lunes, 2 de junio de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

 La simulación democrática en la elección judicial de 2025 en México

Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra

La elección judicial celebrada el 1 de junio de 2025 en México, presentada por el gobierno como un acto histórico de democratización del Poder Judicial, ha revelado una verdad mucho más oscura y alarmante. Más que una fiesta democrática, lo que Proceso y otros medios han destapado es un intrincado operativo político para capturar el sistema judicial con apariencia de participación ciudadana. Estamos ante un caso paradigmático de cómo se puede vaciar de contenido a la democracia y usarla como máscara.

A partir del análisis de dos fuentes fundamentales —el explosivo reportaje de Proceso, que desnuda la operación oculta detrás del proceso, y la cobertura técnica de El Financiero y Reforma, que aporta datos sobre resultados y participación—, este ensayo sostiene que la elección judicial de 2025 no fue una reforma de justicia, sino un montaje cuidadosamente ejecutado para fortalecer el control del poder sobre el aparato judicial.

I. Una red bien tejida: lo revelado por Proceso

Lo que Proceso ha documentado es, en pocas palabras, escalofriante. La organización "Construyendo Justicia", que fue presentada como una iniciativa apartidista para fomentar la participación ciudadana, resultó ser el brazo operativo de Morena y de estructuras estatales. Bajo una apariencia neutra, esta plataforma:

  • Reunió a operadores políticos y funcionarios de programas sociales.
  • Distribuyó "acordeones" con listas de candidatos afines a la 4T.
  • Cobró sumas de entre 100 mil y 400 mil pesos a aspirantes judiciales por servicios de promoción.
  • Presionó a beneficiarios de programas sociales y empleados gubernamentales para recabar votos.

Todo ello con una coordinación nacional que involucró a delegados de Bienestar, legisladores, funcionarios municipales y hasta estructuras partidistas. ¡Una maquinaria electoral paralela infiltrada en el Estado mismo!

II. Cifras que confirman la simulación

Lejos del entusiasmo oficialista, las cifras presentadas por El Financiero y Reforma dibujan un cuadro desolador:

  • Solo el 13% del padrón acudió a votar.
  • El 50% de los ciudadanos consideró las boletas confusas.
  • Uno de cada cuatro votantes necesitó ayuda para saber cómo votar.
  • Casi un 10% de los votos fueron anulados.

Y, aun así, el 54% votó por candidatos afines a la 4T. ¿Coincidencia? ¿Libre elección? ¿O resultado directo de los acordeones, los operativos de presión y las listas controladas desde los gobiernos estatales?

III. ¿Por qué tan pocos votaron? Causas profundas de la apatía

La abstención masiva —superior al 85%— no fue producto de la indiferencia ciudadana, sino de una serie de factores acumulados:

  • Desconocimiento total de los candidatos.
  • Proceso electoral confuso y sobrecargado (hasta seis boletas por persona).
  • Cero pedagogía cívica.
  • Un INE con presupuesto recortado.
  • Desconfianza en una reforma acelerada y sin consenso.

Todo esto generó escepticismo, sensación de farsa, y percepción de que la elección no era más que una imposición política encubierta.

IV. ¿Y ahora qué? Una justicia con pies de barro

La legitimidad de los nuevos jueces y magistrados está profundamente cuestionada. Aunque el gobierno celebra el proceso como un hito democrático, la legitimidad no se decreta: se construye con participación, transparencia y confianza social.

Hoy nos enfrentamos a un escenario donde:

  • La autoridad judicial nace débil, sin respaldo ciudadano real.
  • El aparato de justicia queda bajo sospecha de haber sido "colonizado" por intereses partidistas.
  • La falta de confianza puede derivar en un mayor recurso a instancias internacionales o en la erosión del Estado de derecho.

V. Colofón: entre el asombro y la urgencia

Lo que Proceso ha revelado debe sacudirnos. No estamos solo ante irregularidades. Estamos frente a un modelo sistemático de captura institucional. Una elección judicial que prometía justicia para todos terminó siendo justicia para unos cuantos, elegida en cuartos oscuros, financiada en lo opaco, y legitimada con estructuras clientelares.

¿Cómo confiar en un poder judicial que nace de listas pagadas, amenazas sociales y manipulación cívica?

La democracia no solo se basa en votar, sino en votar con sentido, con información y en libertad. Nada de eso ocurrió el 1 de junio de 2025.

Y mientras el gobierno aplaude una jornada "exitosa", la ciudadanía observa, una vez más, cómo se maquilla la voluntad popular con instrumentos del poder. Es hora de volver a mirar de frente la democracia… y preguntarnos si aún la estamos ejerciendo, o si ya solo la estamos representando en un teatro político perfectamente iluminado, pero vacío por dentro.

 

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