lunes, 19 de mayo de 2025

 

OTRA PERSPECTIVA

SOBRE LA BARBARIE: DISTINGUIR, DENUNCIAR, DEFENDER

Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra

1. El precio del silencio

Mientras el mundo calcula daños, Gaza cuenta cadáveres. Lo que ocurre no es un "daño colateral" de la guerra, sino el rostro cruel de una estrategia prolongada de destrucción sistemática. El conflicto entre Israel y Hamás estalló con brutalidad el 7 de octubre de 2023, pero la respuesta israelí no ha sido defensa: ha sido castigo colectivo. Y la historia nos ha enseñado a dudar de quienes convierten el castigo en política.

2. Hamás no es Palestina. Netanyahu no es el pueblo judío

No hay justificación alguna para los ataques terroristas de Hamás. El asesinato de civiles y la toma de rehenes son crímenes de guerra que deben ser condenados. Pero también lo son los bombardeos masivos sobre hospitales, escuelas, refugios y viviendas en Gaza. Aquí no hay simetrías: hay una población entera bajo asedio.

Criticar al gobierno de Israel no es antisemitismo. Es un deber moral frente a la barbarie. Muchos judíos en el mundo se han manifestado contra la guerra. Ser judío no implica apoyar a Netanyahu, como ser palestino no implica apoyar a Hamás. Distinguir no es debilidad: es justicia.

3. Las cifras que no se deben normalizar

Más de 70,000 muertos en Gaza, según estimaciones independientes. Más de 15,780 niños. El 63% de los edificios destruidos. Tres hospitales fuera de servicio. Ataques a centros médicos, campamentos, almacenes de ayuda humanitaria. Una población desplazada varias veces dentro de un mismo territorio, sin salidas ni refugio.

No se está desmantelando una organización armada. Se está arrasando a un pueblo entero. Y eso, aunque duela decirlo, tiene un nombre: crimen de guerra. Crimen de lesa humanidad. Y según diversos expertos internacionales, indicios claros de genocidio.

4. El debate sobre genocidio y la línea que no se puede cruzar

Comparar esto con el Holocausto puede ser inapropiado o simplista, pero callar frente a la destrucción deliberada de una población también lo es. Organismos como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la ONU han documentado patrones sistemáticos de violencia que podrían configurar genocidio. La Corte Penal Internacional ya ha emitido órdenes de arresto por crímenes de guerra contra líderes de ambos bandos.

El Holocausto fue único por su escala y planificación, pero eso no significa que otros horrores no puedan ser nombrados. "Nunca más" no es una frase para repetir en aniversarios: es una advertencia que debemos aplicar, incluso cuando incomoda.

5. La comunidad internacional: entre la ceguera y la hipocresía

Estados Unidos sigue enviando armas. Europa se divide entre la condena tibia y el silencio cómplice. Algunos países, como Chile, Francia y Sudáfrica, han hablado con claridad. China ha exigido el respeto al derecho internacional. Otros, como Trump, han sugerido el desplazamiento forzado de palestinos. ¿Y los pueblos? Los pueblos marchan, protestan, se indignan.

La diferencia entre los gobiernos y las conciencias empieza por llamar a las cosas por su nombre. Y hoy, el nombre es este: catástrofe humanitaria, con responsabilidades claras.

6. Conclusión: defender la vida, distinguir con valentía

No es antisemitismo denunciar un gobierno que viola el derecho humanitario. No es radicalismo llamar crimen a lo que lo es. No es comparación simplista exigir que se detenga la destrucción de Gaza.

El silencio es cómplice. La tibieza es peligrosa. Y la dignidad no tiene nacionalidad.

Hoy, desde esta otra perspectiva, elegimos defender la vida, distinguir con verdad, y denunciar con firmeza.

Porque si el Espíritu sopla donde quiere... también sopla donde duele.

 

1 comentario:

  1. Muy objetivos tus comentarios uno puede querer al pueblo de Israel y también al de Gaza. Los gobiernos como los políticos viven en la mezquindad

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