OTRA PERSPECTIVA
SOBRE LA BARBARIE: DISTINGUIR, DENUNCIAR, DEFENDER
Opinion de Jose Rafael Moya Saavedra
1. El precio del silencio
Mientras el mundo calcula daños,
Gaza cuenta cadáveres. Lo que ocurre no es un "daño colateral"
de la guerra, sino el rostro cruel de una estrategia prolongada de destrucción
sistemática. El conflicto entre Israel y Hamás estalló con brutalidad el 7 de
octubre de 2023, pero la respuesta israelí no ha sido defensa: ha sido castigo
colectivo. Y la historia nos ha enseñado a dudar de quienes convierten el
castigo en política.
2. Hamás no es Palestina. Netanyahu no es el pueblo judío
No hay justificación alguna para
los ataques terroristas de Hamás. El asesinato de civiles y la toma de rehenes
son crímenes de guerra que deben ser condenados. Pero también lo son los
bombardeos masivos sobre hospitales, escuelas, refugios y viviendas en Gaza.
Aquí no hay simetrías: hay una población entera bajo asedio.
Criticar al gobierno de Israel no
es antisemitismo. Es un deber moral frente a la barbarie. Muchos judíos en el
mundo se han manifestado contra la guerra. Ser judío no implica apoyar a
Netanyahu, como ser palestino no implica apoyar a Hamás. Distinguir no es
debilidad: es justicia.
3. Las cifras que no se deben normalizar
Más de 70,000 muertos en Gaza,
según estimaciones independientes. Más de 15,780 niños. El 63% de los edificios
destruidos. Tres hospitales fuera de servicio. Ataques a centros médicos,
campamentos, almacenes de ayuda humanitaria. Una población desplazada varias
veces dentro de un mismo territorio, sin salidas ni refugio.
No se está desmantelando una
organización armada. Se está arrasando a un pueblo entero. Y eso, aunque duela
decirlo, tiene un nombre: crimen de guerra. Crimen de lesa humanidad. Y según
diversos expertos internacionales, indicios claros de genocidio.
4. El debate sobre genocidio y la línea que no se puede
cruzar
Comparar esto con el Holocausto
puede ser inapropiado o simplista, pero callar frente a la destrucción
deliberada de una población también lo es. Organismos como Human Rights Watch,
Amnistía Internacional y la ONU han documentado patrones sistemáticos de
violencia que podrían configurar genocidio. La Corte Penal Internacional ya ha
emitido órdenes de arresto por crímenes de guerra contra líderes de ambos
bandos.
El Holocausto fue único por su
escala y planificación, pero eso no significa que otros horrores no puedan ser
nombrados. "Nunca más" no es una frase para repetir en
aniversarios: es una advertencia que debemos aplicar, incluso cuando incomoda.
5. La comunidad internacional: entre la ceguera y la
hipocresía
Estados Unidos sigue enviando
armas. Europa se divide entre la condena tibia y el silencio cómplice. Algunos
países, como Chile, Francia y Sudáfrica, han hablado con claridad. China ha
exigido el respeto al derecho internacional. Otros, como Trump, han sugerido el
desplazamiento forzado de palestinos. ¿Y los pueblos? Los pueblos
marchan, protestan, se indignan.
La diferencia entre los gobiernos
y las conciencias empieza por llamar a las cosas por su nombre. Y hoy, el
nombre es este: catástrofe humanitaria, con responsabilidades claras.
6. Conclusión: defender la vida, distinguir con valentía
No es antisemitismo denunciar un
gobierno que viola el derecho humanitario. No es radicalismo llamar crimen a lo
que lo es. No es comparación simplista exigir que se detenga la destrucción de
Gaza.
El silencio es cómplice. La
tibieza es peligrosa. Y la dignidad no tiene nacionalidad.
Hoy, desde esta otra perspectiva, elegimos defender la vida,
distinguir con verdad, y denunciar con firmeza.
Porque si el Espíritu sopla donde quiere... también sopla
donde duele.
Muy objetivos tus comentarios uno puede querer al pueblo de Israel y también al de Gaza. Los gobiernos como los políticos viven en la mezquindad
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