transparencia.

El Control del Discurso y la Influencia en la Opinión Pública

Morena puede valerse de la CNDH para influir en cómo el público percibe los derechos humanos. La comisión, que debería estar de lado del ciudadano, ahora puede usarse para validar la narrativa de que todo lo que se hace en nombre de la “Cuarta Transformación” es, en última instancia, por el bien de México. Esta postura no solo desincentiva a otras instituciones autónomas a resistirse a la influencia oficialista, sino que también instala un clima donde la crítica puede percibirse como un acto de oposición y no de democracia.

¿A Dónde Nos Lleva Esta Estrategia?

La consolidación de una CNDH alineada y una SEDENA con amplias atribuciones civiles plantea tres posibles escenarios para México:

  1. Escenario de Continuidad y Expansión: Si Rosario Piedra y otros aliados de Morena permanecen en sus cargos, las políticas de la CNDH podrían apoyar la narrativa de la “Cuarta Transformación,” minimizando las críticas en temas como derechos humanos y militarización. Esto permitiría a Morena consolidar su control sin fricciones internas o externas.
  2. Escenario de Control sobre los Organismos Autónomos: Si la estrategia de Morena con la CNDH resulta efectiva, el siguiente paso podría ser replicarla en otros organismos autónomos, debilitando así los contrapesos institucionales y dejando al Ejecutivo con poder prácticamente incuestionable.
  3. Escenario de Resistencia Social e Internacional: Aunque el control de la CNDH puede dar frutos a corto plazo, la sociedad civil y organismos internacionales podrían ejercer presión para detener esta estrategia. Las voces ciudadanas, junto con las organizaciones de derechos humanos en el extranjero, serían entonces las que recuerden al gobierno que México merece instituciones realmente autónomas y neutrales.

La Democracia y los Derechos Humanos en una Encrucijada

La dirección en la que se ha llevado a la CNDH y el fortalecimiento de la SEDENA nos ponen en un cruce importante para el futuro de la democracia en México. Un gobierno que avanza hacia una “democradura” reinterpreta los derechos humanos y los contrapesos como herramientas que pueden moldearse a conveniencia. Si la alianza entre la CNDH y SEDENA se mantiene bajo el control del oficialismo, el país corre el riesgo de ver erosionadas las libertades civiles y de ver consolidada una estructura de poder que limita la capacidad de los ciudadanos para exigir justicia y rendición de cuentas.

Para México, el desafío será encontrar el equilibrio entre el progreso y la preservación de sus principios democráticos. La sociedad civil y la comunidad internacional tienen ahora un papel crucial para recordar al gobierno que, en su propósito de transformación, la justicia y la autonomía de las instituciones no deben sacrificarse.

 

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