OTRA PERSPECTIVA
La
simulación democrática en la elección judicial de 2025 en México
Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra
La elección judicial celebrada
el 1 de junio de 2025 en México, presentada por el gobierno como un acto
histórico de democratización del Poder Judicial, ha revelado una verdad mucho
más oscura y alarmante. Más que una fiesta democrática, lo que Proceso y
otros medios han destapado es un intrincado operativo político para capturar el
sistema judicial con apariencia de participación ciudadana. Estamos ante un
caso paradigmático de cómo se puede vaciar de contenido a la democracia y
usarla como máscara.
A partir del análisis de dos
fuentes fundamentales —el explosivo reportaje de Proceso, que
desnuda la operación oculta detrás del proceso, y la cobertura técnica de El
Financiero y Reforma, que aporta datos sobre resultados y
participación—, este ensayo sostiene que la elección judicial de 2025 no fue
una reforma de justicia, sino un montaje cuidadosamente ejecutado para
fortalecer el control del poder sobre el aparato judicial.
I. Una red bien tejida: lo revelado por Proceso
Lo que Proceso ha
documentado es, en pocas palabras, escalofriante. La organización
"Construyendo Justicia", que fue presentada como una iniciativa
apartidista para fomentar la participación ciudadana, resultó ser el brazo
operativo de Morena y de estructuras estatales. Bajo una apariencia neutra,
esta plataforma:
- Reunió
a operadores políticos y funcionarios de programas sociales.
- Distribuyó
"acordeones" con listas de candidatos afines a la 4T.
- Cobró
sumas de entre 100 mil y 400 mil pesos a aspirantes judiciales por
servicios de promoción.
- Presionó
a beneficiarios de programas sociales y empleados gubernamentales para
recabar votos.
Todo ello con una coordinación
nacional que involucró a delegados de Bienestar, legisladores, funcionarios
municipales y hasta estructuras partidistas. ¡Una maquinaria electoral paralela
infiltrada en el Estado mismo!
II. Cifras que confirman la simulación
Lejos del entusiasmo
oficialista, las cifras presentadas por El Financiero y Reforma
dibujan un cuadro desolador:
- Solo
el 13% del padrón acudió a votar.
- El
50% de los ciudadanos consideró las boletas confusas.
- Uno
de cada cuatro votantes necesitó ayuda para saber cómo votar.
- Casi
un 10% de los votos fueron anulados.
Y, aun así, el 54% votó por
candidatos afines a la 4T. ¿Coincidencia? ¿Libre elección? ¿O resultado directo
de los acordeones, los operativos de presión y las listas controladas desde los
gobiernos estatales?
III. ¿Por qué tan pocos votaron? Causas
profundas de la apatía
La abstención masiva —superior
al 85%— no fue producto de la indiferencia ciudadana, sino de una serie de
factores acumulados:
- Desconocimiento
total de los candidatos.
- Proceso
electoral confuso y sobrecargado (hasta seis boletas por
persona).
- Cero
pedagogía cívica.
- Un
INE con presupuesto recortado.
- Desconfianza
en una reforma acelerada y sin consenso.
Todo esto generó escepticismo,
sensación de farsa, y percepción de que la elección no era más que una
imposición política encubierta.
IV. ¿Y ahora qué? Una justicia con pies de
barro
La legitimidad de los nuevos
jueces y magistrados está profundamente cuestionada. Aunque el gobierno celebra
el proceso como un hito democrático, la legitimidad no se decreta: se
construye con participación, transparencia y confianza social.
Hoy nos enfrentamos a un escenario donde:
- La
autoridad judicial nace débil, sin respaldo ciudadano real.
- El
aparato de justicia queda bajo sospecha de haber sido
"colonizado" por intereses partidistas.
- La
falta de confianza puede derivar en un mayor recurso a instancias
internacionales o en la erosión del Estado de derecho.
V. Colofón: entre el asombro y la urgencia
Lo que Proceso ha
revelado debe sacudirnos. No estamos solo ante irregularidades. Estamos frente
a un modelo sistemático de captura institucional. Una elección judicial que
prometía justicia para todos terminó siendo justicia para unos cuantos, elegida
en cuartos oscuros, financiada en lo opaco, y legitimada con estructuras
clientelares.
¿Cómo confiar en un poder judicial que nace de
listas pagadas, amenazas sociales y manipulación cívica?
La democracia no solo se basa
en votar, sino en votar con sentido, con información y en libertad. Nada de eso
ocurrió el 1 de junio de 2025.
Y mientras el gobierno aplaude
una jornada "exitosa", la ciudadanía observa, una vez más,
cómo se maquilla la voluntad popular con instrumentos del poder. Es hora de
volver a mirar de frente la democracia… y preguntarnos si aún la estamos
ejerciendo, o si ya solo la estamos representando en un teatro político
perfectamente iluminado, pero vacío por dentro.
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