lunes, 12 de mayo de 2025


 

OTRA PERSPECTIVA

 Cuando el rugido es silencio: lo que nos dice León XIV desde Roma

Opinion de jose Rafael Moya Saavedra

No llegó con estruendo. No extendió los brazos como emperador. Subió al balcón… y bajó la cabeza. Así empezó el pontificado de León XIV: con una reverencia silenciosa y un mensaje que no necesita gritos para hacerse oír.

Elegido en un tiempo de ruido global, polarización y algoritmos, el nuevo Papa no es una figura de ruptura. Pero tampoco es continuidad ciega. Es un puente. Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, formado en Perú, agustino de corazón latinoamericano, se convierte en el primer Papa estadounidense de la historia. Pero lo que más sorprende es que, siendo de Estados Unidos, no representa el poder, sino la periferia.

Eligio llamarse León no por fortaleza imperial, sino por evocar a León XIII, el Papa que alzó la voz por los obreros en la primera revolución industrial. Hoy, León XIV habla de la inteligencia artificial como la nueva frontera moral. No la teme, pero la enfrenta con criterio: dignidad humana, justicia y trabajo no pueden quedar al arbitrio de los códigos.

No es casualidad que su primera reunión con los cardenales no haya sido en el Palacio Apostólico, sino en el Aula Sinodal. Está diciendo, sin decirlo, que su papado se guiará por la escucha, la colegialidad, la sinodalidad.

Y mientras algunos esperan un Papa activista, él se muestra como pastor. No rehúse el estilo de Francisco, pero tampoco lo calca. Sabe que los nuevos tiempos no exigen un protagonista, sino un servidor que camine con su pueblo. En sus palabras iniciales hay eco de humildad, pero también de firmeza:

“Este yugo supera mis capacidades. Pero el Señor no me dejará solo”.

Esa frase dice más de lo que parece. Porque hoy, gobernar la Iglesia no es solo un reto espiritual: es también un campo de tensiones geopolíticas, culturales y tecnológicas. Trump y Vance lo felicitan, pero saben que este Papa no es su aliado ideológico. Él ha caminado con migrantes, ha defendido a los pobres, ha criticado guerras y ha llamado a cuidar la casa común.

Los que lo conocen no lo ven como un doctrinario, sino como un compañero de viaje. "Bob", como le siguen diciendo en Illinois o en los Andes peruanos, no llegó al papado como quien conquista una cima, sino como quien acepta una cruz. Y eso cambia todo.

En un mundo obsesionado con levantar muros, León XIV habla de puentes. En una era de filtros, se muestra sin artificios. En tiempos donde tantos gritan, su rugido es el silencio del que sirve.

Porque tal vez el Espíritu Santo no eligió al más carismático ni al más popular. Eligó al que supo caminar con el pueblo... antes de cargar la tiara.

En tiempos de ruido, el verdadero rugido es el del alma que sirve sin alarde. Y ese rugido, hoy, viene de Roma.

 

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